Categoría: NO DEBEMOS OLVIDAR
3
junio 1974
48º aniversario
ETA terminó en Ataún-Guipúzcoa-país vasco-españa, con la vida, del
guardia civil
MANUEL PÉREZ VÁZQUEZ
Que formaba parte de un dispositivo de control que
se estableció tras el robo en la empresa CAF (Compañía Auxiliar de
Ferrocarriles).
El 31 de mayo cinco
terroristas armados con subfusiles habían atracado, con la complicidad de un
empleado, las instalaciones de CAF en Beasain, haciéndose con los catorce
millones de pesetas de la nómina de los trabajadores.
Tras el atraco, la
Guardia Civil había establecido un dispositivo de búsqueda en toda la zona para
tratar de localizar a los etarras.
Estos eran
Juan Labordeta Vergara, alias Lezo
José Manuel Pagoaga Gallastegui
Peixoto
José Antonio Garmendia Artola
Dumpe
Félix Eguía Jaureguizábal
Francisco Javier Aya Zulaica
Trepa.
12 horas después, una pareja de motoristas de la
Agrupación de Tráfico localizó un vehículo cerca de Olaberría, cuyos ocupantes
habían entrado en un edificio en ruinas.
Se produjo un tiroteo y los etarras consiguieron
huir.
En el edificio se encontró casi todo el dinero
robado y armas de todo tipo.
Poco después se detuvo a uno de los asaltantes,
Juan
Labordeta Vergara, que no ofreció resistencia.
La operación de búsqueda del resto de
atracadores se prolongó varios días.
Durante la madrugada del 2 al 3 de junio, un
vehículo de la Guardia Civil, conducido por Manuel Pérez Vázquez, circulaba por
Ataún cuando vieron a dos hombres y una mujer que les resultaron sospechosos.
Éstos transitaban por el tramo de carretera que
une las localidades guipuzcoanas de Lezcano y Ataún.
En el vehículo de la Guardia Civil viajaban
también el teniente Evaristo García Sotelo y el cabo primero Miguel Alonso
Martín.
Los guardias civiles se detuvieron y pidieron la
documentación a los tres sospechosos.
Dos de ellos (María Lourdes Aizmendi y José
María Arín Baztarrica) la mostraron, pero el tercero sacó una pistola y disparó
contra Manuel, dejándolo gravemente herido.
Alcanzado por un disparo en el corazón, murió
poco después en la Clínica de San Cosme y San Damián de Tolosa.
El autor de los
disparos sería identificado posteriormente como Miguel Ángel
Apalategui Aierbe, de 19 años, que trabajaba como administrativo
en CAF y había suministrado a los etarras la información para cometer el
atraco.
Tras asesinar al
guardia civil, saltó a un río cercano salvando un gran desnivel y huyó amparado
por la oscuridad de la noche.
La Guardia Civil
sospechó que Apalategui Aierbe, alias Apala,
pensó que Labordeta Vergara lo había delatado y que iban a detenerlo.
Pocos años después,
el asesino de Manuel Pérez alcanzaría gran notoriedad como miembro de ETA.
3
junio 1980
42º ANIVERSARIO
ETA asesinaba en Bilbao-PAÍS VASCO-ESPAÑA, a
Exmiembro de la banda y, según ETA, infiltrado de las
Fuerzas de Seguridad.
TOMÁS SULIBARRIA GOITIA
La víctima acababa de mantener una reunión con
los responsables del Banco de Vizcaya, banco en el que trabajaba antes de ser
detenido en 1978 y pasar año y medio en prisión.
La visita a la sucursal bancaria tenía por
objeto pedir que le reingresaran en el puesto de trabajo anterior.
Cuando regresaba a su domicilio caminando por la
calle Correo, dos terroristas (un hombre y una mujer) se le acercaron por la
espalda y le dispararon un único tiro en la nuca que le causó la muerte en el
acto.
Eran las 10:30 horas.
El cadáver de Sulibarria quedó durante unos
quince minutos tendido en el suelo, boca arriba, mientras seguía manando sangre
de su cabeza.
Trasladado al Hospital de Basurto, los médicos
sólo pudieron certificar su fallecimiento.
Previamente, en mayo
de 1978 la Policía había desarticulado los grupos Mendizábal y Serpa de ETA,
deteniendo a varios de sus integrantes.
Sulibarria era,
presuntamente, el jefe de la primera célula.
Logró eludir a la
Policía y huyó a Francia.
Allí se trasladaron
también su mujer y su hija.
Pocos meses después, en la tarde del 30 de
agosto de 1978, vecinos de la localidad de Mundaca encontraron a un hombre
gravemente herido por un disparo en el cuello en la carretera que une esa
localidad vizcaína con Bermeo.
Una bala le había atravesado la garganta y la
mandíbula, dejándole sin habla.
Trasladado al ambulatorio de Bermeo para
realizarle las primeras curas, consiguió escribir en la camilla con su propia
sangre "Soy de ETA".
Debido a la gravedad de las heridas, lo
trasladaron al Hospital Civil de Basurto, donde fue identificado como Tomás
Sulibarria Goitia.
La banda terrorista
ETA emitió un comunicado responsabilizándose del atentado contra Sulibarria, en
el que lo acusaba de "haber traicionado a la organización" y ser
miembro a sueldo de los Servicios de Seguridad españoles desde
que había sido detenido por un breve espacio de tiempo tres años antes, en
1975.
El escrito de ETA
daba datos sobre la participación de Tomy en
la creación de la gestora pro amnistía de su barrio y su posterior ingreso en
ETA, organización en la que actuó como coordinador de dos grupos terroristas
(el Mendizábal y el Serpa) cuyos componentes serían posteriormente detenidos,
al haber sido "vendidos" a la Policía española por Sulibarria.
Según la versión de la banda
terrorista, Sulibarria huyó a Francia en mayo de 1978 con la
intención de "introducirse entre los refugiados para llegar a tener acceso
a aquellos a quienes el Gobierno atribuye una mayor influencia política".
Fruto de esa actividad y "en colaboración con su enlace de los servicios
de seguridad españoles", continuaba el comunicado de la banda, Sulibarria
preparó el atentado en San Juan de Luz contra el exdirigente de ETA
Juan José Etxabe y su mujer en julio de 1978.
Tomás Sulibarria negó desde el primer momento
tales acusaciones.
Finalmente la Audiencia Nacional lo condenó a
un año y seis meses de prisión por depósito de armas.
La sentencia declaró
probado que Tomy, miembro de ETA
militar, tenía escondidas, con destino a los fines de la banda terrorista, dos
metralletas, seis pistolas y un revólver en el piso de su propiedad que fue
registrado por la Policía en mayo de 1978 y que, enterado del registro,
Sulibarria huyó a Francia.
Para añadir más
confusión a este caso, al día siguiente de su asesinato su viuda hizo unas
declaraciones publicadas en el diario bilbaíno La Gaceta del Norte, en las que dijo que "a Tomás no
lo había matado ETA sino la envidia y la mentira".
Y señalaba
claramente al etarra Pagoaga Gallastegui, alias Peixoto: "Él
molestaba a una persona de la ‘Capilla Sixtina’ (nombre con el que se conocía a
la dirección de la banda), a Peixoto concretamente,
y por eso ha muerto".
En sus
declaraciones, Carmen narraba las relaciones de Tomás con ETAm y las razones
que movieron a la organización a atentar contra él por dos veces. "Tomás
era una persona que a los catorce años empezó a luchar por Euskadi, y a los
veintisiete le han pegado un tiro", explicaba Carmen Francia.
"Mientras estuvo en Euskadi sur fue una persona bien considerada dentro de
la organización ETAm. Cuando pasó al Norte, la ‘Capilla Sixtina’ le indicó que
tenía que volver al Sur. Le ofrecieron un cargo burocrático que a él no le
gustaba, aunque anteriormente había estado dedicado a la captación de
militantes. Las armas se pusieron sobre la mesa quince días
antes de que sufriera el atentado del 30 de agosto de 1978. Si no acataba las
órdenes, le echarían de la organización". "Mi marido", añadía,
"les dijo que de la organización sólo le podía echar la base, pero no
ellos, y si la base le echaba seguiría luchando como independiente, como lo
hizo antes. El día 30 de agosto fue el atentado. Le citaron para hablar de una
posible acción, pero lo único que hicieron fue llevarle a Mundaca. En ningún
momento le llamaron asesino ni traidor.
Tras el atentado
estuvo en el hospital y después pasó a la cárcel de Basauri -tenía la boca
cosida, por la operación que le tuvieron que hacer-, y en vísperas de Navidad,
le llevaron a Burgos.
Allí estuvo cuatro
veces en celdas de castigo por defender los derechos de
los presos".
Carmen Francia recordaba que cuando salió de
prisión la dirección de ETA Militar le dijo que debía irse de Euskadi
"hasta que la gente se olvidara de él, y le dijeron que no habría
problemas de dinero. Si se quedaba en Euskadi, lo más probable es que recibiera
un tiro. Además debía de abandonar la izquierda abertzale. Él me
dijo entonces que prefería morir en Euskadi con la cabeza alta que vivir por
ahí como un perro". Tomás Sulibarria murió, según afirmó
su esposa, el 31 de agosto de 1979, al día siguiente de su primer atentado,
"cuando le llamaron traidor". "Desde que salió de Burgos",
aseguraba, "sus cuatro meses de libertad habían sido un infierno.
Ayer mismo me decía, mientras estaba mirando los recortes de periódico sobre el
tema" -hacía días que notaba que le seguían-: ‘Me voy a volver loco, me
tienen cogido, pero saben que nunca hablaré’. Mi marido sabía quién
le disparó en agosto de 1978".
También el
abogado Juan
Luis Ibarra Robles, vinculado desde hacía años a la izquierda
proetarra, dirigió al diario Egin una
carta en la que rectificaba algunas informaciones sobre su defendido Tomás
Sulibarria y calificaba la versión de los hechos de ETAm de "simple y
llanamente falsa".
El abogado aseguraba
en su carta que, durante dos años, fue valedor del que constituyó el único y
obsesivo deseo del antiguo etarra, desde el atentado fallido que
ya sufrió en agosto de 1978: "Que la organización a la que perteneció,
antes de apretar el gatillo contra su cabeza, le permitiera defenderse de las
acusaciones que contra él efectuaba". Juan Luis Ibarra, que participó en
la defensa de Sulibarria y sus compañeros acusados de pertenecer al comando
Mendizábal ante la Audiencia Nacional, de cuya denuncia ante la policía fue
responsabilizado Tomás por ETA Militar, aseguró que Sulibarria dirigió todos
sus esfuerzos durante la instrucción del sumario, con éxito, a la exculpación
de las otras tres personas implicadas, asumiendo toda la responsabilidad del
delito de depósito de armas.
Sea como fuere, lo único claro en el caso de
Tomás Sulibarria es que el atentado fue cometido por la banda terrorista ETA.
Si perteneció a ETA o fue un infiltrado en la
banda sigue
siendo un misterio a día de hoy, teniendo en cuenta las
contradicciones insalvables que hay en los testimonios de la propia víctima
(que escribió con su propia sangre "soy de ETA" pero negó su
pertenencia a la banda en el juicio), de su viuda, del abogado y de la banda
terrorista.
3
junio 1982
40º ANIVERSARIO
ETA asesina en Bilbao-PAÍS VASCO-ESPAÑA, al
coronel retirado del
Ejército de Tierra
DANIEL HENRÍQUEZ GARCÍA
Cuatro terroristas lo ametrallaron desde un
vehículo instantes después de que el militar aparcara su automóvil junto a la
puerta de su domicilio en el barrio bilbaíno de San Ignacio.
A continuación emprendieron la huida.
Una hora después de ser asesinado, hacia las
nueve de la noche, el juez ordenaba el levantamiento del cadáver, que se
encontraba tendido entre dos automóviles, con un periódico entre las manos y en
mitad de un gran charco de sangre.
Dos años y medio antes, el 4 de diciembre de
1979, el militar había sufrido un intento de secuestro.
Dos jóvenes se presentaron en su domicilio, pero
el coronel se encontraba ausente.
Los gritos de la esposa del militar y de su
hija, que alertaron al vecindario, hicieron desistir de sus propósitos a los
secuestradores.
Anteriormente había recibido amenazas, por lo
que se había trasladado a unos edificios destinados a miembros del Ejército
cercanos al antiguo Gobierno Militar.
Incluso llegó a llevar escolta durante algún
tiempo.
Tras jubilarse, volvió a vivir en su antiguo
domicilio.
A
la 01:30 del
3
junio 1990
32º
aniversario
ETA tiroteaba en Pamplona-NAVARRA, al
ex policía
nacional
FRANCISCO ALMAGRO CARMONA
En el
portal de su domicilio en el barrio pamplonés de Rochapea.
Los terroristas lo llamaron de forma amistosa a
través del portero automático del edificio para que bajara: "Baja, Paco,
baja".
Cuando abrió el portal, le dispararon cuatro
tiros.
A continuación los etarras abandonaron el lugar de
los hechos en un vehículo que, previamente, habían robado a punta de pistola a
una pareja de novios.
Éstos habían sido abandonados encadenados a un
árbol en el término municipal de Arre (Navarra).
Poco después, varias personas bajaron al portal
y hallaron el cuerpo sin vida del expolicía tendido en el suelo en medio de un
gran charco de sangre.
Tres semanas después
se encontró la pistola utilizada para acabar con la vida de Francisco Almagro
Junto al cadáver del terrorista Juan María
Lizarralde Urreta, fallecido en la Foz de Lumbier (Navarra) el 26 de junio de
1990, junto a su compañera, la también etarra Susana Arregui Maiztegui.
Al parecer ambos se
suicidaron al creerse rodeados por efectivos de la Guardia Civil.
En estos mismos
sucesos resultó herido y detenido Germán Rubenach Roig, que había asesinado
unas horas antes al sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás Mañas.
Rubenach Roig
Fue condenado por la Audiencia Nacional en
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