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jueves, 25 de mayo de 2023

25 MAYO

 



CATEGORÍA: NO DEBEMOS OLVIDAR

 

A las 9:15 del

25  mayo  1979

44º aniversario

 

ETA, armados con metralletas y granadas de mano y disfrazados con monos azules de trabajo, asesinaban

En  el madrileño barrio de Prosperidad, MADRID-ESPAÑA, al

 

teniente general 

LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA





 

Jefe  Superior de Personal del Ejército, a sus colaboradores los

 

coroneles 

AGUSTÍN LASO CORRAL 

 

JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ

 

conductor civil 

 

LUIS GÓMEZ BORRERO

 

El atentado se produjo en la calle del Corazón de María, esquina con Clara del Rey.

Los terroristas actuaron con total impunidad, dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la misma hora para llevar a los oficiales a su puesto de trabajo.

No obstante, en la zona vivía un gran número de oficiales del Ejército, por lo que era frecuente la vigilancia de policías militares.

El teniente general Luis Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las 09:00 de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares en el número 3 de la calle de Luis de Salazar.

El coche oficial en el que viajaban, un Seat 1430 negro, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María, y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas son de dirección única.

Al acercarse a este punto, a unos 100 m de la esquina de Luis de Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró la velocidad, puesto que enfrente hay un cruce con semáforos.

No se sabe con certeza desde cuándo estaban en el lugar los asesinos pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando el coche oficial pasó junto a la acera.

 

Los 2 individuos iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas de plástico usadas, por lo que se confundían con los trabajadores de las construcciones que se realizaban en la zona.

Aprovechando la poca velocidad del vehículo, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas y dispararon dos ráfagas de metralleta, una por el costado del conductor y otra por la parte de detrás.

Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados por los disparos e, inmediatamente después, los terroristas arrojaron una granada de mano que explotó dentro del coche, para asegurarse que ninguno sobreviviese.

Los 3 militares resultaron muertos en el acto, mientras el conductor quedó gravemente herido, con varios impactos de bala y pérdida de masa encefálica.

Fue recogido por el portero de una casa próxima y trasladado a la Residencia de La Paz. Falleció a los pocos minutos de ingresar.

El vehículo había quedado completamente destrozado con el techo reventado y todos los cristales rotos.

Los autores del atentado se dirigieron acto seguido a pie hacia la esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat 124 blanco.

El coche había sido alquilado dos días antes en Burgos por una persona que utilizó un carnet de identidad extraviado por su propietario en Bilbao.

Los terroristas se dieron a la fuga por la calle de López de Hoyos en dirección a un nudo de calles con salidas a la M-30, tanto en dirección norte como sur, y a la calle de Arturo Soria y zona de Canillas.

Sólo cuatro personas que pasaban casualmente por el lugar del atentado pudieron presenciar los hechos directamente, además de los niños del Colegio Simancas que estuviesen ese día en la calle.

Los cuatro testigos fueron llevados a declarar a la Brigada Regional de Información.

Pasadas las 11:00, unas horas después del atentado, ETA militar reivindicaba su autoría, con una llamada anónima al diario El País, en la que leyó el siguiente mensaje: "Lo repetiré una sola vez.

 

ETA militar reivindica el atentado de esta mañana".

 

 

El atentado fue cometido por 4 terroristas del grupo Argala de ETA, formado por ciudadanos franceses y dirigido por Henri Parot.

La orden de atentar contra el teniente general Gómez Hortigüela la dio Domingo Iturbe Abasolo.

 

En 1991 fue condenado por la Audiencia Nacional

 

   Henri Parot, uno de los cuatro autores del atentado, a 30 años de reclusión por cada una de las víctimas.

Pasadas las 20:30 del

25  mayo  1988

35º aniversario

 

ETA asesinaba a tiros en Éibar al

 

Propietario  del restaurante 

SEBASTIÁN AIZPIRI LEYARISTI

 

Chalcha de esta localidad y de una carnicería en Elgóibar-GUIPÚZCOA-PAÍS VASCO-ESPAÑA

En torno a las 20:00 horas de ese día había cerrado la carnicería y se dirigió a Éibar.

Cuando se dirigía solo y a pie al restaurante, uno de los más típicos de la localidad guipuzcoana, dos etarras se le acercaron por la espalda y le dispararon dos tiros en la cabeza que le provocaron la muerte en el acto.

Su cuerpo quedó tendido en medio de un gran charco de sangre en unas estrechas escaleras que dan acceso a la calle Isasi, donde se encuentra su restaurante.

Sobre las diez de la noche, el juez ordenó el levantamiento del cadáver.

Sebastián era una persona muy conocida en la localidad.

 

Había sido objeto desde enero de ese año de una campaña basada en rumores anónimos que le acusaban de ser traficante de drogas.

 

Los rumores le acusaban también de haber obtenido su libertad, tras una detención, a cambio del pago de varios millones de pesetas.

 

La campaña había sido brutal y Aizpiri pidió entonces al juzgado de Éibar que realizara una investigación pública sobre su persona, investigación que dio resultado negativo, y publicó varios anuncios en el diario El Correo Español- El Pueblo Vasco desmintiendo las acusaciones.

 

Los Ayuntamientos de Éibar y Elgóibar aprobaron entonces sendas mociones de apoyo a Aizpiri, a quien consideraban "objeto de una campaña de calumnias".

 

El restaurante Chalcha que regentaba aparecía en la relación de empresas sometidas al chantaje económico de ETA descubierta en la cooperativa Sokoa.

 

Poco después del asesinato, su hermana Ana Aizpiri, periodista de profesión, denunció el "chantaje mafioso" al que fue sometido su hermano.

Siento que todos los ciudadanos somos espiados por ETA. Herri Batasuna es la policía secreta de ETA (...). ¿Por qué en vez de estar en los ayuntamientos no montan un chiringuito en la plaza que diga: oficina de información de ETA?.

El de su hermana Ana es uno de los testimonios que se recogen en el libro Olvidados (Adhara, 2006), de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero.

 

Este es un breve resumen de sus palabras:

 

No me podía creer que eso hubiera podido suceder, que a mi hermano le hubiesen dado dos tiros en la nuca y lo hubiesen matado.

Es verdad que él había sido objeto de una campaña bien orquestada, y que estaba surtiendo efecto.

Estaban difamándolo: decían que era traficante de drogas.

Después de que lo mataran yo misma pude ver algunos papelillos, apuntes manuscritos de algún informador de ETA, llenos de mentiras sobre mi hermano (...).

Recuerdo la sensación de frío y de absurdo que me duró varios meses.

Pero yo no era ajena a la realidad y tenía muy claro que alguien, en la vecindad de su establecimiento comercial, había observado todos sus movimientos cada día, le había vigilado para transmitir a otros la información, y otros le habían esperado para matarle (...).

Desde entonces me resulta difícil regresar a mi pueblo (...).

Denuncié entonces algo que era evidente para todos: la connivencia entre HB y ETA.

Y eso ha tenido una carga importante sobre mí (...).

Años después hubo gente de HB que difundió un rumor sobre mí del mismo carácter que el rumor de mi hermano: que me habían detenido en el aeropuerto de Barajas en posesión de cocaína, rumor netamente falso e injurioso, pues era evidente que no había podido ser detenida ya que mi voz se oía, por mi trabajo de periodista, en los informativos de la televisión vasca, todos los días a la misma hora.

Mucha gente me ha odiado por la acusación que vertí sobre HB y otra mucha me ha admirado, claro (...).

Yo perdí a la mayoría de mis amigos.

No sentí cercanía, ni un sentimiento de empatía hacia mí (...). Creo que [Sebastián] nunca llegó a pensar que pudieran matarlo.

A mí no me lo dijo nunca pero personas mejor informadas y más autorizadas concluyeron, por las circunstancias de su asesinato, que los de la ETA le habían estado pidiendo dinero y que él se había negado (...).

Es muy desagradable vivir en Euskadi para una persona a la que le han asesinado un familiar o un amigo (...).

Está claro que las víctimas vamos a seguir llevando para el resto de nuestras vidas un hueco, un archivo en nuestra memoria muy duro de abrir.

Creo que si los partidos políticos, que tienen muchas víctimas en sus filas, no abogan con mucha entereza y determinación y con mucho cuidado con las palabras, por velar por la memoria de las víctimas que ha habido en el País Vasco y en otras comunidades de España, el futuro de las víctimas es el olvido.

También relató en el mismo libro que tras el atentado nadie del sector de la hostelería, "ningún cocinero reputado" dio muestras de solidaridad con ellos.

"Hay que tener en cuenta que la adscripción ideológica al nacionalismo radical tiene en el sector de la hostelería una buena cuota", añadió.

 

En 1991 la Audiencia Nacional condenó a los etarras miembros del grupo Éibar

 

   Jesús María Ciganda Sarratea

 

   Juan Carlos Balerdi Iturralde, alias Eneko, a sendas penas de 30 años de reclusión mayor como autores de un delito de asesinato con premeditación.

 

La sentencia especificó que fue Ciganda quien disparó a Aizpiri.

 

También fue condenado por este asesinato

 

   Cándido Zubikarai Badiola quien, junto a su mujer

 

   Make Goñi, colaboró con el grupo Éibar en su actividad asesina de los años ochenta.

 

En el piso de su propiedad fueron detenidos los terroristas del grupo en una operación de la Guardia Civil en abril de 1989.

 

En ese piso estaba también su hijo Eñaut de 5 años, que, con el tiempo, se haría jugador de fútbol profesional, siendo portero suplente de la Real Sociedad.

 

Eñaut ha participado en marchas proetarras que piden el acercamiento de los asesinos de la banda a cárceles del País Vasco.


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