ETA
BANDA
ASESINA
DE
ESPAÑA
Categoría: NO
DEBEMOS OLVIDAR
A las 8:30 del
4 agosto 1979
44º aniversario
ETA asesinaba a
tiros en Éibar-Guipúzcoa-país
vasco-españa al
guardia
civil
JUAN JOSÉ TAUSTE SÁNCHEZ
Cuando se disponía a arrancar su automóvil aparcado
en una calle de la localidad para dirigirse al cuartel donde trabajaba.
Juan José salió del portal del domicilio de sus
suegros, donde se había instalado con su mujer, y se dirigió al lugar donde
tenía aparcado su vehículo, un Ford Fiesta matrícula de Jaén.
Nada más sentarse en el asiento del conductor
dos terroristas, que le estaban esperando, sacaron sendas armas de fuego y le
dispararon a corta distancia.
A continuación los terroristas volvieron a
ocultar sus armas y huyeron a pie del lugar en dirección a un cruce de caminos
situado a escasos metros de la autopista Bilbao-Behobia, donde muy
probablemente les esperaba un vehículo con el que se dieron a la fuga.
En el lugar de los hechos se recogieron varios
casquillos de bala del calibre
Los disparos alcanzaron a Juan en el estómago,
en el tórax y en la cabeza.
El primero que se percató del atentado
terrorista fue un policía municipal que se encontraba de servicio en la zona y
que dio aviso inmediato a la Policía Nacional y a la Guardia Civil.
El barrio de San Salvador, próximo al lugar del
crimen, celebraba sus fiestas aquellos días, y algunos vecinos confundieron los
disparos con cohetes de las fiestas, incluida su esposa, que sólo se dio cuenta
de lo que había pasado cuando se escucharon algunos gritos y se formó un
corrillo de gente alrededor del automóvil.
Concepción bajó de la vivienda y se encontró a
su marido moribundo. Ella misma comenzó a sacarle del coche mientras gritaba:
"¿Qué le han hecho a mi marido?".
Juan Tauste fue trasladado inmediatamente al
Hospital Militar de San Sebastián, donde llegó cadáver.
A la 13:30 del
4 agosto 1985
38º aniversario
ETA asesinaba en
Elgóibar-GUIPÚZCOA-PAÍS VASCO-ESPAÑA, de
un tiro en la nuca al
guardia
civil, en reserva activa
JOSÉ EXPÓSITO AFÁN
Hacía media hora que
había finalizado en Vitoria el funeral por el guardia civil Fernando Amor Calvo,
muerto el día anterior mientras intentaba desactivar un artefacto explosivo en
Luyando (Álava).
José Expósito fue alcanzado por un único disparo
en la nuca cuando, desarmado y vestido de paisano, caminaba en solitario por la
céntrica plaza de la Magdalena de Elgóibar.
La bala, calibre
El cuerpo del guardia civil asesinado permaneció
en el lugar del atentado cubierto con una manta y protegido del sol por una
furgoneta hasta que finalmente, a las cuatro de la tarde el juez al que
correspondía el levantamiento del cadáver autorizó su traslado al depósito del
cementerio de la localidad.
A continuación, el cuerpo de José Expósito fue
conducido a su domicilio, donde quedó constituida la capilla ardiente ante la
presencia de un comandante y varios oficiales de la Guardia Civil y compañeros
de la víctima.
El mismo día del
asesinato de José Expósito unas quinientas personas convocadas por el Comité
Pro Refugiados se manifestaron en Elgóibar para protestar por el asesinato en
Saint Jean Pied de Port (Francia) del etarra Juan María Otegui Elizegui,
alias Txato, a manos de los
GAL.
En Itsasondo,
localidad natal del miembro de ETA, la Guardia Civil impidió la celebración del
funeral religioso.
La corporación
municipal de esta localidad, integrada por representantes de Herri Batasuna,
Partido Nacionalista Vasco y Euskadiko Ezkerra, nombraron a Juan María Otegui
"hijo predilecto de la villa".
Otegui Elizegui
participó, entre otros atentados, en el asesinato del teniente coronel retirado
de la Guardia Civil Luis Cadarso San Juan, el 14 de abril de 1981.
A
las 20:30 horas del
4
agosto 2002
21º aniversario
ETA hizo explotar un coche-bomba cargado con 100 K de dinamita Titadyne y metralla frente a la
casa-cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola-Alicante-COMUNIDAD DE VALENCIA-ESPAÑA y junto a una glorieta
muy concurrida de la localidad.
La explosión mató a
CECILIO GALLEGO ALAMINOS
Ciudadano jubilado que esperaba la llegada de un autobús
en la parada situada enfrente del cuartel para dirigirse a Torrevieja
Y a la
niña de seis años
SILVIA MARTÍNEZ SANTIAGO
Hija de José Joaquín Martínez,
agente de la Guardia Civil, que se encontraba en ese momento jugando en su
domicilio de la casa-cuartel junto a su madre, Toñi Santiago,
una tía y un primo.
HERIDOS
La explosión causó, además, heridas de diversa
consideración a otras cincuenta y seis personas, según consta en el escrito
fiscal (entre ellos
Borja,
primo de Silvia de tres años y medio, que sufrió cortes en la cara, el brazo y
la pierna derecha) y cuantiosos daños materiales en los inmuebles cercanos.
Dos pisos de la casa-cuartel de la Guardia Civil
resultaron destrozados y decenas de edificios de los alrededores resultaron
dañados por la onda expansiva de la explosión, por lo que unos ciento cincuenta
vecinos tuvieron que ser realojados por el Ayuntamiento.
La explosión provocó una densa columna de humo
visible a varios kilómetros de distancia, el estallido de cristales de
numerosas ventanas y la caída de tabiques de los inmuebles cercanos.
Además, la deflagración del coche bomba mantuvo
esta zona de Santa Pola conocida como El Palmeral sin fluido eléctrico.
La detonación del vehículo pudo ser oída en un
radio de varios kilómetros, según explicaron comerciantes del lugar.
La zona fue acordonada por agentes de las Fuerzas
de Seguridad del Estado pues se temía que se produjera la explosión de un
segundo coche-bomba.
Un equipo de la Cruz Roja se desplazó hasta el
lugar para atender a los heridos por la explosión.
Los más graves, cuatro personas, fueron trasladados
al Hospital General de Elche, el centro sanitario más cercano al lugar en el
que se produjo el atentado.
Los más leves fueron atendidos en el lugar de los
hechos en una especie de hospital de campaña.
El coche-bomba estaba situado junto a la verja
del cuartel de la Guardia Civil de la localidad alicantina, al lado de una
glorieta muy concurrida, pues allí se encontraban varias paradas de autobuses
que comunicaban Santa Pola con Alicante y Torrevieja.
Media hora después iba a celebrarse un festival
de danza infantil en el lugar, lo que podía haber provocado un drama aún mucho
mayor.
A Cecilio Gallego la
onda expansiva le lanzó a varios metros del lugar, provocándole la muerte en el
acto.
La niña Silvia sufrió
heridas de extrema gravedad y murió mientras era trasladada al hospital.
El objetivo de la banda terrorista era provocar una
matanza, pues no se recibió ningún aviso sobre la colocación
del coche-bomba, según indicaron fuentes de la Delegación del Gobierno.
Estaba aludiendo implícitamente a aplicar al
brazo político de ETA la Ley Orgánica 6/2002, conocida comúnmente como Ley de
Partidos, aprobada por el Consejo de Ministros en junio de 2002, semanas antes
del asesinato de Cecilio y Silvia.
El cambio tan radical en la política
antiterrorista que Rodríguez Zapatero dio al llegar al Gobierno motivó una dura
y emotiva carta pública de Toñi, madre de Silvia, enviada a Libertad Digital el
4 de julio de 2006:
"(...) Sr.
Zapatero, quiero que sepa que con su cobardía, con su desvergüenza, con su indignidad,
con su maldito talante, con su pacto con los etarras, con su declaración del
día 29 de junio para iniciar el proceso de diálogo, usted, transcurridos casi
cuatro años, ha vuelto a asesinar a Silvia.
Usted sólo ha
conseguido que los sentimientos que tuve que vivir aquella tarde del atentado,
vuelvan a resurgir hoy en mí. Sentimientos que todavía trato de canalizar,
después de casi tres años de ayuda psicológica y de un tratamiento médico
contra la ansiedad.
Con su gestión en la
política antiterrorista, ha conseguido que tenga el mismo desprecio por usted
que siento por los asesinos de mi hija, de sus colaboradores y de quienes
aplauden y festejan los atentados y que, para mí, son tan asesinos como
aquellos que colocaron el coche bomba, cargado con 50 kgs. de explosivo, debajo
del balcón de mi casa.
Usted se ha puesto de
rodillas ante esos asesinos, usted y su gobierno han claudicado ante esos
canallas, pero por favor no nos pida a las víctimas comprensión. Sr. Zapatero,
usted no cuenta con mi autorización para negociar con la sangre de mi hija.
Usted que fue tan
cobarde el pasado día 28 de junio de no querer mirarme a los ojos en el
Congreso de los Diputados, usted que dio las órdenes oportunas para impedir que
accediéramos a las proximidades del recinto con una corona de flores,
humillándonos y tratándonos como si fuésemos delincuentes, usted no conseguirá
silenciar mi voz.
En su anuncio de
negociación, tan esperado por la banda terrorista ETA, usted nombra a las
víctimas del terrorismo, a su memoria, a su dignidad y a su honor. Casualmente
siempre olvida usted mencionar la palabra "justicia". En los dos años
y medio que lleva en el poder, nunca le he escuchado mencionar esta palabra
cuando se refiere a las víctimas. Justicia es lo que espero conseguir contra
los miserables que asesinaron a mi hija, aunque pacte usted con ellos o con el
mismísimo demonio ...
Por último le rogaría
que no hable usted tan alegremente del dolor de las personas que hemos sufrido
un atentado terrorista. A mí, como madre de Silvia, me ha demostrado que no le
importa lo más mínimo el asesinato de una niña inocente. Sr. Zapatero,
desgraciadamente para mí, todos los días 4 de agosto que me queden por vivir
tengo que recordar que, ese fatídico día mi hija fue brutalmente asesinada.
En mi memoria
quedará, que mientras usted celebra alegremente su cumpleaños ese día, en unión
de sus dos hijas y de su esposa; a mi hija, con seis añitos no le permitieron
cumplir ninguno más esos individuos con lo que usted ahora negocia.
A Ella y a todas las
personas que fueron asesinadas les va a tener que agradecer su continuidad en
el gobierno.
No me queda la menor
duda de que esas ansías de poder es lo que le lleva a usted a traicionar la
memoria de las víctimas inocentes.
Señor Zapatero,
NEGOCIACIÓN EN MI NOMBRE, NO".
Mes y medio después
del atentado, el 20 de septiembre de 2002, fueron detenidos en la localidad
francesa de Bagneres de Luchon los presuntos autores materiales del atentado
contra la casa-cuartel de Santa Pola.
Se trata de los
etarras Óscar Celarain Ortiz, alias Peio, y
Andoni Otegi Eraso, alias Iosu, integrados
en el grupo Argala de ETA.
En febrero de 2011 la
Fiscalía pidió en su escrito provisional de conclusiones que sean condenados a
1.180 años de cárcel.
La Fiscalía sostiene que
los dos etarras se alojaron entre el 28 de julio y el 4 de agosto de 2002 en el
camping Bahía de Santa Pola, situado apenas a cuatrocientos metros del lugar
del atentado.
Allí se registraron
con una identidad falsa y se desplazaron en ciclomotor y bicicleta para grabar
imágenes del cuartel antes de cometer el atentado.
Todo ello ha quedado
acreditado por la documentación que se les incautó cuando se les detuvo (vídeos
y fotografías).
Además, la Justicia
francesa ha remitido a la Audiencia Nacional la "autocrítica"
manuscrita realizada por Otegi Eraso que se le incautó al
número uno de ETA Juan Ibon Fernández de Iradi, alias Susper.
En ella reconocía las
actividades que ambos etarras habían llevado a cabo en España en el verano de
2002, entre las que se encontraba el atentado de Santa Pola.
Casi diez años después del atentado, el 18 de mayo
de 2012 la Audiencia Nacional condenó a 843 años de cárcel a los etarras
Andoni
Otegi y Óscar Celarain al considerar probado "sin ningún género
de duda" que fueron los autores del atentado contra
la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola (Alicante), que la banda
perpetró el 4 de agosto de 2002.
La sentencia atribuye a los dos terroristas el asesinato
de Silvia Martínez Santiago, de seis años de edad, y de Cecilio
Gallego, de 57, así como otros 51 delitos en grado de
tentativa y un delito de estragos terroristas.
En la resolución, el tribunal considera que con la
colocación del coche bomba los etarras "trataron de causar el
mayor número de muertes posibles".
Por esta razón, Celarain y Otegi colocaron el
vehículo bomba "sin previo aviso junto a la valla del acuartelamiento de
la Guardia Civil en Santa Pola, donde vivían numerosas familias con niños,
prácticamente pegado a las viviendas, a una hora y en un momento de mayor
presencia de aquellas en sus casas, así como de personas en los alrededores,
todas ellas totalmente indefensas".
Junto a los 843 años de cárcel, la Audiencia
obliga a los dos asesinos de la banda a indemnizar a los padres de la
pequeña Silvia, que declararon durante el juicio, con 211.768 euros,
así como con 75.539 a familia de Cecilio Gallego.
También establece indemnizaciones de más de nueve
millones de euros al Estado y al Consorcio de Compensación de Seguros por los
daños causados en la casa cuartel (6 millones), la cuantía de las ayudas que
concedió a las víctimas (otros 2,5 millones) y las que otorgó a los
perjudicados por daños materiales (839.000 euros).
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