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DEBEMOS OLVIDAR
Horas después del
asesinato de los policías nacionales
Emilio López de la Peña
Miguel Ángel Saro Pérez
En torno a las 23:45 del 28 de julio
de 1979, ETA ametrallaban desde un Peugeot 404 la casa cuartel
de la Guardia Civil en el barrio donostiarra de Herrera, alcanzando a 3
agentes.
Dos de ellos
Brigada
MOISÉS CORDERO LÓPEZ
Agente
ANTONIO PASTOR MARTÍN
Fallecieron horas después
29 julio 1979
43º aniversario
En la residencia Nuestra Señora de Aránzazu de
San Sebastián.
HERIDO
José Álvarez Hillos
La ofensiva iniciada por ETA militar el día
anterior en Bilbao y San Sebastián, con el asesinato de 2 policías y 2 guardias
civiles, la continuó el 29 de julio de 1979 en
Madrid la rama político-militar de la banda asesina con una cadena de
atentados indiscriminados en el
Aeropuerto de Barajas
Estación de tren Atocha
Estación de tren
Chamartín
Que dejarían 7 víctimas mortales y más de 100
heridos.
En sólo 14 minutos ETA sembró el
caos, el pánico y el terror en Madrid-ESPAÑA
Resultaba ciertamente paradójico que una de las
ramas de ETA asesinaba para oponerse al Estatuto de Guernica, mientras la otra
ponía en marcha su campaña de "Con el Estatuto, los presos a la
calle" con 3 bombas consecutivas en Madrid.
1º bomba explotaba
A las 13.01 horas
En la
consigna de equipajes de llegadas nacionales del aeropuerto de Barajas de Madrid-ESPAÑA, causando la muerte en
el acto del
SUBMARINISMO
JOSÉ MANUEL AMAYA PÉREZ
Delegado del equipo de submarinismo de Tenerife que se
disponía a coger un avión de vuelta a la isla tras participar en un campeonato
en Oviedo.
Se trataba de una maleta-bomba, cargada con 6
kilos de amonita, situada cerca de la pared interior de la consigna contigua a
los servicios.
HERIDOS
Varios miembros del equipo de submarinismo
resultaron alcanzados por la onda expansiva y heridos de gravedad:
Francisco Rodríguez
Luis Ulé
Juan Antonio Galindo.
Otras 4 personas también resultaron gravemente
heridas.
Pocos minutos más tarde,
A
las 13:11 horas
Explotaba la 2º bomba, esta vez colocada
en las taquillas automáticas de la estación de Chamartín-MADRID-ESPAÑA,
causando la muerte en el acto de la
estudiante
danesa
DOROTHY FERTIG
Que fue decapitada por la onda expansiva.
La maleta llena de
explosivos, igual que la de Barajas con unos seis kilos de amonita, estaba en
una de las taquillas automáticas del armario central de la consigna, junto a la
sala de espera llena de viajeros y muy cerca de las cafeterías de la planta
baja.
La explosión
provocó medio
centenar de heridos, entre ellos una joven alemana compañera de
Dorothy Fertig.
Casi todos los
heridos fueron trasladados al Hospital de La Paz.
Uno de ellos, el joven
atleta José Manuel Juan Boix,
falleció casi 3 semanas después, el 18 de agosto de 1979.
Hubo, además,
cuantiosos daños materiales, y el servicio ferroviario tuvo que ser
interrumpido durante horas.
Cuatro minutos después, a las 13.15
horas
3º
bomba
explotaba en la oficina de facturación de coches-cama en la estación de Atocha-MADRID-ESPAÑA,
detrás de la caseta de información a los viajeros y, como las otras dos, en una
cabina de consigna de equipajes.
La explosión provocó
la muerte en el acto del
guardia
civil
JUAN LUNA AZOL
Del
ama de casa
GUADALUPE REDONDO VIAN
Joven
JESÚS EMILIO PÉREZ PALMA
Que falleció pocas horas después en la residencia
sanitaria Primero de Octubre.
El marido de
Guadalupe, Dionisio Rey Amez,
falleció cuatro días después, el 2 de agosto.
HERIDOS
También resultó
herida grave la hija de ambos, Carmen Rey Redondo.
Esta tercera
explosión provocó más de cuarenta heridos, alguno en estado
grave o muy grave, que fueron trasladados al Hospital Primero de Octubre.
A partir de ese momento el caos y la confusión de
los instantes iniciales dieron paso a la movilización de efectivos sanitarios y
de ciudadanos particulares que acudían masivamente a la llamada de las emisoras
de radio pidiendo sangre.
La respuesta ejemplar de los madrileños hizo
que se cubriesen enseguida las necesidades y que las emisoras de radio tuviesen
que pedir que no acudiese nadie más a los hospitales.
Barajas, Chamartín y Atocha temblaron con
unos seis
kilos de explosivos de alta velocidad que, en los tres
casos, se había colocado en maletas con temporizadores.
Los tres atentados dejaron un saldo de
siete muertos (dos de ellos en días posteriores) y ciento trece
heridos, algunos muy graves, que se repartieron entre La Paz,
Primero de Octubre, el Francisco Franco y la casa de socorro de
Retiro-Mediodía.
Veinte heridos menos graves fueron atendidos en
el botiquín de las instalaciones de Renfe.
Entre los heridos más graves trasladados
a
HOSPITAL
LA PAZ
Agustina
Rubia Carballo
Ángel
Galindo Gutiérrez
Francisco
la Rubia Baena
Eladio
Vallina Mayo
Manuel
Gallardo Mera
Francisco
Rodríguez Padón
Luis
Hanle
José
Francisco Espejo Roig
Javier
Rodríguez Villarino
Eusebio
García Martín
Ildefonso
Gallardo Serrano.
Hospital Francisco
Franco
Magdalena Olmedia Márquez
Francisca Pico Gómez
Nicolás Peñaranda Romero
Juan Díaz Martínez
Gerardo Cuesta Recio
Consuelo Alina de Juanes
Francisco Alcaide Carmona
Los británicos
Benjamín Patrick Gaunt
Thomas Murty
Los canadienses
Georget Alace Dagon
Angeles Lapace.
En el Primero de Octubre
Isabel García Sánchez (mutilada)
Gonzalo Joaquín Viana
José María (Chema) Arconada Blanca
María Rosales Mazachin.
29
julio 1985
37º
ANIVERSARIO
ETA ametrallaban al,
vicealmirante de la
Armada y director general de Política de Defensa
FAUSTO ESCRIGAS ESTRADA
A su
chófer, Francisco
Marañón García, que quedó gravemente herido.
El atentado se produjo a unos cien metros del
domicilio del vicealmirante, que se dirigía en ese momento al Ministerio de
Defensa, para incorporarse a su despacho tras pasar varios días de descanso en
Puentedeume (La Coruña).
Iñaki de Juana Chaos, Belén
González Peñalva y Juan Manuel Soares Gamboa cruzaron su vehículo en la
confluencia de las calles Comandante Zorita y Dulcinea, cortando de esta forma
el paso del vehículo en el que iban el militar y su chófer.
En ese momento, Soares Gamboa ametralló el
vehículo oficial con varias ráfagas, matando en el acto al vicealmirante
Escrigas, que recibió doce impactos de bala, e hiriendo a Francisco Marañón,
que fue alcanzado en la cabeza y las piernas.
El terrorista efectuó, al menos, dos ráfagas de
metralleta por la parte derecha del automóvil oficial, y posteriormente realizó
otra por la parte izquierda.
Las dos ventanillas laterales derechas y la
lateral delantera izquierda quedaron destrozadas.
A continuación, se montó en el vehículo donde
esperaban De Juana y González Peñalva, dándose a la fuga.
El automóvil utilizado por los terroristas fue
abandonado, con cinco kilogramos de explosivo en su interior, en la calle de
Anastasio Herrero, poco transitada, estrecha y situada aproximadamente a un
kilómetro del lugar del atentado.
El coche fue dejado en doble fila e impedía el
paso de otros coches, por lo que algunos automovilistas, ayudados por empleados
de un taller próximo, lo estuvieron moviendo y empujándolo incluso con otro
coche para retirarlo y facilitar el tránsito.
El coche fue localizado desde un helicóptero
policial poco antes de las nueve de la mañana. En su interior, la Policía
observó que había una bolsa de deportes junto a los pedales del conductor y
otra en el maletero.
Toda la zona contigua fue acordonada por la
Policía y desalojadas las casas cercanas. Varios artificieros inspeccionaron el
vehículo y lograron desactivar un sistema de relojería que hubiera provocado la
explosión del artefacto hacia las 13:05 horas.
"Cuando muera,
en la lápida deberían poner: ‘Ahí tenéis un trozo de carne con ojos’,
porque eso es lo que soy yo, un trozo de carne con ojos", dijo Francisco
Marañón, uno de los protagonistas del documental Trece entre mil, de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero (2005)
y uno de los testimonios recogido en Olvidados,
de los mismos autores (Adhara, 2006):
"Y lo que digo yo, a los caballos de carreras cuando no sirven, cuando se han roto una pata, pum, un tiro y a dejar de sufrir. Así tendrían que hacer conmigo y adiós a los dolores (...) Era un 29 de julio de 1985, de eso me acuerdo perfectamente. Yo, como siempre, iba hablando con el almirante. Teníamos la costumbre de ir con la ventanilla bajada, pero él siempre sacaba el brazo y yo no hacía más que decirle: ‘Almirante, meta el brazo para dentro que un día viene un coche y se lo corta’. ‘Anda, anda, cállate y no digas burradas’, recuerdo que me dijo.
Y llegamos al semáforo. Luego ya no recuerdo nada más que un ‘ta ta ta ta’, ‘ta ta ta ta’, durante años estuve escuchando el sonido de aquella metralleta (...) Aquel día, creo que fue aquel día o uno de aquellos días, le dije al ayudante del almirante: ‘Le voy a pedir permiso al almirante para irme de vacaciones’. ‘Espérate’, me dijo, ‘le vas a llevar a Pontedeume, lo dejas, te vienes para acá y te vas con permiso. Ya te avisaré yo’. Lo tenía todo para irme de permiso. Nos íbamos a ir en una roulotte que había comprado aquel año. No la llegué a estrenar.
De lo que aún me acuerdo con nitidez es de que mi mujer me había dicho: ‘A ver si esta noche vienes antes porque el nieto hace seis años’.
Mi mujer era muy golosa y había comprado una tarta enorme. Le dije: ‘No te apures que vendré a tiempo de celebrar el cumpleaños’. ¡Qué seis años tuvo mi pobre nieto! (...) Yo ya no me enteré de nada hasta tres o cuatro meses después. No sé ni cuanto tiempo estuve en la UVI.
El médico dijo que me quedaría ciego o tonto, pero se equivocó, aunque me tuvieron que enseñar de nuevo a hablar (...) Cuando desperté y me enteré en la situación en la que me encontraba lo único que deseaba era morirme. Y el caso es que intenté tirarme por la ventana, pero como no podía andar tuve que utilizar una silla de estas y antes de alcanzar la ventana me caí. Me tuvieron que atar. Mi pobre mujer era la que peleaba conmigo. Yo lloré mucho aquellos días y mi mujer lloraba conmigo. Nada me quita de la cabeza que la enfermedad que cogió ella en el pecho fue por los disgustos que tenía.
Al final la operaron (...) Murió el 11 de diciembre de 1987. El cáncer de mama se la llevó (...) Ahora, por la mañana viene Betty y estoy acompañado por ella. Luego me acuesta y me quedo ahí.
Los domingos no me levanto de la
cama porque nadie me acuesta, no hay nadie para
acostarme. Y sólo puedo esperar".
En
1995 la Audiencia Nacional condenó a 48 años de reclusión mayor a
Inés del
Río Prada por su colaboración en el atentado que acabó con la vida del
vicealmirante Escrigas Estrada e hirió gravemente a Francisco Marañón.
Por la misma sentencia fueron condenados
Iñaki de
Juana Chaos
Esteban
Esteban Nieto a 55 años cada uno. En 1996 fue condenado
Juan
Manuel Soares Gamboa a 27 años y en 2006
Belén
González Peñalva, extraditada por Francia en 2005, fue condenada a un total de
53 años.
29
julio 1985
37º ANIVERSARIO
ETA asesinaba en Vitoria-PAÍS VASCO-ESPAÑA, de
un tiro en la nuca al,
subcomisario del Cuerpo
Superior de Policía
AGUSTÍN RUIZ FERNÁNDEZ DE RETANA
Cuando se dirigía en compañía de unos amigos a un bar del centro de Vitoria.
Varios individuos le abordaron por detrás y uno de ellos le disparó un único tiro en el cuello.
La víctima cayó mortalmente herida, en medio de un gran charco de
sangre, mientras los agresores emprendían la huida a pie.
El cuerpo de Agustín fue recogido por miembros
de la propia Policía Nacional, que lo trasladaron hasta el Hospital General
Santiago Apóstol, de Vitoria, donde ingresó cadáver.
En el momento de producirse el atentado la calle, situada en las inmediaciones del casco antiguo de Vitoria, estaba muy concurrida.
Uno de los amigos que iba con él esa noche, y que presenció su asesinato desde unos metros detrás de él, señaló que "se trataba de una persona maravillosa, incapaz de hacer mal a nadie, y a quien todos querían mucho.
Todos los días tomaba vinos por esta zona, y nunca nos había comentado que tuviera miedo o se sintiera amenazado".
Agustín solía ir desarmado cuando salía por las noches, a pesar de que había recibido amenazas de ETA.
Al
frecuentar siempre la misma zona de bares de la capital alavesa, era un blanco
fácil de la banda asesina.
En 1987 la Audiencia Nacional condenó a los
etarras
Ricardo Izaga González, alias Txomin
Jesús Díaz de Heredia Ruiz de Arbulo,
alias Josu, a 29 años de
reclusión mayor por el asesinato del subcomisario de Policía.
Ambos fueron detenidos
en febrero de 1986 en Vitoria.
Izaga González fue excarcelado en 2002.
Jesús
Díaz de Heredia Ruiz de Arbulo tenía fijada la fecha de excarcelación para
octubre de 2009, pero la aplicación de la doctrina Parot ha
retrasado su salida hasta febrero de 2016.
El 29 de julio de 1994 ETA hizo estallar un coche-bomba en Madrid al paso del vehículo en el que viajaba el
teniente general del Ejército y director general
de Política de Defensa,
FRANCISCO VEGUILLAS ELICES
Que había
sucedido en el puesto al vicealmirante Fausto Escrigas Estrada, asesinado el
mismo día nueve años antes.
La explosión provocó la muerte casi en el acto
del teniente general Veguillas y de su chófer,
Conductor civil del Ministerio de Defensa
FRANCISCO JOAQUÍN MARTÍN MOYA
Además de
la de
Tramoyista de la Compañía de Ballet Clásico de Madrid
CÉSAR GARCÍA CONTONENTE
Operario de una compañía de danza que se encontraba en
esos momentos trabajando en la zona.
La onda expansiva reventó a César García y parte
de su cuerpo quedó colgando de uno de los balcones próximos.
Los responsables del Instituto Anatómico Forense
tardaron casi cuatro horas en identificar los tres cadáveres, ya que los
cuerpos quedaron totalmente destrozados y carbonizados.
HERIDOS
Otras diecinueve personas resultaron también
heridas por la onda expansiva, dos de ellas de gravedad.
Entre los heridos se encontraban dos policías
municipales que patrullaban la zona, tres guardias civiles, escoltas del
teniente general que viajaban en otro vehículo, y otros tres operarios de Los
Ballets de Madrid que trabajaban junto a su compañero César García.
En torno a las ocho
y media de la mañana, el etarra Mikel Azurmendi Peñagaricano, alias Hankas, tras ser avisado por Juan Arri Pascual,
alias Carlos y Munipa, de la llegada a la plaza del vehículo oficial
blindado procedente de la calle Arenal, accionó el mando a distancia que activó
el mecanismo del artefacto cuando el coche del objetivo de ETA pasaba a la
altura del coche-bomba.
Además de los muertos y heridos, la explosión de
los 49 kilos de amosal y dos de amerital, metidos en dos ollas de cocina y con
dos bidones de gasolina, provocó daños en cuarenta viviendas y locales, además
de en sesenta y cinco vehículos estacionados en las proximidades.
Algunos trozos de los turismos fueron arrancados
de cuajo y lanzados por el aire a varias decenas de metros, como el techo de un
automóvil que apareció en el tejado de una casa.
El vehículo utilizado por los terroristas para
cometer el atentado había sido robado días antes en Madrid. Probablemente, los
etarras aparcaron el vehículo minutos antes del atentado, en la plaza de
Ramales esquina con la calle Santiago, puesto que estaba mal estacionado y
sobresalía un poco de la esquina.
El triple asesinato fue ampliamente cubierto por la prensa española, en un momento en el que estaba en cuestión la política de reinserción de etarras, incluidos aquellos con delitos de sangre, puesta en marcha desde que, el 5 de mayo de 1994, Juan Alberto Belloch había asumido la doble cartera ministerial de Justicia e Interior.
Por ello ABC tituló
al día siguiente "ETA da las gracias a Felipe González por la reinserción
de terroristas con delitos de sangre".
Mikel Azurmendi Peñagaricano, alias Hankas, fue detenido en marzo de 1998 en Sevilla, cuando ya
estaba integrado en el grupo Andalucía de ETA.
En febrero de 2001 la
Audiencia Nacional lo condenó a 208 años de prisión mayor por el atentado de la
plaza de Ramales.
En abril de 2003 es
extraditado por
Francia Álvaro Juan Arri Pascual,
alias Carlos y Munipa.
En diciembre de 2005
la Audiencia Nacional lo condena a 208 años de reclusión por su participación
directa en el mismo atentado. El tribunal considera probada su integración
desde 1992 en el grupo Madrid de ETA, junto a Mikel Azurmendi y otros.
En noviembre 2003 es
también extraditada por Francia la etarra Idoia Martínez García, alias Francisca y Olga,
presuntamente implicada en este atentado según fuentes del Ministerio del
Interior.
Pasadas las 11:30 del
29 julio 2000
22º
aniversario
ETA asesinaba en
Tolosa-Guipúzcoa-país vasco-españa al,
directivo
de Aldeasa y ex gobernador civil de Guipúzcoa
JUAN MARÍA JÁUREGUI APALATEGUI
Jáuregui recibió dos disparos en la nuca cuando
se encontraba sentado en una de las mesas del Bar-restaurante Frontón, en
compañía del periodista de la televisión autonómica Euskal Telebista, Jaime
Otamendi, con el que mantenía una estrecha relación.
Una hora antes hizo explosión un coche que habia
sido robado como siempre en Villabona, localidad próxima a Tolosa, siendo el
vehículo utilizado por los terroristas en su huida.
Juan María Jáuregui había salido de su casa,
situada en su localidad natal de Legorreta, alrededor de las once de la mañana
y se dirigió directamente en su coche al bar del frontón Beobide, donde
acostumbraba a acudir los sábados cuando estaba de visita en el País Vasco.
Según explicó un empleado del local los dos
terroristas entraron un cuarto de hora antes de que dispararan contra el ex
gobernador civil, cuando la víctima ya se encontraba en el bar.
Los dos etarras pidieron una consumición y
permanecieron en la barra hasta que, en un momento dado, uno de ellos fue al
cuarto de baño.
Tras salir, disparó por la espalda a la víctima.
Después de disparar, los pistoleros abandonaron el lugar corriendo y
continuaron la huida en un coche donde les esperaba un tercer terrorista.
En
febrero de 2004 la Audiencia Nacional condenó a
Patxi
Xabier Makazaga
Ibon
Etxezarreta a 39 años de cárcel, y a
Luis
María Carrasco a 36 años.
Los tres eran miembros del grupo Buruntza de ETA a los que dirigentes de la banda, sabiendo que Jáuregui estaba en Guipúzcoa, les encargaron que lo asesinaran. Lo intentaron el 22 de julio, pero desistieron al encontrarse en El Frontón personas que les conocían. Sí lo consiguieron una semana más tarde, el 29 de julio. Mientras Etxezarreta se quedaba a la espera en el vehículo en el que luego emprenderían la huida, Carrasco y Makazaga entraron en el bar y pidieron unas consumiciones. Cuando se cercioraron de que era factible, Makazaga se acercó a Jáuregui y le disparó por la espalda dos tiros en la cabeza
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