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DEBEMOS OLVIDAR
A
las 7:55 del
16
septiembre 1983
39º aniversario
ETA asesinaba a tiros en la localidad
guipuzcoana de Urnieta-Guipúzcoa-país
vasco-españa al
POLICÍA
NACIONAL
PABLO SÁNCHEZ CÉSAR
Mientras esperaba la llegada del tren para trasladarse
al cuartel de San Sebastián donde prestaba servicio.
Ese día, Pablo Sánchez se dio cuenta de que tres
individuos, que le resultaron sospechosos, se acercaban a él, por lo que
intentó protegerse en el edificio de la estación.
Sin embargo, el agente, que iba desarmado y
vestía de paisano, fue alcanzado por disparos de un subfusil y rematado con un
disparo en la cabeza por uno de los terroristas, que actuaron a cara
descubierta.
Tras el asesinato, los terroristas huyeron en un
taxi estacionado en las proximidades.
El vehículo había sido robado como siempre en
Hernani una hora antes a su propietario, el taxista Manuel Garayar Otegui, que
relató posteriormente que, cuando estaba en la parada, se le acercaron dos
individuos que le dijeron en euskera: "Somos de ETA, entre en el
coche".
El cuerpo de Pablo Sánchez César fue trasladado
a las nueve y media de la mañana al cementerio donostiarra de Polloe, después
de que el juez ordenara el levantamiento del cadáver.
Una vez practicada la autopsia, los restos
mortales del agente fueron conducidos al Salón del Trono del Gobierno Civil de
Guipúzcoa donde se instaló la capilla ardiente.
En 1986 la Audiencia Nacional condenó a
Jesús
María Zabarte Arregui
José
Antonio Pagola Cortajarena
Miembros del grupo Donosti de ETA, a sendas penas de 29
años de reclusión mayor por un delito de atentado con resultado de muerte.
16
septiembre 1991
31º ANIVERSARIO
2 policías municipales
JOSÉ LUIS JIMÉNEZ VARGAS
VÍCTOR MANUEL PUERTAS VIERA
El conductor de la grúa municipal
FRANCISCO CEBRIÁN CABEZAS
Fueron asesinados
por ETA al estallar un coche-bomba que trasladaban a un depósito de vehículos
en Muchamiel-Alicante-COMUNIDAD AUTONOMA
DE VALENCIA-ESPAÑA
Para cometer el atentado, los asesinos de la banda
trasladaron a la localidad alicantina un coche robado meses atrás en el País
Vasco.
Tras cargarlo con una potente bomba, el
coche fue
lanzado sin conductor contra la casa cuartel, con una barra
antirrobo en el volante para orientar la dirección, el contacto
puesto y una marcha metida.
Sin embargo, el coche no se dirigió hacia la
casa cuartel, sino que se estrelló contra la fachada de una sucursal bancaria,
en la acera opuesta de la avenida Carlos Soler donde estaba el acuartelamiento
de la Guardia Civil.
Tras fallar en el objetivo,
los terroristas no accionaron el iniciador del artefacto explosivo por
lo que, cuando el director de la oficina bancaria llegó al trabajo a las ocho
de la mañana, avisó a los agentes de la Guardia Civil que en esos momentos abrían
la puerta de la casa cuartel.
Minutos después, se personaron en el lugar dos
policías locales que llamaron a una grúa para trasladar el
vehículo al depósito, un solar al aire libre situado a unos
doscientos metros del cuartel.
Hacia las 9:40 horas, cuando estaban bajando el
vehículo, estalló la bomba matando en el acto a Francisco
Cebrián Cabezas, conductor de la grúa, y a los policías
municipales José Luis Jiménez Vargas y Víctor Manuel
Puertas Viera.
Ni el director de la oficina bancaria, ni la Guardia
Civil, ni los policías municipales sospecharon en ningún momento que el
vehículo fuese un coche-bomba cargado con 50 kilos de explosivo, sino que
creyeron que se trataba de un accidente de tráfico.
Además de las tres víctimas mortales, cuatro personas
resultaron
Heridos
Heridas de gravedad:
María del Carmen
López Amador, incapacitada durante 330 días
María África Antón
González, impedida 331 días;
Felisa Azor Troyano, que no recibió
el alta médica hasta 470 días después
Juan Capella Valls, que tardó 158
días en curar sus heridas.
Otras treinta y seis personas, entre ellas
Noelia
Berenguer, un bebé de un mes, resultaron heridas de diversa consideración y
precisaron de atención médica.
El recorrido judicial de
este atentado fue largo, celebrándose el primer juicio en 1995.
Ese año la Audiencia Nacional condenó a
Gonzalo
Rodríguez Cordero
José
Gabriel Zabala Erasun
A sendas
penas de 136 años de prisión como autores de los delitos de utilización
ilegítima de vehículos de motor, sustitución de placas de matrícula, tenencia
de explosivos y como cooperadores necesarios de un delito de
atentado, tres de asesinato, cuatro de lesiones y uno de terrorismo.
El tribunal consideró hechos probados que los dos
etarras robaron en junio de 1991 en Zarauz (Guipúzcoa) un Ford Fiesta y que,
tras cargarlo de explosivos en una lonja preparada al efecto en Oyarzun, le
cambiaron la matrícula por otra falsa y lo entregaron a los miembros del grupo
Levante de ETA.
En 1999, la Audiencia Nacional condenó al etarra
Fernando
Díez Torres a 38 años de cárcel.
Este etarra fue quien facilitó a los miembros de
la banda la infraestructura necesaria para
cometer diversos atentados en las provincias de Zaragoza, Barcelona, Tarragona,
Valencia, Alicante y Murcia entre finales de 1991 y marzo de 1992.
En el año 2002 fueron condenados por la Audiencia
Nacional
José Luis
Urrusulo Sistiaga
Idoia López
Riaño que
Como integrantes del grupo Ekaitz de ETA,
cometieron diversos atentados terroristas durante el mismo período de tiempo
que Díez Torres y en las mismas provincias.
La sentencia les impuso sendas penas de 38 años de
prisión por los delitos genéricos de pertenencia a banda armada, tenencia
ilícita de explosivos y armas, y por falsedad documental.
A
las 17:20 del
16 septiembre 1993
29º
ANIVERSARIO
ETA asesinaba en Andoain-Guipúzcoa-PAÍS VASCO-ESPAÑA al subteniente de la
Guardia Civil, retirado
JUVENAL VILLAFAÑE GARCÍA
Mediante una bomba colocada bajo el asiento del
conductor de su vehículo particular que explotó nada más poner en marcha el
coche.
El atentado se produjo en las proximidades de su
domicilio en Andoain.
La explosión arrojó a la víctima a la calzada,
que quedó con la mitad inferior de su cuerpo completamente destrozada y una
pierna prácticamente amputada.
Una ambulancia de la Cruz Roja lo trasladó a la
residencia Nuestra Señora de Aránzazu, de San Sebastián, donde ingresó cadáver.
Un día antes del asesinato de Juvenal Villafañe,
el proetarra Jon Idígoras (Herri Batasuna) había
avisado de que los atentados de ETA seguirían hasta que se cambiara la
Constitución y se reconociera el derecho de autodeterminación de los vascos.
También advertía que, aunque se produjesen
detenciones de miembros de ETA, "la situación social permite que ETA se
pueda regenerar rápidamente".
El asesinato de Juvenal Villafañe, reivindicado por la banda terrorista ETA en un comunicado publicado en Egin el día 28 de septiembre, ha quedado impune.
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