BANDA
ASESINA
Categoría: NO
DEBEMOS OLVIDAR
A
las 18:30 del
30
mayo 1985
38º
ANIVERSARIO
ETA asesina en Marquina-VIZCAYA-PAÍS VASCO-ESPAÑA, de un tiro en la nuca al
JEFE DE PERSONAL DE LA FÁBRICA DE ARMAS ESPERANZA Y CÍA.
JOSÉ MARTÍNEZ PARENS
Esa tarde, y una vez que finalizó su jornada
laboral, José tomó unos chiquitos con sus amigos en el Bar Dantzari de
Marquina.
De ahí se dirigió al Bar Enda, junto a su
domicilio.
Cuando se disponía a entrar en el local, dos
terroristas abordaron a la víctima en plena calle y uno de ellos efectuó un
solo disparo
El proyectil, que penetró por la nuca, atravesó la
cabeza de José saliendo por uno de sus ojos.
Su mujer y una de sus hijas se encontraban en un
parque cercano, por lo que fueron de las primeras personas en llegar hasta el
cuerpo caído de la víctima.
Pese a la gravedad de la herida, José permanecía
aún con vida cuando, diez minutos después de producirse el atentado, era
introducido en una ambulancia que le trasladó al Hospital de Galdácano, en el
que ingresó ya cadáver.
Su mujer, que le acompañaba en el trayecto, se
desmayó y tuvo que ser atendida al llegar al servicio de urgencias.
En
1986 la Audiencia Nacional condenó a 27 años de prisión al etarra
José
Félix Zabarte como responsable del disparo en la nuca que acabó con la vida de
Martínez Parens.
En
torno a las 21:40 horas de ese
30
mayo 1985
38º ANIVERSARIO
Un niño de 13 años
ALFREDO AGUIRRE BELASCOÁIN
y el policía
nacional
FRANCISCO MIGUEL SÁNCHEZ
Son asesinados en Pamplona-NAVARRA-ESPAÑA, al
hacer explosión un artefacto preparado contra la Policía Nacional.
En el mismo atentado también sufrieron heridas
de gravedad otros tres policías nacionales:
Manuel Tello
Barranco
Alfonso Quintá
Expósito
Manuel Barrigas
Villar.
Poco antes de las nueve y media de la noche se
recibió una llamada de auxilio en el 091 de Pamplona para que fuesen cuanto
antes al número 16 de la Bajada de Javier, como se conoce en Pamplona a la
calle Bajada de San Francisco Javier.
Al parecer, y según esa llamada, un drogadicto
estaba pegando a su madre.
El comunicante urgió a que fuesen cuanto antes,
porque la iba a matar.
Cuando llegaron los dos coches zeta de la
Policía Nacional al casco viejo, hizo explosión una bomba colocada en una bolsa
de basura junto a una farmacia.
La bolsa la había dejado minutos antes la asesina
Mercedes Galdós Arsuaga, simulando ser una mujer embarazada.
En el momento de la explosión, Alfredo, que
acababa de guardar su bicicleta, estaba llamando por el telefonillo del domicilio
de una vecina, donde estaba su madre.
El niño fue alcanzado de lleno y murió en el
acto.
Francisco Miguel Sánchez, herido grave, fue
trasladado junto a sus compañeros al Hospital de Navarra.
Falleció nada más ingresar debido a las
importantes heridas y mutilaciones que sufría.
La zona, en el casco viejo pamplonica, se
encontraba a esa hora llena de ciudadanos que habían acudido a visitar las
casetas de la Feria del Libro, instalada en las proximidades.
La bomba originó la rotura de los cristales de
las viviendas próximas, así como de los vehículos aparcados en las
inmediaciones.
Al ser una calle muy estrecha, la onda expansiva
provocó importantes daños en algunos de los pisos situados sobre la farmacia.
En
1987 la Audiencia Nacional condenó a
Mercedes Galdós Arsuaga
Juan José
Legorburu Guerediaga
José
Ramón Artola Santiesteban
A sendas
penas de 85 años por dos delitos de asesinato, uno de ellos con alevosía y
premeditación, y por tres delitos de asesinato en grado de frustración.
30
de mayo de 2003
20º
aniversario
ETA asesinaba en
Sangüesa-Navarra-PAÍS VASCO-ESPAÑA, a los
policías
nacionales
BONIFACIO MARTÍN HERNANDO
JULIÁN EMBID LUNA
El atentado se produjo en torno a las doce y
media de la tarde en la céntrica plaza de Santo Domingo en Sangüesa.
Hasta ahí habían acudido, a primera hora de la
mañana, tres policías nacionales para facilitar a los vecinos de la
localidad la renovación del DNI.
Sangüesa tiene apenas cinco mil habitantes y se
encuentra a unos
Era un servicio que los agentes prestaban
periódicamente, cada varias semanas, en la Casa de Cultura del municipio.
De esa forma evitaban a los vecinos la molestia
de tener que desplazarse hasta Pamplona a hacer las gestiones.
Para que los vecinos pudieran pedir cita, la visita era
anunciada públicamente con días de antelación en el
Ayuntamiento.
Tras aparcar su coche en la plaza de Santo
Domingo, un punto céntrico que hace las veces de aparcamiento, los tres agentes
trabajaron durante toda la mañana en la Casa de Cultura, situada a escasos
metros del vehículo.
Ahí estuvieron atendiendo al público hasta
pasado el mediodía.
Al terminar su trabajo, volvieron a la plaza y
entraron en el vehículo para regresar a Pamplona.
Al accionar el contacto, estalló una potente
bomba-lapa que los terroristas habían adosado en los
bajos.
El artefacto consistía en una fiambrera con unos
tres kilos de dinamita de tipo Titadyn.
Los terroristas, presumiblemente avisados de la
visita de los policías, habían colocado el artefacto a lo largo de la mañana en
los bajos del vehículo.
La potente deflagración destrozó completamente
el vehículo, que incluso se elevó unos metros por encima del suelo para
terminar cayendo envuelto en llamas y despidiendo una intensa columna de humo.
Bonifacio y Julián, que ya se habían sentado en los asientos delanteros del
coche, fallecieron
en el acto despedazados por la explosión.
El tercer agente, Ramón
Rodríguez Fernández, de 44 años y natural de Granada, pudo
salvar su vida al no haberse montado aún en el vehículo cuando se produjo la
explosión.
No obstante, sufrió heridas muy graves en sus
miembros inferiores, abdomen y tórax. Ramón recibió rápida asistencia por parte
de José Luis Lorenzo, candidato socialista a la alcaldía de la localidad.
Lorenzo lo alejó de los restos del vehículo
ardiendo y esperó junto a él hasta que pudo llegar asistencia sanitaria.
También resultó herido grave
Carlos Gallo
Vilches, de 37 años, empleado de Telefónica.
Fue ingresado en la planta de cirugía
cardiovascular del Hospital de Navarra con "sección en tronco tibioperoneo
izquierdo", según el parte médico que facilitó el centro sanitario.
El atentado provocó heridas leves por cortes y
contusiones a decenas de personas que se encontraban en las inmediaciones de la
céntrica plaza donde se produjo la explosión, que causó también cuantiosos
daños materiales.
Los heridos leves fueron atendidos en el centro
de salud de Sangüesa y posteriormente dados de alta.
A
día de hoy sigue sin saberse quién acabó con la vida de Bonifacio y
Julián.
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