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DEBEMOS OLVIDAR
A 1º hora de la tarde del
12 septiembre 1989
33º
ANIVERSARIO
Los etarras Henri Parot y Jacques Esnal, con
información suministrada por Francisco Múgica Garmendia, alias Pakito,
Acribillaron a tiros a través de la ventana de su vehículo
a
Fiscal
de la Audiencia Nacional.
CARMEN TAGLE GONZÁLEZ
La fiscal Tagle
desempeñaba fundamentalmente la acusación pública en sumarios sobre atentados
de la banda terrorista ETA en la Audiencia Nacional.
De hecho, y tal como
declaró Parot ante la Guardia Civil, la decisión de asesinar a Carmen Tagle
estuvo directamente
relacionada con el interrogatorio en Francia de José Antonio Urrutikoetxea
Bengoetxea, alias Josu Ternera, y Santiago
Arrospide Sarasola, Santi Potros.
Al mismo, que tuvo
lugar en mayo de 1989 -cuatro meses antes de su asesinato-, la fiscal acudió
acompañada del juez Baltasar Garzón y del comisario Pedro Díaz-Pintado.
Josu Ternera se negó a
declarar en español, salvo para decir, mirando a Tagle: "Cuando hablemos
de las torturas que practican contra nosotros en las cárceles españolas,
entonces hablaremos de eso" (en respuesta a una pregunta previa sobre si
asesinar a un niño de dos años era su forma de luchar por la independencia).
En otro momento, el
asesino dijo que no reconocía la jurisdicción española y que no pensaba
contestar a las preguntas, a lo que Tagle comentó en voz baja a Díaz-Pintado:
"¡Valiente hijo de puta!", frase que Josu Ternera debió
de oír "porque se volvió y le clavó una mirada... que no se me ha olvidado
nunca", según contó Garzón (Pilar Urbano, El hombre que veía amanecer,
Plaza y Janés, 2000).
De ahí se encaminó al suyo, donde Parot y Esnal
aguardaban en el interior de un vehículo aparcado en las inmediaciones.
Mientras la fiscal esperaba a que se abriera la
puerta del garaje, Parot le disparó a bocajarro en la cabeza a través de la
ventanilla, que tenía bajada.
Carmen Tagle recibió varios impactos de bala,
uno de ellos en la nuca, y falleció en el acto.
En el lugar de los hechos se recogieron siete
casquillos del calibre
En la zona en la que vivía la fiscal tenían
también sus domicilios varios magistrados que, en el mismo lugar del atentado,
criticaron duramente la decisión de retirar la escolta de varios de ellos, pese
a que la
Policía estaba en alerta ante la posibilidad de que ETA
atentara en estas fechas próximas a las elecciones legislativas.
Además, en recientes documentos de la banda
terrorista se hacía referencia a la conveniencia de actuar contra los jueces.
No obstante, Carmen Tagle
no había tenido nunca servicio de escolta.
En
1991 la Audiencia Nacional condenó a
Henri
Parot a 30 años de prisión como autor material del asesinato de Carmen Tagle.
En 1997
Jacques
Esnal fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal de lo Criminal de París.
En el año 2000, la Audiencia Nacional condenó,
como inductor y cooperador necesario para cometer el asesinato, a
Francisco
Múgica Garmendia a los mismos 30 años que al autor material, Henri Parot.
Múgica Garmendia no sólo suministró la información sobre los hábitos de la
fiscal, sino que facilitó a los autores materiales el vehículo con el que
cometieron el atentado.
Durante la primera vista del juicio, Múgica
Garmendia fue expulsado de la sala por dirigirse al tribunal y decirles
que "para
nosotros, todos vosotros sois Tagle".
12 septiembre 1989
33º
ANIVERSARIO
Apenas 6 horas después del asesinato de Carmen
Tagle en Madrid, la banda terrorista ETA asesinaba en Bilbao-PAÍS VASCO-ESPAÑA
al
pescadero
LUIS REINA MESONERO
Mediante un paquete-bomba remitido a su nombre.
Faltaban pocos minutos para las nueve de la noche cuando Luis entró en el
portal de su domicilio, en la calle Fica, y recogió un paquete del buzón.
Debido a que había sufrido
una embolia meses antes, que le había dejado secuelas en
la vista y el oído, Luis se acercó el paquete a la cara para poder verlo mejor,
momento en el que la bomba explotó.
La deflagración le provocó graves heridas en el
cráneo y el tórax.
El artefacto contenía entre 150 y
El asesinato de Luis Reina se debió a un error de
la banda asesina ETA.
Su situación familiar, su estado de salud y la
falta de motivaciones claras hicieron que la Policía barajase desde el primer
momento la hipótesis de que se tratara de un error.
En medio de la confusión, y como había hecho en
otras ocasiones, el entorno proetarra intentó desviar la atención culpando a
grupos de extrema derecha del atentado.
De esta forma, pocas horas después del
asesinato, el dirigente de Herri Batasuna, Jon Idígoras,
señaló que Luis Reina era simpatizante de la coalición proetarra y que HB
colaboraría en la organización del funeral.
La familia desmintió inmediatamente que
existiese ninguna vinculación de Luis con los proetarras, por lo que HB tuvo
que aclarar que la víctima no tenía ninguna relación con ellos.
El 23 de septiembre,
ETA se atribuyó el asesinato de Luis en un comunicado publicado por el diario Egin, en el que
calificaba de "equivocación y error irreparables" el
atentado, por lo que hacían "la más seria y sincera
autocrítica".
La causa de la
confusión se debía, según ese comunicado, a que un policía nacional tenía el
mismo nombre que el pescadero, extremo que desmintió de forma tajante la
Jefatura Superior de Policía de Bilbao. Chapuza tras chapuza de una banda
chapucera y asesina.
El motivo real del error, según cuenta José María Calleja en su libro La diáspora vasca (Aguilar, 1999), es que la banda asesina habría confundido a Luis Reina, el pescadero, con el propietario de un concesionario de coches y motos de Bilbao, también apellidado Reina, que sí había recibido amenazas del entorno proetarra por vender coches a policías y responsables del Gobierno civil de Vizcaya.
Tras las
amenazas, Reina habría hablado con dirigentes batasunos para pedir
explicaciones y para que le garantizasen que ETA no atentaría contra él.
Habló, entre otros,
con Txomin
Ziluaga, que le prometió "tratar su caso para que no le
pasara nada, consciente de que este hombre no merecía un atentado".
Acudió, además,
a Txema
Montero, abogado de HB, que le garantizó que no le pasaría
nada, y a Jone Goirizelaia, también abogada de la
coalición proetarra, que le contestó que si "la organización" le
había amenazado, era porque algo habría hecho.
Cuenta Calleja que, pocos meses después de estos contactos, se produjo el asesinato de Luis Reina Mesonero, y que el propietario del concesionario se marchó del País Vasco.
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