La Organización
Mundial de la Salud
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC)
La Unión
Internacional contra el Cáncer (UICC)
Celebran
el 4 de febrero de cada
año como
el Día
Mundial
contra el Cáncer.
Es el nombre común que recibe un conjunto de
enfermedades relacionadas en las que se observa un proceso descontrolado en la
división de las células del
cuerpo.
Según
la definición de Rupert Allan Willis,
un patólogo australiano, una neoplasia es una masa
anormal de tejido cuyo crecimiento excede del de los tejidos normales y no está
coordinado con estos, y que persiste del mismo modo excesivo aún después de
finalizar el estímulo que le dio origen.
A
esta definición se puede añadir que la masa anormal carece de finalidad, hace
presa del huésped y es prácticamente autónoma.
Puede
comenzar de manera localizada y diseminarse a otros tejidos circundantes.
En
general conduce a la muerte del
paciente si este no recibe tratamiento adecuado.
Se
conocen más de cien tipos diferentes de cáncer. Los más comunes son: de piel, de pulmón, de mama y colorrectal.
El
cáncer se menciona en documentos históricos muy antiguos, entre ellos papiros
egipcios del año
Se
cree que el médico Hipócrates fue
el primero en utilizar el término carcinos.
El
uso por Hipócrates del término carcinos (‘relativo al cangrejo’) se
debe a que relacionó el crecimiento anormal con el cuerpo del cangrejo.
El
término cáncer proviene de la palabra griega karkinoma,
equivalente al latino cáncer.
El
cáncer es el resultado de dos procesos sucesivos: la proliferación de un grupo
de células, denominado tumor o neoplasia, y la capacidad invasiva que les
permite colonizar y proliferar en otros tejidos u órganos, proceso conocido
como metástasis.
La
malignidad del cáncer es variable, según la agresividad de sus células y demás
características biológicas de cada tipo tumoral.
En
general, el comportamiento de las células cancerosas se caracteriza por carecer
del control reproductivo que requiere su función original, perdiendo sus
características primitivas y adquiriendo otras que no les corresponden, como la
capacidad de invadir de forma progresiva y por distintas vías a órganos
próximos (metástasis), con crecimiento y división más allá de los límites
normales del órgano, diseminándose por el organismo fundamentalmente a través
del sistema linfático o
el sistema circulatorio,
y ocasionando el crecimiento de nuevos tumores en otras partes del cuerpo
alejadas de la localización original.
Las
diferencias entre tumores benignos y malignos consisten en que los primeros son
de crecimiento lento, no se propagan a otros tejidos y rara
vez recidivan tras ser extirpados, mientras que los segundos son de
crecimiento rápido, se propagan a otros tejidos, recidivan con frecuencia tras
ser extirpados y provocan la muerte en un periodo variable de tiempo, si no se
realiza tratamiento.
Los
tumores malignos tienen repercusiones graves, puesto que estas células consumen
los nutrientes que
necesitan otros órganos.
Estas
masas cancerosas cada vez mayores consumen nutrientes y energía.
Mientras
crece un tumor, este crea vasos sanguíneos (angiogénesis) para alimentarse, ya
que requiere energía, de modo que "mata de hambre" a los órganos que
lo rodean.
Los
tumores benignos pueden recurrir localmente en ciertos casos, pero no suelen
dar metástasis a distancia ni matar al portador, con algunas excepciones.
Las
células normales al entrar en contacto con las células vecinas inhiben su
multiplicación, pero las células malignas no tienen este freno.
La
mayoría de los cánceres forman tumores sólidos, pero algunos no, por ejemplo
la leucemia.
El
cáncer puede afectar a personas de todas las edades, incluso a fetos, pero el
riesgo de sufrir los más comunes se incrementa con la edad.
El
cáncer causa cerca del 13 % de todas las muertes.
De
acuerdo con la Sociedad Americana
Contra el Cáncer, 7,6 millones de personas murieron por esta
enfermedad en el mundo durante el año 2007.
El
proceso por el cual se produce el cáncer (carcinogénesis)
es causado por anormalidades en el material genético de las
células.
Estas
anormalidades pueden ser provocadas por distintos agentes carcinógenos, como
la radiación
ionizante, ultravioleta,
productos químicos procedentes de la industria, del humo del tabaco y de la
contaminación en general, o de agentes infecciosos como el virus del papiloma
humano o el virus de la
hepatitis B.
Otras
anormalidades genéticas cancerígenas son adquiridas durante la replicación normal
del ADN, al no corregirse los
errores que se producen durante dicho proceso, o bien son heredadas y,
por consiguiente, se presentan en todas las células desde el nacimiento y
originan mayor probabilidad de que se presente la enfermedad.
Existen
complejas interacciones entre el material genético y los carcinógenos, un
motivo por el que algunos individuos desarrollan cáncer después de la
exposición a carcinógenos y otros no.
Nuevos
aspectos de la genética del
cáncer, como la metilación del
ADN y los microARNs, están siendo estudiados como importantes factores a
tener en cuenta por su implicación.
Las
anormalidades genéticas encontradas en las células cancerosas pueden consistir
en una mutación puntual, translocación,
amplificación, deleción, y ganancia o pérdida de un cromosoma completo.
Existen
genes que son más susceptibles a sufrir mutaciones que desencadenen cáncer.
Esos
genes, cuando están en su estado normal, se llaman protooncogenes, y
cuando están mutados se llaman oncogenes.
Lo
que esos genes codifican suelen ser receptores de factores de crecimiento, de
manera que la mutación genética hace que los receptores producidos estén
permanentemente activados, o bien codifican los factores de crecimiento en sí,
y la mutación puede hacer que se produzcan factores de crecimiento en exceso y
sin control.
Medidas
para prevenir muchos tipos de cáncer incluyen no fumar, mantener un peso
saludable, no excederse en el consumo de alcohol, una alimentación equilibrada
(abundantes verduras y frutas, granos integrales en lugar de refinados, baja
cantidad de carnes procesadas y rojas), vacunar contra determinadas
enfermedades infecciosas y evitar exposiciones excesivas a la luz solar.
La
inflamación crónica y ciertas enfermedades
autoinmunes se asocian con la aparición de malignidad.
Entre
ellas, la enfermedad celíaca no
diagnosticada o no tratada es la que tiene las asociaciones más fuertes y más
extensas; se relaciona con un aumento del riesgo de desarrollar todo tipo de
cánceres, siendo la probabilidad de desarrollar cánceres gastrointestinales un
60 % superior a la de la población general.
La dieta sin gluten estricta
tiene un papel protector y es la única opción para prevenir contra ciertos
raros tipos de cáncer en celíacos, muy agresivos.
El
tratamiento del cáncer debe ser multidisciplinario, pues exige la cooperación
entre distintos profesionales.
Se
fundamenta principalmente en tres pilares:
Otras
posibilidades de tratamiento:
Incluyen
Nuevas dianas
terapéuticas no citotóxicas
T rasplante
de médula.
Categoría:
DÍA MUNDIAL
ENFERMEDAD
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