viernes, 4 de febrero de 2022

4 FEBRERO

 




Categoría: NO DEBEMOS OLVIDAR

 

 

4  febrero  1979

43º aniversario

 

Fallecía  el

Agente  de la Guardia Civil 

ESTEBAN SÁEZ GÓMEZ 






Como  consecuencia de las graves heridas que sufrió en el atentado que la banda terrorista ETA cometió contra un convoy de la Guardia Civil en Tolosa-Guipúzcoa-país vasco-españa, el 29 de enero de 1979

 

Sobre  las 14:15 del

4  febrero  1984

38º aniversario

 

ETA asesinaba en Guecho-Vizcaya-país vasco-españa, al

Ingeniero  industrial y constructor de profesión, perteneció a ETA en la década de los sesenta 

MIGUEL FRANCISCO SOLAUN ANGULO





En  presencia de su mujer y sus dos hijas, cuando se encontraba en el interior del establecimiento de degustación de café Haizean, en el barrio de Algorta

El ingeniero asesinado fue detenido por primera vez en 1969, y en diciembre de ese año logró fugarse de la cárcel de Basauri, junto con otros miembros de ETA.

Permaneció exiliado en Francia hasta que se aprobó la amnistía en 1977.

Todos los que lo conocieron sostienen que, desde su regreso al País Vasco, se mantuvo apartado de ETA y dedicado por entero a la empresa de construcción en la que ejercía un puesto directivo.

En 1981 finalizó la edificación de un grupo de viviendas en Algorta, que posteriormente fueron vendidas al Estado, al parecer a causa de las dificultades económicas por las que atravesaba la empresa Aldarriaga, S.A.

Las viviendas fueron incorporadas a un proyecto de construcción de una casa cuartel, lo que provocó las protestas de parte de la población de esa localidad que, entre otras cosas, consideraba que dicho proyecto vulneraba la normativa urbanística legal.

La voladura de la casa cuartel, que iba a ser inaugurada en fechas posteriores con la presencia del ministro de Interior y de los primeros mandos de la Guardia Civil, fue abortada a raíz de la detención del comando que colocó los explosivos.

Entre ellos estaba Miguel Solaun.

Sin embargo, posteriormente se supo que en 1981 la banda asesina presionó a Solaun para que pudiesen colocar los explosivos.

Una carta escrita ese año por Miguel, de cuya existencia dio cuenta la agencia EFE, aportó nuevos datos sobre los posibles móviles de su asesinato.

La carta, dirigida por Solaun a un amigo, teniente de la Guardia Civil, relata cómo se vio obligado a colocar el artefacto en las viviendas.

La cruda realidad es que si hice aquello fue protegiendo los intereses y la seguridad vuestra.

 

Fui conminado por ETA a colaborar y prestar toda la ayuda que me pidieron y me exigieron, so pena de aparecer como un traidor ante ellos y correr la suerte que tuvieron mis amigos.

 

A continuación el ingeniero cuenta como el miedo le obligó a participar en la colocación del explosivo en la casa cuartel de la Guardia Civil, aunque, según precisa, no lo conectó. "Entre la elección de pasar el resto de mi vida huyendo de ETA o esperar un milagro, creo que ésta ha sido la solución ideal", explica refiriéndose a su detención.

Durante su estancia en la prisión de Nanclares de la Oca, Miguel Solaun recibió una paliza de miembros de ETA militar, que lo consideraban un traidor, y tuvo que ser protegido por otros presos pertenecientes a la rama político-militar.

Desde allí siguió de cerca las negociaciones entre Euskadiko Ezkerra y el Gobierno para la excarcelación de polimilis de la VII Asamblea y, aunque no formó parte de esas listas -al haber sido detenido como miembro de ETA Militar-, aceptó la mediación de Juan María Bandrés y obtuvo un año antes de su asesinato el indulto que le permitió recuperar la libertad.

El juez adelantó su puesta en libertad por considerar, entre otras cosas, que su vida corría peligro en prisión.

Desde entonces vivía en la semiclandestinidad por motivos de seguridad y planeaba abandonar el País Vasco.

Los terroristas que acabaron con la vida de Solaun

  Juan Manuel Piriz López




  Juan Manuel González Merino

Fueron  capturados por los GEO el 16 de febrero de ese mismo año, tras un intenso intercambio de disparos en el piso en el que se ocultaban en Baracaldo.

Ambos resultaron heridos, mientras que un tercer terrorista

  Iñaki Ojeda Martín, resultó muerto.

Los tres habían estado seis meses en la cárcel por haber participado en el secuestro del entonces secretario general del Partido Comunista de Euskadi, Roberto Lerchundi, en abril de 1981.

Además de ellos, en el piso se encontraban, y fueron detenidos

   Josu Olabarría Santurtún, policía municipal de Baracaldo (que moriría en 1992 al estallarle un artefacto explosivo casero que estaba manipulando)

   Francisco Javier Rubio, administrativo.

  Píriz

  González fueron condenados en 1985 a 27 años de prisión por el asesinato de Solaun.

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