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DEBEMOS OLVIDAR
A
las 9:15 del
25
mayo 1979
43º aniversario
ETA, armados con metralletas y granadas de mano y
disfrazados con monos azules de trabajo, asesinaban
En el
madrileño barrio de Prosperidad, MADRID-ESPAÑA, al
teniente general
LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA
Jefe Superior de Personal del Ejército, a sus colaboradores los
coroneles
AGUSTÍN LASO CORRAL
JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ
conductor civil
LUIS GÓMEZ BORRERO
El atentado se produjo en la calle del Corazón
de María, esquina con Clara del Rey.
Los terroristas actuaron con total impunidad,
dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial
donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la
misma hora para llevar a los oficiales a su puesto de trabajo.
No obstante, en la zona vivía un gran número de
oficiales del Ejército, por lo que era frecuente la vigilancia de policías
militares.
El teniente general Luis Gómez Hortigüela y sus
ayudantes salieron poco después de las 09:00 de su domicilio, situado en la
colonia de pisos de militares en el número 3 de la calle de Luis de Salazar.
El coche oficial en el que viajaban, un Seat
1430 negro, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de
María, y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas son
de dirección única.
Al acercarse a este punto, a unos
No se sabe con certeza desde cuándo estaban en
el lugar los asesinos pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando
el coche oficial pasó junto a la acera.
Los 2 individuos iban vestidos con
monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de
los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas
de plástico usadas, por lo que se confundían con los trabajadores de las
construcciones que se realizaban en la zona.
Aprovechando la poca velocidad del vehículo, los
dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas y dispararon dos ráfagas
de metralleta, una por el costado del conductor y otra por la
parte de detrás.
Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados
por los disparos e, inmediatamente después, los terroristas arrojaron una granada
de mano que explotó dentro del coche, para asegurarse que
ninguno sobreviviese.
Los 3 militares resultaron muertos en el acto,
mientras el conductor quedó gravemente herido, con varios impactos de bala y
pérdida de masa encefálica.
Fue recogido por el portero de una casa próxima
y trasladado a la Residencia de La Paz. Falleció a los pocos minutos de
ingresar.
El vehículo había quedado completamente
destrozado con el techo reventado y todos los cristales rotos.
Los autores del atentado se dirigieron acto
seguido a pie hacia la esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al
Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat
124 blanco.
El coche había sido alquilado dos días antes en
Burgos por una persona que utilizó un carnet de identidad extraviado por su
propietario en Bilbao.
Los terroristas se dieron a la fuga por la calle
de López de Hoyos en dirección a un nudo de calles con salidas a la M-30, tanto
en dirección norte como sur, y a la calle de Arturo Soria y zona de Canillas.
Sólo cuatro personas que pasaban casualmente por
el lugar del atentado pudieron presenciar los hechos directamente, además de
los niños del Colegio Simancas que estuviesen ese día en la calle.
Los cuatro testigos fueron llevados a declarar a
la Brigada Regional de Información.
Pasadas las 11:00,
unas horas después del atentado, ETA militar reivindicaba su autoría, con una
llamada anónima al diario El País,
en la que leyó el siguiente mensaje: "Lo repetiré una sola vez.
ETA militar
reivindica el atentado de esta mañana".
El atentado fue cometido por 4 terroristas del
grupo Argala de ETA, formado por ciudadanos franceses y dirigido por Henri
Parot.
La orden de atentar contra el teniente general
Gómez Hortigüela la dio Domingo Iturbe Abasolo.
En
1991 fue condenado por la Audiencia Nacional
Henri
Parot, uno de los cuatro autores del atentado, a 30 años de reclusión por cada
una de las víctimas.
Pasadas
las 20:30 del
25
mayo 1988
34º aniversario
ETA asesinaba a tiros en Éibar al
Propietario del restaurante
SEBASTIÁN AIZPIRI LEYARISTI
Chalcha de esta localidad y de una carnicería en
Elgóibar-GUIPÚZCOA-PAÍS VASCO-ESPAÑA
En torno a las 20:00 horas de ese día había
cerrado la carnicería y se dirigió a Éibar.
Cuando se dirigía solo y a pie al restaurante,
uno de los más típicos de la localidad guipuzcoana, dos etarras se le acercaron
por la espalda y le dispararon dos tiros en la cabeza que le provocaron la
muerte en el acto.
Su cuerpo quedó tendido en medio de un gran
charco de sangre en unas estrechas escaleras que dan acceso a la calle Isasi,
donde se encuentra su restaurante.
Sobre las diez de la noche, el juez ordenó el
levantamiento del cadáver.
Sebastián era una
persona muy conocida en la localidad.
Había sido objeto
desde enero de ese año de una campaña basada en rumores anónimos que
le acusaban de ser traficante de drogas.
Los rumores le
acusaban también de haber obtenido su libertad, tras una detención, a cambio
del pago de varios millones de pesetas.
La campaña había
sido brutal y Aizpiri pidió entonces al juzgado de Éibar que realizara una
investigación pública sobre su persona, investigación que dio
resultado negativo, y publicó varios anuncios en el diario El Correo Español- El Pueblo Vasco desmintiendo las
acusaciones.
Los Ayuntamientos de
Éibar y Elgóibar aprobaron entonces sendas mociones de apoyo a Aizpiri,
a quien consideraban "objeto de una campaña de calumnias".
El restaurante
Chalcha que regentaba aparecía en la relación de empresas
sometidas al chantaje económico de ETA descubierta en la
cooperativa Sokoa.
Poco después del asesinato, su hermana Ana Aizpiri,
periodista de profesión, denunció el "chantaje
mafioso" al que fue sometido su hermano.
Siento que todos los
ciudadanos somos espiados por ETA. Herri Batasuna es la policía secreta de
ETA (...). ¿Por qué en vez de estar en los ayuntamientos
no montan un chiringuito en la plaza que diga: oficina de información de ETA?.
El de su hermana Ana
es uno de los testimonios que se recogen en el libro Olvidados (Adhara, 2006), de Iñaki Arteta y Alfonso
Galletero.
Este es un breve
resumen de sus palabras:
No me podía creer que
eso hubiera podido suceder, que a mi hermano le hubiesen dado dos tiros en la
nuca y lo hubiesen matado.
Es verdad que
él había
sido objeto de una campaña bien orquestada, y que estaba
surtiendo efecto.
Estaban difamándolo:
decían que era traficante de drogas.
Después de que lo mataran
yo misma pude ver algunos papelillos, apuntes manuscritos de algún informador
de ETA, llenos de mentiras sobre mi hermano (...).
Recuerdo la sensación
de frío y de absurdo que me duró varios meses.
Pero yo no era ajena
a la realidad y tenía muy claro que alguien, en la vecindad
de su establecimiento comercial, había observado todos sus movimientos
cada día, le había vigilado para transmitir a otros la
información, y otros le habían esperado para matarle (...).
Desde entonces me
resulta difícil regresar a mi pueblo (...).
Denuncié entonces
algo que era evidente para todos: la connivencia entre HB y ETA.
Y eso ha tenido una
carga importante sobre mí (...).
Años después hubo gente de
HB que difundió un rumor sobre mí del mismo carácter que
el rumor de mi hermano: que me habían detenido en el aeropuerto de Barajas en
posesión de cocaína, rumor netamente falso e injurioso, pues era evidente que
no había podido ser detenida ya que mi voz se oía, por mi trabajo de
periodista, en los informativos de la televisión vasca, todos los días a la
misma hora.
Mucha gente me ha
odiado por la acusación que vertí sobre HB y otra mucha me ha admirado, claro
(...).
Yo perdí a la
mayoría de mis amigos.
No sentí cercanía, ni
un sentimiento de empatía hacia mí (...). Creo que [Sebastián] nunca llegó a
pensar que pudieran matarlo.
A mí no me lo dijo
nunca pero personas mejor informadas y más autorizadas concluyeron, por las
circunstancias de su asesinato, que los de la ETA le habían estado pidiendo
dinero y que él se había negado (...).
Es muy desagradable
vivir en Euskadi para una persona a la que le han asesinado un familiar o
un amigo (...).
Está claro que las
víctimas vamos a seguir llevando para el resto de nuestras vidas un hueco, un
archivo en nuestra memoria muy duro de abrir.
Creo que si los
partidos políticos, que tienen muchas víctimas en sus filas, no abogan con
mucha entereza y determinación y con mucho cuidado con las palabras, por velar
por la memoria de las víctimas que ha habido en el País Vasco y en otras
comunidades de España, el futuro de las víctimas es el olvido.
También relató en el mismo libro que tras el
atentado nadie del sector de la hostelería, "ningún
cocinero reputado" dio muestras de solidaridad con
ellos.
"Hay que tener en cuenta que la adscripción
ideológica al nacionalismo radical tiene en el sector de la hostelería una
buena cuota", añadió.
En 1991 la Audiencia Nacional condenó a los
etarras miembros del grupo Éibar
Jesús María Ciganda Sarratea
Juan Carlos Balerdi Iturralde, alias Eneko, a sendas penas de 30 años de reclusión mayor como
autores de un delito de asesinato con premeditación.
La sentencia
especificó que fue Ciganda quien disparó a Aizpiri.
También fue condenado
por este asesinato
Cándido Zubikarai Badiola quien, junto a su
mujer
Make Goñi, colaboró con el grupo Éibar en su
actividad asesina de los años ochenta.
En el piso de su
propiedad fueron detenidos los terroristas del grupo en una operación de la
Guardia Civil en abril de 1989.
En ese piso estaba
también su hijo Eñaut de 5 años, que, con el tiempo, se haría jugador de fútbol
profesional, siendo portero suplente de la Real Sociedad.
Eñaut ha participado en marchas proetarras que piden el acercamiento de los asesinos de la banda a cárceles del País Vasco.
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