ETA asesina a la primera mujer policía y el
'gran sueño' de la etarra Guisasola
María José GrechSeguir a mjgrech
16/6/2011 -
09:10
Categoría: NO DEBEMOS
OLVIDAR
El 16 de junio de 1981
41º
aniversario
ETA asesinaba
de un tiro a quemarropa, en la localidad guipuzcoana de Zaráuz-GUIPUZCOA-PAÍS
VASCO-ESPAÑA a la,
inspectora de
Policía NACIONAL
MARÍA JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ
Fue la primera agente de Policía muerta en
acto de servicio en un atentado terrorista.
La inspectora participaba en un operativo
antiterrorista en Zaráuz junto a varios miembros de la Brigada Central de
Información a la que pertenecía.
Tenían localizada una vivienda en la
urbanización Vista Alegre, donde supuestamente se escondían miembros del grupo
Goierri de ETA.
Los agentes establecieron un dispositivo de
vigilancia en torno al
edificio y se estaban preparando para entrar en el mismo.
Después de un rato de
espera, cerca de la una de la madrugada la Policía forzó la puerta de acceso al
portal.
Mientras un grupo subía en
el ascensor hasta el sexto piso, donde se presumía que podían haberse refugiado
los terroristas, otro grupo quedó en el portal cubriendo una posible retirada.
Entre estos últimos estaba
María José García.
Sin embargo, los etarras se
percataron del despliegue policial e iniciaron la huida del piso.
La inspectora comenzó a
subir por la escalera, quizá porque había escuchado algo sospechoso, y al
llegar a un descansillo, entre el portal y el primer piso, se encontró con los
terroristas que le dispararon dejándola mortalmente herida.
El proyectil que alcanzó a
María José García le atravesó el occipital, con trayectoria lateral, y le
destrozó la parte posterior de la cabeza, según confirmaron fuentes médicas.
La herida resultó mortal de
necesidad y la joven ingresó cadáver a la 1:20 horas en el Hospital de la Cruz
Roja de San Sebastián.
Los terroristas lanzaron dos
granadas y se entabló un fuerte tiroteo, huyendo posteriormente tras hacer
saltar a tiros la cerradura del primer piso.
Desde una de las
habitaciones los etarras saltaron por la ventana y huyeron hacia el monte Santa
Bárbara, situado en la parte trasera del edificio.
Los funerales por
el alma de la inspectora asesinada se celebraron en el salón del trono del
Gobierno Civil de Guipúzcoa. Posteriormente, sus restos mortales fueron
trasladados a Madrid.
Por este atentado sólo fue
condenado en 1987 el miembro de ETA Juan María Tapia Irujo, alias Jon y Zapatones, a una pena de 7 años de
prisión mayor por encubrimiento, al ocultar a los terroristas que acabaron con la vida de la
inspectora de Policía.
El grupo Goierri estaba comandado
por Mikel Goikoetxea, alias Txapela,
que fue asesinado en diciembre de 1983 por los GAL en San Juan de Luz.
El etarra que disparó contra la
inspectora fue José Luis Eciolaza Galán, alias Dienteputo.
También participó en el tiroteo un
tercer terrorista, alias Antxoka.
Dienteputo, con seis asesinatos a sus
espaldas, permanece fugado y sin juzgar.
En 2010 era considerado por las
Fuerzas de Seguridad del Estado uno de los máximos dirigentes de la banda
terrorista ETA.
16 junio 1983
39º
aniversario
Fallece
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EDUARDO VADILLO
VADILLO
Incapaz de superar las graves heridas sufridas por la
explosión de una bomba 2 días antes.
A las 11:00 del 14 de junio de 1983, Eduardo
fue alcanzado por la metralla de una bomba colocada por ETA, que explosionó en
el momento en que adelantaba con su vehículo a otro vehículo de la Guardia
Civil, en el que iba el teniente coronel José Lull Catalá, objetivo del atentado, y cuyos ocupantes
resultaron ilesos.
El atentado ocurrió en el Alto de Trabacúa, en una angosta carretera entre Durango y
Marquina.
El lugar, boscoso y con numerosas curvas, ya
había sido escenario de otras emboscadas de la banda terrorista contra miembros de las Fuerzas de
Seguridad del Estado.
Hacía justamente un año, el 8 de junio de
1982, dos guardias civiles resultaron heridos, uno de ellos muy grave, en un
atentado prácticamente idéntico, registrado en un paraje próximo al del Alto de
Trabacúa.
El 14 de junio el teniente coronel de la
Guardia Civil, y jefe de la 512 Comandancia de Vizcaya, circulaba en su
vehículo oficial por esa carretera.
Durante todos los años que estuvo al frente
de esa Comandancia, José Lull Catalá tenía por costumbre acompañar a las
patrullas de sus agentes
cuando tenían que hacer itinerarios regulares que les exponían a ser objetivo
de atentados terroristas.
De esa forma compartía el
riesgo con los guardias civiles bajo
su mando y mantenía alta su moral.
Sabedores de esta circunstancia, la banda
terrorista ETA había intentado atentar varias veces contra él.
Miembros del grupo Gorrochategui de ETA
habían colocado en un arcén de la carretera una bomba del tipo conocido como
hornillo.
Se trata de un tipo de bomba en el que la
carga es colocada adosada a los laterales de un recipiente metálico de forma
cónica, que luego es rellenado con la metralla.
El efecto es que, al estallar, el explosivo
concentra la onda expansiva en el vértice del cono, proyectando la metralla en
un ángulo de unos 45 grados.
Es uno de los artefactos más mortíferos,
pues la metralla así proyectada es capaz de perforar superficies muy duras.
La bomba había sido colocada hacía algún
tiempo, pues la banda terrorista sabía que, tarde o temprano, pasaría por la carretera
algún vehículo de la Guardia Civil.
La vegetación del lugar dificultaba la
visión de los etarras, situados a unos setenta y cinco metros.
En torno a las 11:30 horas del 14 de junio,
cuando el coche del teniente coronel Lull estaba a punto de llegar al lugar en
el que estaba colocado el artefacto explosivo, fue adelantado por
otro vehículo, conducido por Eduardo Vadillo.
Los etarras confundieron ese coche con el de
la Guardia Civil, y activaron la bomba.
La potencia de la explosión desplazó el
vehículo, acribillado por los diez kilos de metralla, a unos veinte metros de
la carretera.
Eduardo Vadillo, alcanzado por la metralla
en la cabeza, el pecho y un brazo, fue recogido gravemente herido y trasladado
al Hospital de Basurto.
El parte hospitalario precisó que el herido
presentaba "heridas por metralla, orificio de entrada en parietal derecho,
que provoca fractura con estallido de bóveda craneal y pérdida ósea, por
entrada de una tuerca que aparece alojada debajo del parietal contralateral y
produce salida de masa encefálica y signos de afectación neurológica muy
importantes.
Fractura abierta de húmero derecho.
Herida incisa a nivel del tercio medio del
esternón, no penetrante".
Tras la explosión de la carga, el conductor
del vehículo del teniente coronel Lull Catalá, el guardia civil José González
Rodríguez, se apeó del
automóvil y repelió la agresión a tiros, subiendo monte arriba en busca de los
autores del atentado.
Éstos habían emprendido la huida, pero
dejaron indicios y pistas que condujeron a la detención, a los pocos días, de
Larrinaga Celaya.
En 1984 la Audiencia Nacional condenó
al etarra
José Ramón Larrinaga Celaya
Como autor material del atentado a una pena de 9
años de prisión mayor por un delito de atentado contra un miembro de las
Fuerzas de Seguridad del Estado, y a 29 años de reclusión mayor por el
asesinato de Eduardo Vadillo.
En 2002 fue
condenada por este atentado a 23 años Carmen Guisasola Solozábal.
Según el relato de hechos de la sentencia, Guisasola integraba el grupo Gorrochategui
de ETA junto con José Ramón Larrinaga y José Francisco Rementería Barruetabeña,
alias Patxi Rementería (fallecido
en 2000 cuando explotó el artefacto preparado para cometer un atentado que
transportaba en un vehículo).
Los tres eran de Marquina y residían en esa localidad.
En 1983 planearon causar la muerte del
teniente coronel de la Guardia Civil José Luis Lull Catalá, de quien sabían que
solía viajar de Bilbao a Marquina cada cierto tiempo en un vehículo de color
negro.
Tras seguir a su objetivo durante un tiempo
planearon colocar una carga explosiva en un talud de la carretera local B-140,
para hacerlo explotar al paso del vehículo del teniente coronel.
Para ello, prepararon un artefacto compuesto
por 4 kilos de explosivo Goma 2 y 8 kilos de tornillería.
En febrero de 1983 los tres terroristas se
desplazaron hasta el lugar señalado y excavaron un agujero en el talud para
introducir la bomba, encargándose Guisasola de extender un cable que uniría el
artefacto con el dispositivo de activación.
Durante varios meses se dirigieron al lugar
para esperar el paso del automóvil oficial, lo que no ocurrió al seguir el
teniente coronel un recorrido distinto al previsto por los terroristas.
El 14 de junio los terroristas se enteraron de que su víctima iba a pasar nuevamente por
la carretera, por lo que se reunieron en el lugar donde estaba oculto el
explosivo. Larrinaga retrocedió unos kilómetros atrás y esperó a que apareciera
el automóvil de la Guardia Civil, para entonces ponerse delante y avisar con
dos bocinazos de claxon. El adelanto del coche oficial por el vehículo
conducido por Eduardo Vadillo frustró sus planes de acabar con la vida del
teniente coronel. Tras el atentado, Guisasola escribió de su puño y letra una nota a la
dirección de la banda terrorista en
la que explicaba el error y señalaba que el teniente coronel se "había
escapado varias veces" y, en letras mayúsculas: "ERA NUESTRO
GRAN SUEÑO!!!".
Efectivamente, el grupo Gorrochategui de ETA
había intentado asesinar a Lull Catalá en, al menos, tres ocasiones
anteriores. El 29 de enero de
1982, cuando la Guardia Civil consiguió desactivar una carga con 5 kilos de
Goma 2 y 16 kilos de tornillería en las proximidades de Marquina.
El 8 de junio 1982, atentado en el Alto de
Trabacúa, en el que resultaron heridos gravemente dos guardias civiles.
Este segundo intento fue prácticamente
idéntico al de un año después.
Ese día el teniente coronel Lull iba con la
patrulla, pero la dejó en Amorebieta para dirigirse a Guernica, cambiando de
planes de forma imprevista.
Por último, el 13 de octubre de 1982, los
etarras Guisasola, Larrinaga y Rementería hacen estallar otra carga de 5 kilos
de Goma 2 y 15 de tornillería, otra vez en las proximidades del Alto de
Trabacúa.
El teniente coronel había pasado por la zona
cinco minutos antes, por lo que la explosión no le afectó a él, pero sí a dos
de sus subordinados.
Resultaron heridos dos guardias civiles, uno
de ellos de gravedad.
Cabe resaltar que, curiosamente, el teniente
coronel Lull Catalá, el "gran sueño" de la etarra Guisasola, luchó
siempre contra la ETA cumpliendo estrictamente la ley, por lo que se opuso siempre a la utilización de cualquier atajo
en la lucha antiterrorista y a las actividades de los GAL.
Pese a ello, y como hemos visto, la banda
terrorista ETA intentó, infructuosamente, acabar con su vida una y otra vez.
Otro dato a tener en cuenta es la
información con la que contaban los miembros del grupo Gorrochategui para
cometer el atentado.
Por un lado, Patxi Rementería trabajaba en la fábrica de armas de
Marquina, por lo que tenía información exacta en cuanto a días de transportes
y, con toda seguridad, en cuanto al vehículo oficial utilizado por Lull Catalá.
Por otra parte, los etarras también habrían
tenido acceso a documentos oficiales.
De ahí que Guisasola utilizase correctamente
la abreviatura de "teniente coronel" en la nota manuscrita que
remitió a la dirección de la banda.
ETA no consiguió acabar con la vida de Lull Catalá, aunque por el camino quedaron varios guardias civiles gravemente heridos y la vida de Eduardo Vadillo.
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