Categoría: NO DEBEMOS OLVIDAR
13
julio 1980
42º aniversario
ETA asesinaba en Orio-Guipúzcoa-país vasco-españa, a los
guardias civiles
ANTONIO GÓMEZ RAMOS
AURELIO NAVÍO NAVÍO
Las víctimas formaban parte de un convoy de la
Guardia Civil de tres vehículos, con ocho agentes a bordo, que en torno a las
14:00 horas descendían hacia el acuartelamiento desde el polvorín de Explosivos
Río Tinto en Aya (Guipúzcoa), después de que otro grupo de guardias civiles les
hubiesen relevado en el servicio de vigilancia en el que habían estado las
veinticuatro horas anteriores.
Al llegar a las afueras de Orio, la patrulla fue
sorprendida por varios miembros de la banda terrorista que, desde dos
posiciones, abrieron fuego cruzado contra los
vehículos.
Antes de abrir fuego, los terroristas lanzaron tres
granadas de fabricación casera, una de las cuales alcanzó
al primero de los vehículos, que quedó detenido en la cuneta y provocó que todo
el convoy se parase.
Esta primera granada hirió de muerte de Antonio
Gómez Ramos que, tambaleándose y herido, se desplomó en la carretera.
Antes, disparó hasta morir hacia uno de los
puntos de donde venían los disparos. Mientras, sus compañeros, Jesús Díaz
Blanco y Aurelio Navío Navío, trataron de protegerse detrás del vehículo y de
responder a los disparos de los terroristas.
El segundo vehículo fue también alcanzado por
una granada, quedando parado unos veinte metros por delante del primero, a la
izquierda de la calzada, y sus ocupantes se apearon para repeler el ataque, que
llegaba desde los dos lados de la carretera.
El tercer vehículo recibió fuego unos cincuenta
metros antes del lugar donde atacaron al primer vehículo.
Los guardias civiles
que les acababan de dar el relevo en el polvorín de Explosivos Río Tinto
bajaron a apoyar a sus compañeros.
Uno de ellos alcanzó
con fuego de pistola al etarra Carlos Lucio Fernández, que cruzaba en ese
momento la carretera armado con un Cetme.
Después hirió a
Ignacio Gabirondo Agote con un subfusil.
Ambos terroristas fallecieron y los demás emprendieron la huida en un
Seat 131 tipo ranchera.
Entre ellos estaba
Miguel Ángel Apalategui Ayerbe, alias Apala.
En el ataque resultaron gravemente heridos
los guardias civiles
Francisco Villoria
Villoria
Ramiro Cerviño Pereiro
Jesús Díaz Blanco
Que fueron trasladados al Hospital de la Cruz Roja
en San Sebastián.
Ramiro Cerviño
narraba a El
Correo (12/02/2007) que las secuelas del
atentado las ha seguido arrastrando casi tres décadas
después: "Tengo tres operaciones en la boca y durante veintipico años me
fueron extrayendo metralla en La Coruña y en Madrid.
Recientemente me
encontraron metralla próxima al corazón y unas esquirlas en el pulmón
derecho".
Los cuerpos sin vida de Antonio Gómez y Aurelio
Navío y de los dos etarras -que llevaban chalecos antibalas- fueron trasladados
a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, de la capital
donostiarra.
Tras certificarse la muerte, los cadáveres de
los etarras fueron trasladados al cementerio de Polloe, mientras que los de los
guardias civiles fueron llevados al Hospital Militar, donde se instaló la
capilla ardiente.
Horas después del atentado llegaban a San
Sebastián el general Sáenz de Santamaría y el director general de la Guardia
Civil, general Aramburu Topete, que asistieron en compañía de otras autoridades
civiles y militares a los funerales que se celebraron al día siguiente.
Durante toda la jornada del domingo, la Guardia
Civil rastreó amplias zonas de Guipúzcoa en una operación en la que utilizaron
varios helicópteros y perros policía. En el lugar del atentado se encontraron
un fusil Cetme, una escopeta Remington y tres granadas de mano de potencia
limitada fabricadas con métodos rudimentarios.
Los terroristas utilizaron para cometer el
atentado un Seat 131 que habían robado a punta de pistola a las diez de la
mañana en la localidad de Lasarte-Oria a Claudio Rivero, al que amenazaron de
muerte si denunciaba el hecho antes de las cuatro de la tarde.
Más tarde, el propietario del vehículo fue
detenido por la Policía, acusado de no haber prestado la colaboración necesaria
que podría haber puesto en alerta a las Fuerzas de Seguridad.
El objetivo de esta
emboscada era repetir la masacre de
Ispáster del 1 de febrero de ese mismo año, en la que fallecieron
seis guardias civiles.
La heroica y eficaz
reacción de los guardias civiles hizo que la operación no tuviera el resultado
que los etarras perseguían, y que dos terroristas resultasen muertos.
Uno de ellos,
Gabirondo Agote, era uno de los más sádicos y despiadados criminales con los
que contaba la banda asesina ETA, con un larguísimo historial de asesinatos a
sus espaldas.
En
marzo de 1989 la Audiencia Nacional condenó por dos delitos consumados y nueve
frustrados de asesinato a dos penas de 9 años de prisión mayor y nueve penas de
3 años de prisión menor a
Juan
María Tapia Irujo
Jerónimo
Azcue Arrizabalaga
Isidro
Etxabe Urrestrilla como encubridores del atentado de Orio.
A
las 08:45 del
13 de julio de 1983
38º
ANIVERSARIO
ETA asesinaba a tiros en las inmediaciones de la estación del ferrocarril de la localidad de Sopelana-vizcaya-país vasco-españa, al
POLICÍA NACIONAL
MANUEL FRANCISCO GARCÍA SAN MIGUEL
Cuando regresaba a su domicilio tras acabar su
servicio como conductor de un coche celular del 091 en Guecho.
Manuel se vistió de paisano antes de salir de la
comisaría de Guecho, y se dirigió a la estación para coger el tren con destino
a Sopelana, donde vivía con su familia desde dos meses antes.
Era un trayecto de apenas cinco kilómetros.
Al llegar a Sopelana, el policía se apeó del
tren y, cuando se disponía a dirigirse hacia su domicilio, en la calle Zubike,
dos individuos se le acercaron por la espalda y le dispararon dos tiros en la
cabeza, provocándole la muerte casi en el acto.
Cuando estaba ya en el suelo, los terroristas lo
remataron con un tercer disparo.
En el lugar del atentado se recogieron
posteriormente tres casquillos marca SF, calibre
Manuel recibió los disparos en el cuello y el
pecho y quedó tendido en el suelo, en mitad de un gran charco de sangre.
En el 25º
Aniversario del asesinato de Miguel Angel Blanco
25 años después nos llega un Presidente de
Gobierno de España
Que esta haciendo todo lo contrario al espíritu
de ERMUA
Nosotros los españoles de bien que debemos hacer
para que este iluminado de Presidente de Gobierno de España, se vaya con su
familia y le regalamos el FALCON, para
que se pierda y se ilumine
A
las 12:00 del
10-13
julio 1997
25º aniversario
ETA secuestraba en la estación guipuzcoana de
Éibar-guipúzcoa-país vasco-españa,
al
concejal del Partido
Popular, de Ermua
MIGUEL ÁNGEL BLANCO GARRIDO
Imponía un plazo de 48 horas al Gobierno para que
trasladara al País Vasco a los presos de ETA o, de lo contrario, lo
ejecutarían.
El calvario y la agonía del concejal
desencadenaron impresionantes muestras de solidaridad con él y con su familia y
provocaron una auténtica catarsis social.
El calvario se inició cuando el joven concejal
volvía al trabajo después de comer en casa de sus padres.
A las 15:20 horas tomó el tren en dirección a
Éibar, donde estaba la empresa EMAN CONSULTING en la que prestaba sus servicios
como licenciado en Ciencias Empresariales.
Nada más salir de la estación fue abordado por la
terrorista Irantzu Gallastegi Sodupe, que le condujo hasta un vehículo de color
oscuro estacionado en las proximidades, donde se encontraban otros 2
terroristas:
Francisco
Javier García Gaztelu
José Luis
Geresta Mujika.
Pero todo fue inútil.
50 minutos después de agotarse el plazo del
ultimátum planteado al Gobierno por la banda de alimañas
El sábado
12 de julio a las 16:50 horas, ETA cumplía puntualmente su palabra,
consumándose la tragedia.
En un descampado situado entre el Hotel Chartel y
el barrio de Cocheras del municipio de Lasarte (Guipúzcoa) Francisco Javier
García Gaztelu efectuó 2 disparos con una Beretta del calibre 22 en la cabeza
del concejal del PP, forzado a ponerse de rodillas, con las manos atadas en la
espalda y sujeto por José Luis Geresta Mujika, de forma que Miguel Ángel no
pudiera moverse y el asesino pudiese llevar a cabo tranquilamente
la hazaña de acabar con la vida de un chico normal, un joven desarmado e
indefenso.
Un acto cobarde que contrasta con la valentía de
la que dio muestras Miguel Ángel en su corta trayectoria política.
Carlos Totorica, alcalde de Ermua, dijo de él
que "nunca se callaba" y "que había presenciado réplicas de
Miguel Ángel a concejales de HB como nunca antes había visto a nadie".
Uno de ellos, precisamente del Ayuntamiento de
Éibar, fue quien facilitó la información necesaria para que lo mataran.
Se trata del concejal Ibon
Muñoa Arizmendarreta.
El edil popular fue encontrado poco después por
dos personas que paseaban con sus perros, maniatado, gravemente herido y con un
hilo de vida.
Los dos vecinos, que reconocieron de inmediato a
Miguel Ángel, avisaron inmediatamente a los servicios asistenciales, que
acudieron al lugar en escasos minutos.
Una ambulancia de la DYA ofreció los primeros
auxilios a Miguel Ángel en el lugar en el que fue encontrado, para trasladarlo
inmediatamente a una UVI móvil del Servicio Vasco de Salud, y de ahí al
Hospital Nuestra Señora de Aránzazu de la capital guipuzcoana.
Tras un primer examen del herido, los médicos
del hospital le practicaron un escáner para conocer el lugar exacto en el que
se alojaban las balas, ya que ambas heridas presentaban orificio de entrada,
pero no de salida.
La situación de los proyectiles dentro de la
cabeza del concejal desaconsejó a los facultativos la intervención quirúrgica.
A última hora del día los médicos se mostraron
sumamente pesimistas sobre el futuro de Blanco Garrido, que se encontraba en
estado de "coma neurológico profundo".
A las 18:00 horas, madre,
hermana, novia y la portavoz de
la familia Blanco abandonaron su domicilio familiar en Ermua para dirigirse al
hospital, una vez que contaron con la confirmación del Ministerio del Interior
de que la persona que había sido encontrada malherida en Lasarte era Miguel
Ángel.
Su llegada al centro hospitalario fue recibida
por un grupo de personas que aguardaban tras el cordón policial con una fuerte
ovación de apoyo.
Mientras la atención se centraba en el hospital,
las fuerzas de seguridad rastreaban las inmediaciones del barrio de Oztaran de
Lasarte en busca de alguna pista que pudiera conducir hasta los autores del
atentado.
Tras el hallazgo del cuerpo, un comunicante que
dijo hablar en nombre de ETA avisó de la colocación de un coche-bomba en las
inmediaciones de Lasarte-Oria.
Los 3 cuerpos de seguridad -Ertzaintza, Guardia
Civil, Policía Nacional- acordonaron y rastrearon los alrededores en busca de
un Seat Toledo azul, en el que, según algunos testigos, podrían haber huido los
terroristas.
Sin embargo, la búsqueda resultó infructuosa,
por lo que fuentes del Departamento vasco de Interior consideraron que el falso
aviso pretendía aportar pistas erróneas a la investigación, posiblemente porque
Miguel Ángel Blanco fue hallado antes de lo que los terroristas preveían.
Antes de la medianoche del 12 de julio se daba
el parte médico de que Miguel Ángel acababa de morir.
Si las cuarenta y ocho horas que duró el
secuestro provocaron una reacción ciudadana nunca vista, el desgraciado
desenlace motivó una movilización de repulsa aún más
espectacular tanto en ámbitos políticos como entre los ciudadanos.
Pocas horas después de conocerse la noticia, los
partidos democráticos acordaron reunir la Mesa de Ajuria Enea para el día
siguiente, mientras en Ermua, miles de personas respondieron con gritos de
"Asesinos, asesinos", "Hijos de puta, hijos de puta" o
"A por ellos".
Al día siguiente, domingo 13 de julio, varios
concejales de Ermua llevaban del coche fúnebre al Ayuntamiento los restos
mortales de Miguel Ángel, en cuyo salón de plenos se instaló la capilla
ardiente por la que desfilaron miles de vecinos de la localidad, que al día
siguiente, lunes 14 de julio acudieron a su entierro, también en Ermua.
El asesinato de Miguel Ángel no sólo conmocionó
a los españoles, sino a ciudadanos e instituciones de todo el mundo.
Innumerables testimonios de repulsa llegaron
desde fuera de España.
El Papa Juan Pablo II denunció el bárbaro
asesinato del concejal popular durante la oración del Ángelus.
Por su parte el Gobierno francés, a través del
primer ministro Lionel Jospin, y del presidente de la República, condenó
igualmente el asesinato.
El jefe del Estado, Jacques Chirac declaró que
"todo mi país está con España".
Jospin, a su vez, en un comunicado al Ejecutivo
español señaló que "Francia comparte la emoción e indignación provocadas
por este crimen odioso".
Asimismo el Ministerio de Asuntos Exteriores
hizo palpable su repulsa por el asesinato, al que calificó de "acto
cobarde e inhumano que sólo puede suscitar horror y condena".
Sin duda el asesinato de Miguel Ángel
supuso un
punto de inflexión de la ciudadanía, especialmente del
País Vasco, ante los crímenes de ETA, y tras él surgieron numerosos colectivos
y fundaciones de víctimas del terrorismo que mostraban abiertamente su hartazgo
hacia la violencia.
De las movilizaciones durante el secuestro y de
las posteriores al asesinato surgió el denominado "espíritu de
Ermua" de contestación social al terrorismo y a sus simpatizantes que,
en este caso, habían sido parte activa en el secuestro.
Sin embargo, y por
desgracia, secuestrar y asesinar sí tuvo éxito, porque
los efectos a largo plazo fueron justamente los contrarios, como describía
fríamente Txapote: "Este
tipo de ekintzas (atentados)
hay que valorarlas a un año vista", comentó el etarra durante la charla
que, meses después del asesinato, mantuvo con el colaborador de ETA y exconcejal de Batasuna
de Ermua, Ibon Muñoa, que les había alojado en su casa mientras preparaban el
secuestro y les había facilitado placas de matrícula falsificadas, además de
prestarles su propio vehículo.
En marzo de 1999 el
cadáver del etarra José Luis Geresta Mujika, alias Oker y Ttotto,
que fue quien sujetó a Miguel Ángel mientras García Gaztelu le metía dos tiros
en la cabeza, fue encontrado con un orificio de bala en la sien derecha en un
descampado de Rentería, solo once días después de la caída de otros dos
miembros del grupo Donosti.
Si inicialmente las
hipótesis policiales y judiciales mantuvieron que Geresta se había suicidado,
informes forenses posteriores no aclararon definitivamente esta circunstancia,
lo que alimentó las sospechas en el entorno proetarra de que existía una
"mano negra" detrás de la muerte de este etarra.
Un informe elaborado
por el Instituto de Toxicología apuntó la posibilidad de que alguien manipulara
el cuerpo del etarra inmediatamente después de su muerte, ya que le arrancaron
dos muelas y le dañaron una tercera.
Asimismo, avaló
también la tesis de que estas extracciones se pudieron producir con la
intención de crear confusión sobre el suicidio.
Por este motivo, según
el informe, las extracciones fueron realizadas instantes después de su muerte,
para dar apariencia de que el cuerpo había sido torturado.
Las extracciones
fueron hechas de manera limpia y de forma simultánea.
Además, a los
investigadores que elaboraron este informe pericial les sorprendió el hecho de
que se arrancaran dos de las muelas situadas en la parte posterior de la boca,
en la zona de más difícil acceso.
José Antonio Saenz de
Santamaría, exmilitar y asesor contra el terrorismo del Ministerio del Interior
socialista entre 1986 y 1996, encuadró la muerte de Geresta como un episodio
más de la guerra sucia contra ETA en una entrevista publicada por el
diario La Razón el 19
de noviembre del 2001.
En
2003 la Audiencia Nacional condenó a
Ibon
Muñoa Arizmendarreta, concejal de Herri Batasuna en Éibar, a la
pena de 14 años de prisión como cómplice de un delito de secuestro terrorista.
En julio de 2006 los
terroristas
Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote,
Irantzu Gallastegi Sodupe, alias Amaia, fueron condenados a 50 años de cárcel por el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario