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DEBEMOS OLVIDAR
4 febrero 1979
43º
aniversario
Fallecía
el
Agente de la
Guardia Civil
ESTEBAN SÁEZ GÓMEZ
Como consecuencia de las graves heridas que sufrió
en el atentado que la banda terrorista ETA cometió contra un convoy de la Guardia
Civil en Tolosa-Guipúzcoa-país
vasco-españa, el 29 de enero de 1979
Sobre las 14:15 del
4 febrero 1984
38º aniversario
ETA
asesinaba en Guecho-Vizcaya-país
vasco-españa, al
Ingeniero
industrial y constructor de profesión, perteneció a ETA en la década de los sesenta
MIGUEL FRANCISCO SOLAUN
ANGULO
En presencia de su mujer y sus dos hijas, cuando
se encontraba en el interior del establecimiento de degustación de café Haizean,
en el barrio de Algorta
El
ingeniero asesinado fue detenido por primera
vez en 1969, y en diciembre de ese año logró fugarse de la cárcel
de Basauri, junto con otros miembros de ETA.
Permaneció
exiliado en Francia hasta que se aprobó la amnistía en 1977.
Todos
los que lo conocieron sostienen que, desde su regreso al País Vasco, se mantuvo
apartado de ETA y dedicado por entero a la empresa de construcción en la que
ejercía un puesto directivo.
En
1981 finalizó la edificación de un grupo de viviendas en Algorta, que
posteriormente fueron vendidas al Estado, al parecer a causa de las
dificultades económicas por las que atravesaba la empresa Aldarriaga, S.A.
Las
viviendas fueron incorporadas a un proyecto de construcción de una casa cuartel, lo que provocó las
protestas de parte de la población de esa localidad que, entre otras cosas,
consideraba que dicho proyecto vulneraba la normativa urbanística legal.
La
voladura de la casa cuartel, que iba a ser inaugurada en fechas posteriores con
la presencia del ministro de Interior y de los primeros mandos de la Guardia
Civil, fue abortada a raíz de la detención del comando que colocó los
explosivos.
Entre
ellos estaba Miguel Solaun.
Sin
embargo, posteriormente se supo que en 1981 la banda asesina presionó a Solaun
para que pudiesen colocar los explosivos.
Una
carta escrita ese año por Miguel, de cuya existencia dio cuenta la agencia EFE,
aportó nuevos datos sobre los posibles móviles de su asesinato.
La carta, dirigida por Solaun a un amigo, teniente de
la Guardia Civil, relata cómo se vio obligado a colocar el artefacto
en las viviendas.
La cruda realidad es que si hice aquello fue
protegiendo los intereses y la seguridad vuestra.
Fui conminado por ETA a colaborar y prestar toda
la ayuda que me pidieron y me exigieron, so pena de aparecer como un traidor
ante ellos y correr la suerte que tuvieron mis amigos.
A
continuación el ingeniero cuenta como el miedo le obligó a participar en la
colocación del explosivo en la casa cuartel de la Guardia Civil, aunque, según
precisa, no lo conectó. "Entre la elección de pasar el resto de mi vida
huyendo de ETA o esperar un milagro, creo que ésta ha sido la solución
ideal", explica refiriéndose a su detención.
Durante
su estancia en la prisión de Nanclares de la Oca, Miguel Solaun recibió una paliza de miembros de ETA
militar, que lo consideraban un traidor, y tuvo que ser protegido por otros presos
pertenecientes a la rama político-militar.
Desde
allí siguió de cerca las negociaciones entre Euskadiko Ezkerra y el Gobierno
para la excarcelación de polimilis de la VII Asamblea y, aunque no formó parte
de esas listas -al haber sido detenido como miembro de ETA Militar-, aceptó
la mediación de Juan María Bandrés y
obtuvo un año antes de su asesinato
el indulto que le permitió recuperar la libertad.
El juez
adelantó su puesta en libertad por considerar, entre otras cosas, que su vida
corría peligro en prisión.
Desde
entonces vivía en la
semiclandestinidad por motivos de seguridad y planeaba abandonar el
País Vasco.
Los
terroristas que acabaron con la vida de Solaun
Juan Manuel Piriz López
Juan Manuel González Merino
Fueron capturados por los GEO el 16 de febrero de ese
mismo año, tras un intenso intercambio de disparos en el piso en el que se
ocultaban en Baracaldo.
Ambos
resultaron heridos, mientras que un tercer terrorista
Iñaki Ojeda Martín, resultó muerto.
Los
tres habían estado seis meses en la cárcel por haber participado en el
secuestro del entonces secretario general del Partido Comunista de
Euskadi, Roberto Lerchundi, en
abril de 1981.
Además
de ellos, en el piso se encontraban, y fueron detenidos
Josu Olabarría Santurtún, policía municipal
de Baracaldo (que moriría en 1992 al estallarle un artefacto explosivo casero
que estaba manipulando)
Francisco Javier Rubio, administrativo.
Píriz
González fueron condenados en
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