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DEBEMOS OLVIDAR
A las 11:00 del
10 diciembre 1995
27º
aniversario
ETA, asesinaba en
Isasondo-Guipúzcoa-país vasco-españa,
a los
Agentes
de la Ertzaintza
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ VILLANUEVA
IGNACIO MENDILUCE ETXEBERRI
Los dos agentes
asesinados no figuran, incomprensiblemente, como víctimas de ETA en los
listados oficiales del Ministerio de Interior, pero sí en el libro Vidas Rotas
Mikel Otegi había
tenido horas antes un enfrentamiento con otro agente de la Policía Autonómica
al que golpeó y llamó despectivamente zipayo, término que los proetarras
utilizaban para referirse a los ertzainas en alusión a las tropas nativas que
ayudaron a los ingleses en la India.
A continuación se
dirigió a velocidad excesiva y "de un modo llamativo por lo
irregular" al caserío Oteizabal donde vivía.
Su extraña forma de
conducir llamó la atención de una patrulla de la Ertzaintza compuesta por los
agentes José Luis González Villanueva e Ignacio Mendiluce, que prestaban
servicio de rutina en la zona.
Cuando Otegi, que ya
había sido anteriormente detenido por desórdenes públicos en el pueblo de
Ordicia, vio que los dos agentes entraban en el caserío, pensó que iba a ser
detenido de nuevo así que, utilizando una escopeta de caza, disparó de forma
inesperada contra los dos ertzainas, por la espalda y a menos de dos metros de
distancia.
Los dos agentes no
tuvieron posibilidad de reaccionar y murieron en el acto.
Mikel Otegi militaba en Jarrai desde hacía al
menos cinco años, ya que había tomado parte como delegado en el cuarto congreso
celebrado por dicha organización proetarra en Zuaza (Álava) en mayo de 1990.
Óscar Aldaya, hijo del empresario vasco José
María Aldaya, que en esos momentos estaba secuestrado por ETA, acudió al
funeral por el alma de Ignacio Mendiluce, del que era amigo.
El 13 de diciembre, tres días después del atentado
y dos después de que ETA cometiera una masacre en el
madrileño barrio de Vallecas, el parlamentario de Herri Batasuna Kepa Landa responsabilizaba
al Gobierno de la matanza de Madrid y acusaba a Juan María Atutxa y a la
dirección del PNV de ser a su vez responsables de la muerte de los dos
ertzainas.
El hecho de que Otegi fuese miembro de Jarrai tuvo
como consecuencia que el asesinato de los dos ertzainas, en un principio, no fuese considerado un
atentado terrorista.
Por ese motivo, tras ser detenido y encarcelado,
fue juzgado por un jurado popular en San Sebastián, hecho que provocó una gran
polémica.
En un fallo vergonzoso, el 6 de marzo de
1997 el tribunal dictó una sentencia absolutoria por considerar
que el asesino no era "en absoluto" dueño de sus actos cuando disparó
contra los dos agentes.
Cinco días después de ser absuelto, Otegi fue
puesto en libertad.
Para cuando el Tribunal Superior de Justicia del País
Vasco anuló el juicio y dictaminó que se repitiera la vista oral, lo que dio lugar a
un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, Mikel Otegi había huido y fue
imposible localizarlo.
El 7 de julio de 1997 fue declarado prófugo y se
dictó una orden de busca y captura a Interpol.
Años después, en 2005, la Audiencia Provincial de
Guipúzcoa decidió que el nuevo juicio debía ser competencia de la
Audiencia Nacional.
En virtud de esta decisión, en abril de 2007 la
Fiscalía solicitó al magistrado Baltasar Garzón que procesase a Otegi porque
había suficientes indicios para probar el delito de asesinato, en concurso con
otro de atentado, y de un segundo delito de favorecimiento de la actividad
terrorista.
El fiscal señaló que el asesino actuó "guiado
por el sentimiento de hostilidad hacia la institución [la Ertzaintza] originado
por su pertenencia a movimientos próximos a la organización terrorista y movido
por el ánimo de coadyuvar a los fines de ETA".
Al mismo tiempo, la Fiscalía solicitaba que se
activase el mecanismo para la entrega a España de Otegi, que en esos momentos
se encontraba cumpliendo una condena de 7 años de cárcel en Francia,
donde fue detenido en 2003, por un delito de pertenencia a ETA.
La extradición se hizo efectiva en septiembre de 2009.
En junio de 2011 la Fiscalía de la Audiencia
Nacional solicitó para Otegi 70 años de cárcel por el asesinato de los dos
ertzainas.
Días después del asesinato de los dos agentes, y
mientras miles de vecinos de Ordicia se manifestaban para protestar por el
mismo, la Ertzaintza tuvo que impedir que, en las inmediaciones, simpatizantes
de Herri Batasuna homenajearan al autor del doble asesinato, Mikel Otegi.
Medio millar de jóvenes de la comarca del
Goyerri denunciaron "el acoso al que se ven sometidos por la
Ertzaintza".
Los manifestantes corearon consignas a favor del
presunto asesino tales como "Mikel, herria zurekin" ("el
pueblo está contigo").
Ante estas muestras de evidente
exaltación del terrorismo, un familiar de Iñaki Mendiluce expresó sus sentimientos de esta
forma:
Oyes arropar al asesino de tu hermano y sientes algo dentro difícil de
describir.
Sé que tengo que pensar que soy una persona civilizada, pero es
increíble el dolor tan profundo que se puede llegar a sentir.
La Policía Autonómica
vasca había sido objeto de muchos ataques por
parte de miembros de Jarrai, las juventudes proetarras, con los que la justicia ha sido muy
benevolente.
Uno de los más
graves fue el sufrido meses antes del asesinato de González Villanueva y
Mendiluce Etxeberri, en marzo de 1995 en Rentería, cuando cinco
integrantes de este cuerpo policial resultaron gravemente heridos al penetrar
un cóctel molotov lanzado por los jóvenes proetarras en la furgoneta en la que
se encontraban, que quedó convertida en una bola de fuego.
Otra vez, la
benignidad de los jueces contra estos terroristas hizo que Aitor García
Sánchez, Unai Erquis y Jon Ander González fueran condenados a sólo 6 años de
cárcel, frente a los 350 que pedía el Fiscal por cinco asesinatos frustrados.
Uno de los ertzainas
heridos, Jon Ruiz Sagarna, testificó en el juicio, quedando patente la
brutalidad del ataque, como recogió Aurora Intxausti en su crónica para El País:
El ertzaina Jon Ruiz Sagarna, cuyo cuerpo resultó quemado en un 55%, compareció en el
Palacio de Justicia con atuendo deportivo, bajo el que lleva desde hace meses
un traje especial que le
protege las quemaduras.
De su rostro sobresalían
al exterior los ojos, la nariz y a boca, ya que el resto está cubierto por una
malla de color carne, similar a la que
utilizan los corredores de Fórmula 1, que tapaba con una visera.
El aspecto que presenta el agente de la Policía vasca un año después
del atentado dejó impresionados a los
miembros del tribunal, que fueron los únicos que pudieron
verle.
El ertzaina declaró que sufre altibajos en su estado anímico porque "es
difícil salir adelante con el aspecto que tengo".
Ruiz Sagarna relató ante la Sala que estuvo un mes entre la vida y la
muerte y permaneció cinco más internado en el hospital de Cruces.
"Me han realizado seis
intervenciones quirúrgicas y son muchas más las que tienen
que hacerme.
Realmente, yo creo que los
médicos no saben por dónde empezar a practicarme la cirugía plástica", relató.
El agente está en tratamiento psiquiátrico y acude semanalmente a un
especialista.
"Con el aspecto físico que tengo no creo que en los próximos años pueda hacer una vida normal", se lamentó.
Ruiz Sagarna era el conductor de la furgoneta que el 24 de marzo de
1995 fue atacada con cócteles molotov por unos encapuchados en Rentería (Guipúzcoa).
Finalmente, en enero
de 2008 le fue concedida a Jon Ruiz Sagarna la invalidez absoluta, trece años después
del brutal ataque.
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