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viernes, 4 de agosto de 2023

4 AGOSTO

 





ETA

BANDA

ASESINA

DE

ESPAÑA



Categoría: NO DEBEMOS OLVIDAR

 

A las 8:30 del

4  agosto  1979

44º   aniversario

 

ETA asesinaba a tiros en Éibar-Guipúzcoa-país vasco-españa al

 

guardia civil

JUAN JOSÉ TAUSTE SÁNCHEZ 






 

Cuando  se disponía a arrancar su automóvil aparcado en una calle de la localidad para dirigirse al cuartel donde trabajaba.

Juan José salió del portal del domicilio de sus suegros, donde se había instalado con su mujer, y se dirigió al lugar donde tenía aparcado su vehículo, un Ford Fiesta matrícula de Jaén.

Nada más sentarse en el asiento del conductor dos terroristas, que le estaban esperando, sacaron sendas armas de fuego y le dispararon a corta distancia.

A continuación los terroristas volvieron a ocultar sus armas y huyeron a pie del lugar en dirección a un cruce de caminos situado a escasos metros de la autopista Bilbao-Behobia, donde muy probablemente les esperaba un vehículo con el que se dieron a la fuga.

En el lugar de los hechos se recogieron varios casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF.

Los disparos alcanzaron a Juan en el estómago, en el tórax y en la cabeza.

El primero que se percató del atentado terrorista fue un policía municipal que se encontraba de servicio en la zona y que dio aviso inmediato a la Policía Nacional y a la Guardia Civil.

El barrio de San Salvador, próximo al lugar del crimen, celebraba sus fiestas aquellos días, y algunos vecinos confundieron los disparos con cohetes de las fiestas, incluida su esposa, que sólo se dio cuenta de lo que había pasado cuando se escucharon algunos gritos y se formó un corrillo de gente alrededor del automóvil.

Concepción bajó de la vivienda y se encontró a su marido moribundo. Ella misma comenzó a sacarle del coche mientras gritaba: "¿Qué le han hecho a mi marido?".

Juan Tauste fue trasladado inmediatamente al Hospital Militar de San Sebastián, donde llegó cadáver.

 

A la 13:30 del

 

4  agosto  1985

 

38º  aniversario

 

 

ETA asesinaba en Elgóibar-GUIPÚZCOA-PAÍS  VASCO-ESPAÑA, de un tiro en la nuca al

 

guardia civil, en reserva activa 

 

JOSÉ EXPÓSITO AFÁN






 

Hacía media hora que había finalizado en Vitoria el funeral por el guardia civil Fernando Amor Calvo, muerto el día anterior mientras intentaba desactivar un artefacto explosivo en Luyando (Álava).

 

José Expósito fue alcanzado por un único disparo en la nuca cuando, desarmado y vestido de paisano, caminaba en solitario por la céntrica plaza de la Magdalena de Elgóibar.

La bala, calibre 9 milímetros parabellum, le atravesó el cerebro, provocándole la muerte instantánea.

El cuerpo del guardia civil asesinado permaneció en el lugar del atentado cubierto con una manta y protegido del sol por una furgoneta hasta que finalmente, a las cuatro de la tarde el juez al que correspondía el levantamiento del cadáver autorizó su traslado al depósito del cementerio de la localidad.

A continuación, el cuerpo de José Expósito fue conducido a su domicilio, donde quedó constituida la capilla ardiente ante la presencia de un comandante y varios oficiales de la Guardia Civil y compañeros de la víctima.

El mismo día del asesinato de José Expósito unas quinientas personas convocadas por el Comité Pro Refugiados se manifestaron en Elgóibar para protestar por el asesinato en Saint Jean Pied de Port (Francia) del etarra Juan María Otegui Elizegui, alias Txato, a manos de los GAL.

 

En Itsasondo, localidad natal del miembro de ETA, la Guardia Civil impidió la celebración del funeral religioso.

 

La corporación municipal de esta localidad, integrada por representantes de Herri Batasuna, Partido Nacionalista Vasco y Euskadiko Ezkerra, nombraron a Juan María Otegui "hijo predilecto de la villa".

 

Otegui Elizegui participó, entre otros atentados, en el asesinato del teniente coronel retirado de la Guardia Civil Luis Cadarso San Juan, el 14 de abril de 1981.

 

A las 20:30 horas del

4  agosto  2002

21º   aniversario

ETA hizo explotar un coche-bomba cargado con 100  K de dinamita Titadyne y metralla frente a la casa-cuartel de la Guardia Civil en Santa Pola-Alicante-COMUNIDAD DE VALENCIA-ESPAÑA y junto a una glorieta muy concurrida de la localidad.

La explosión mató a 

CECILIO GALLEGO ALAMINOS


Ciudadano  jubilado que esperaba la llegada de un autobús en la parada situada enfrente del cuartel para dirigirse a Torrevieja

Y  a la niña de seis años 

SILVIA MARTÍNEZ SANTIAGO



Hija  de José Joaquín Martínez, agente de la Guardia Civil, que se encontraba en ese momento jugando en su domicilio de la casa-cuartel junto a su madre, Toñi Santiago, una tía y un primo.

HERIDOS

La explosión causó, además, heridas de diversa consideración a otras cincuenta y seis personas, según consta en el escrito fiscal (entre ellos     

     Borja, primo de Silvia de tres años y medio, que sufrió cortes en la cara, el brazo y la pierna derecha) y cuantiosos daños materiales en los inmuebles cercanos.

Dos pisos de la casa-cuartel de la Guardia Civil resultaron destrozados y decenas de edificios de los alrededores resultaron dañados por la onda expansiva de la explosión, por lo que unos ciento cincuenta vecinos tuvieron que ser realojados por el Ayuntamiento.

La explosión provocó una densa columna de humo visible a varios kilómetros de distancia, el estallido de cristales de numerosas ventanas y la caída de tabiques de los inmuebles cercanos.

Además, la deflagración del coche bomba mantuvo esta zona de Santa Pola conocida como El Palmeral sin fluido eléctrico.

La detonación del vehículo pudo ser oída en un radio de varios kilómetros, según explicaron comerciantes del lugar.

La zona fue acordonada por agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado pues se temía que se produjera la explosión de un segundo coche-bomba.

Un equipo de la Cruz Roja se desplazó hasta el lugar para atender a los heridos por la explosión.

Los más graves, cuatro personas, fueron trasladados al Hospital General de Elche, el centro sanitario más cercano al lugar en el que se produjo el atentado.

Los más leves fueron atendidos en el lugar de los hechos en una especie de hospital de campaña.

El coche-bomba estaba situado junto a la verja del cuartel de la Guardia Civil de la localidad alicantina, al lado de una glorieta muy concurrida, pues allí se encontraban varias paradas de autobuses que comunicaban Santa Pola con Alicante y Torrevieja.

Media hora después iba a celebrarse un festival de danza infantil en el lugar, lo que podía haber provocado un drama aún mucho mayor.

Cecilio Gallego la onda expansiva le lanzó a varios metros del lugar, provocándole la muerte en el acto.

La niña Silvia sufrió heridas de extrema gravedad y murió mientras era trasladada al hospital.

El objetivo de la banda terrorista era provocar una matanza, pues no se recibió ningún aviso sobre la colocación del coche-bomba, según indicaron fuentes de la Delegación del Gobierno.

Estaba aludiendo implícitamente a aplicar al brazo político de ETA la Ley Orgánica 6/2002, conocida comúnmente como Ley de Partidos, aprobada por el Consejo de Ministros en junio de 2002, semanas antes del asesinato de Cecilio y Silvia.

El cambio tan radical en la política antiterrorista que Rodríguez Zapatero dio al llegar al Gobierno motivó una dura y emotiva carta pública de Toñi, madre de Silvia, enviada a Libertad Digital el 4 de julio de 2006:

"(...) Sr. Zapatero, quiero que sepa que con su cobardía, con su desvergüenza, con su indignidad, con su maldito talante, con su pacto con los etarras, con su declaración del día 29 de junio para iniciar el proceso de diálogo, usted, transcurridos casi cuatro años, ha vuelto a asesinar a Silvia.

Usted sólo ha conseguido que los sentimientos que tuve que vivir aquella tarde del atentado, vuelvan a resurgir hoy en mí. Sentimientos que todavía trato de canalizar, después de casi tres años de ayuda psicológica y de un tratamiento médico contra la ansiedad.

Con su gestión en la política antiterrorista, ha conseguido que tenga el mismo desprecio por usted que siento por los asesinos de mi hija, de sus colaboradores y de quienes aplauden y festejan los atentados y que, para mí, son tan asesinos como aquellos que colocaron el coche bomba, cargado con 50 kgs. de explosivo, debajo del balcón de mi casa.

Usted se ha puesto de rodillas ante esos asesinos, usted y su gobierno han claudicado ante esos canallas, pero por favor no nos pida a las víctimas comprensión. Sr. Zapatero, usted no cuenta con mi autorización para negociar con la sangre de mi hija.

Usted que fue tan cobarde el pasado día 28 de junio de no querer mirarme a los ojos en el Congreso de los Diputados, usted que dio las órdenes oportunas para impedir que accediéramos a las proximidades del recinto con una corona de flores, humillándonos y tratándonos como si fuésemos delincuentes, usted no conseguirá silenciar mi voz.

En su anuncio de negociación, tan esperado por la banda terrorista ETA, usted nombra a las víctimas del terrorismo, a su memoria, a su dignidad y a su honor. Casualmente siempre olvida usted mencionar la palabra "justicia". En los dos años y medio que lleva en el poder, nunca le he escuchado mencionar esta palabra cuando se refiere a las víctimas. Justicia es lo que espero conseguir contra los miserables que asesinaron a mi hija, aunque pacte usted con ellos o con el mismísimo demonio ...

Por último le rogaría que no hable usted tan alegremente del dolor de las personas que hemos sufrido un atentado terrorista. A mí, como madre de Silvia, me ha demostrado que no le importa lo más mínimo el asesinato de una niña inocente. Sr. Zapatero, desgraciadamente para mí, todos los días 4 de agosto que me queden por vivir tengo que recordar que, ese fatídico día mi hija fue brutalmente asesinada.

En mi memoria quedará, que mientras usted celebra alegremente su cumpleaños ese día, en unión de sus dos hijas y de su esposa; a mi hija, con seis añitos no le permitieron cumplir ninguno más esos individuos con lo que usted ahora negocia.

A Ella y a todas las personas que fueron asesinadas les va a tener que agradecer su continuidad en el gobierno.

No me queda la menor duda de que esas ansías de poder es lo que le lleva a usted a traicionar la memoria de las víctimas inocentes.

Señor Zapatero, NEGOCIACIÓN EN MI NOMBRE, NO".

Mes y medio después del atentado, el 20 de septiembre de 2002, fueron detenidos en la localidad francesa de Bagneres de Luchon los presuntos autores materiales del atentado contra la casa-cuartel de Santa Pola.

 

Se trata de los etarras Óscar Celarain Ortiz, alias Peio, y Andoni Otegi Eraso, alias Iosu, integrados en el grupo Argala de ETA.

 

En febrero de 2011 la Fiscalía pidió en su escrito provisional de conclusiones que sean condenados a 1.180 años de cárcel.

 

La Fiscalía sostiene que los dos etarras se alojaron entre el 28 de julio y el 4 de agosto de 2002 en el camping Bahía de Santa Pola, situado apenas a cuatrocientos metros del lugar del atentado.

 

Allí se registraron con una identidad falsa y se desplazaron en ciclomotor y bicicleta para grabar imágenes del cuartel antes de cometer el atentado.

 

Todo ello ha quedado acreditado por la documentación que se les incautó cuando se les detuvo (vídeos y fotografías).

 

Además, la Justicia francesa ha remitido a la Audiencia Nacional la "autocrítica" manuscrita realizada por Otegi Eraso que se le incautó al número uno de ETA Juan Ibon Fernández de Iradi, alias Susper.

 

En ella reconocía las actividades que ambos etarras habían llevado a cabo en España en el verano de 2002, entre las que se encontraba el atentado de Santa Pola.

 

Casi diez años después del atentado, el 18 de mayo de 2012 la Audiencia Nacional condenó a 843 años de cárcel a los etarras 

   Andoni Otegi y Óscar Celarain al considerar probado "sin ningún género de duda" que fueron los autores del atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola (Alicante), que la banda perpetró el 4 de agosto de 2002.

La sentencia atribuye a los dos terroristas el asesinato de Silvia Martínez Santiago, de seis años de edad, y de Cecilio Gallego, de 57, así como otros 51 delitos en grado de tentativa y un delito de estragos terroristas.

En la resolución, el tribunal considera que con la colocación del coche bomba los etarras "trataron de causar el mayor número de muertes posibles". 

Por esta razón, Celarain y Otegi colocaron el vehículo bomba "sin previo aviso junto a la valla del acuartelamiento de la Guardia Civil en Santa Pola, donde vivían numerosas familias con niños, prácticamente pegado a las viviendas, a una hora y en un momento de mayor presencia de aquellas en sus casas, así como de personas en los alrededores, todas ellas totalmente indefensas".

Junto a los 843 años de cárcel, la Audiencia obliga a los dos asesinos de la banda a indemnizar a los padres de la pequeña Silvia, que declararon durante el juicio, con 211.768 euros, así como con 75.539 a familia de Cecilio Gallego.

También establece indemnizaciones de más de nueve millones de euros al Estado y al Consorcio de Compensación de Seguros por los daños causados en la casa cuartel (6 millones), la cuantía de las ayudas que concedió a las víctimas (otros 2,5 millones) y las que otorgó a los perjudicados por daños materiales (839.000 euros).

 

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