Categoría: NO DEBEMOS OLVIDAR
Sobre las 19:30 horas del
26
diciembre 1984
38º ANIVERSARIO
ETA asesinaban a tiros en Bermeo-vizcaya-país vasco-españa, al
propietario del bar
Gurea Da
PEDRO PARDO ROMERO
Disparándole
a bocajarro en su propio bar y delante de varios miembros de su familia,
entre ellos su hija Remedios.
A última hora de la
tarde de aquel miércoles 26 de diciembre, dos jóvenes de unos 30 y 28 años,
respectivamente, entraron en el bar Gurea Da, situado en el número 28 de la
calle Intxausti, en el casco viejo de Bermeo (Vizcaya).
Pedro Pardo, que
utilizaba la identidad falsa de Miguel Castellanos Escamilla,
era en realidad un merchero apodado El Peleas.
En el interior del
bar se encontraban, únicamente, Pedro Pardo, su esposa y varios de sus hijos.
Una vez dentro, los
jóvenes pidieron una consumición y uno de ellos, el que aparentaba mayor edad,
de complexión normal, barba, pelo rubio rizado y
Inmediatamente, los
terroristas huyeron del lugar y escaparon, presumiblemente, en un coche robado
como siempre, que les esperaba en el
exterior.
Pedro Pardo Romero fue trasladado en una
ambulancia de la Cruz Roja de Bermeo a la residencia sanitaria de Cruces, en
Baracaldo, en gravísimo estado, pero falleció durante el trayecto.
En 1987 la Audiencia Nacional condenaba al
Ex policía municipal de Bermeo Fernando
Uriarte Elorduy a 17 años, 4 meses y un día de prisión por
su complicidad en el asesinato de "Pedro García Suárez",
identidad falsa atribuida a Pedro Pardo Romero tras descubrirse en 1985 que el
nombre que utilizaba, Miguel Castellanos, no se correspondía con el verdadero.
Así, de error en error
durante años, la Fiscalía había solicitado 27 años de cárcel para Uriarte, por
haber ofrecido su domicilio a miembros de ETA y por haberles dado datos
sobre la persona que regentaba el bar Gurea Da, en Bermeo.
Los asesinos se
habrían refugiado en casa de Uriarte tras el crimen y al día siguiente se
habrían dado a la fuga.
El ex policía
municipal Fernando Uriarte Elorduy, que también sería condenado por su
colaboración en otros atentados como el del teniente de Navío Antonio de Vicente
Comesaña, vio cómo se le aplicaba el artículo 45 del Reglamento
Penitenciario, disfrutando de régimen abierto –tercer grado– pocos años después
de ser condenado.
En dicho número, el
subteniente de la Guardia Civil José Luis Cervero Carrillo escribía que la verdadera
identidad del fallecido ya había sido descubierta en 1985, tras cotejar sus
huellas dactilares, por el entonces capitán Antonio
Martínez-Herrera Escribano.
Según Cervero
Carrillo "el muerto era en realidad el huidizo quinqui Pedro
Pardo Romero y no el inocente Miguel Castellanos".
Pedro Pardo
Romero, pariente
del célebre Eleuterio Sánchez, El
Lute, era un peligroso delincuente conocido como El Peleas. En enero
de 1966 estuvo involucrado en una reyerta ocurrida en El Payo (Salamanca),
entre familias quinquis, en la que resultó muerto su cuñado y él
acabó gravemente herido, hospitalizado en Ciudad Rodrigo bajo la identidad
falsa de Pedro García Suárez, que años después
figuraría en la sentencia por su asesinato. Diez años después de dicha
reyerta, El
Peleas fue detenido en Barcelona por varios atracos.
Fue precisamente en
esa ciudad donde en 1975 Pedro Pardo Romero había robado el permiso de conducir
y el DNI de Miguel Castellanos Escamilla, identidad ésta
bajo la que sería enterrado tras su asesinato.
En junio de 2009, la
hija de Pedro Pardo, Remedios García Grande, decidió contar en
las páginas del semanario Interviú sus vivencias en el seno de una familia
de mercheros,
relatando cómo fueron aquellos años envueltos en robos, abusos sexuales,
tráfico de drogas y prostitución.
Un año después, en
junio de 2010 veía la luz la biografía de Remedios, titulada Ni una palabra más (Ed.
Beatriz Celaya Barturen, 2010), en la que profundizaba en el relato de esa
complicada vida nómada en la que su familia deambuló por Salamanca, Barcelona,
San Baudilio de Llobregat, Bermeo... y en la que ella vio cómo la cárcel, la
hepatitis, el alcohol, la heroína y el SIDA acababan con sus tres hermanos,
hasta que finalmente la banda terrorista ETA asesinó a su padre disparándole
dos tiros en la cara.
Según el testimonio
de Remedios, desde niña vio cómo su padre se dedicaba al contrabando de tabaco,
a atracar casas y joyerías, a recorrer España robando.
Vio cómo pegaba a su
madre cada vez que salía de prisión. Sufrió en carne propia los abusos de El Peleas y
vio cómo éste convertía en camellos a sus propios hijos.
Según declaró
a Interviú la
hija de Pedro Pardo, una vez estuvieron establecidos en Bermeo "cuando los
periódicos hablaban de robos y violaciones en el monte de Artxanda, yo intuía
que era él.
Luego veía que
llegaba a casa con joyas robadas".
Allí, El Peleas comenzó
montando timbas ilegales y rápidamente se hizo con el negocio de la heroína en
el pueblo.
Ocho años después de
haber llegado a Bermeo, Pedro Pardo Romero recibió una carta de ETA: o se
marchaba o le matarían, tal y como finalmente sucedió.
A finales de los 90, Remedios decidió devolverle a su padre su verdadera identidad, lo que realmente conseguiría tras un calvario judicial que acabaría en 2002.
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