(Uskub, Imperio otomano —actual Skopie
Macedonia del Norte—; 26 de agosto de 1910
Calcuta, India; 5 de septiembre de 1997
6º ANIVERSARIO
De nombre secular Agnes Gonxha Bojaxhiu
(AFI: [aɡˈnɛs ˈɡɔndʒa bɔjaˈdʒiu]) y
también conocida como Santa Teresa
de Calcuta o Madre Teresa
de Calcuta, fue una monja católica de origen albanés
naturalizada india,
que fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en
1950.
Durante más de 45 años atendió a pobres,
enfermos, huérfanos y moribundos, al mismo tiempo que guiaba la expansión de su
congregación, en un primer momento en la India y luego en otros países del
mundo.
Tras su muerte, fue beatificada por el
papa Juan Pablo II.
Su canonización fue
aprobada por el papa Francisco en
diciembre de 2015, después de que la Congregación para las Causas de los
Santos reconociera como extraordinaria la curación de un
brasileño enfermo en estado terminal.
El acto oficial de canonización
tuvo lugar en Roma en
la mañana del domingo 4 de septiembre de 2016.
Agnes descubrió su vocación
desde temprana edad, y para 1928 ya había decidido que estaba destinada a la
vida religiosa.
Fue entonces cuando optó por
cambiar su nombre a «Teresa» en referencia a la santa patrona de los
misioneros, Teresa de Lisieux.
Si bien dedicó los siguientes 20
años a enseñar en el convento irlandés de Loreto, comenzó a preocuparse por los
enfermos y por los pobres de la ciudad de Calcuta.
Esto la llevó a fundar una
congregación con el objetivo de ayudar a los marginados de la sociedad,
primordialmente enfermos, pobres y personas que no tenían hogar.
En la década de 1970 era
conocida internacionalmente y había adquirido reputación de persona humanitaria
y defensora de los pobres e indefensos, en parte por el documental y
libro Something Beautiful for God,
de Malcolm Muggeridge.
Obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1979 y el más
alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna,
en 1980, por su labor humanitaria.
A ellos se sumaron una decena de
premios y reconocimientos de primer nivel, tanto nacionales como
internacionales.
Recibió elogios de muchas
personas, gobiernos y organizaciones.
Sin embargo, afrontó también una
serie de críticas, como las objeciones de Christopher Hitchens, Michael Parenti, Aroup Chatterjee y
el Consejo Mundial Hindú, que le achacaron una
mentalidad reaccionaria y criticaron la deficiente atención en sus centros.
En 2010, en el centenario de su
nacimiento, fue homenajeada alrededor del mundo, y su trabajo elogiado por la
presidenta india Pratibha Patil.
Categoría: RECUERDO
RELIGIÓN CATÓLICA
Estas oraciones, son las oraciones que
debemos de orar cada vez que entremos
en cada casa que hay por todo el mundo
ORACIONES DE LAS MISIONERAS DE LA
CARIDAD
ORACIÓN PARA
IRRADIAR A CRISTO
(Del Cardenal Newman)
¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra en mí y aduéñate tan por completo de mí que toda mi vida no sea más que
una irradiación de la tuya.
Resplandece a través de mí y permanece en mí de tal manera que cada alma con la
que entre en contacto pueda sentir tu presencia en mí.
Que, al verme, no vean a mí, sino a Ti en mí.
Permanece en mí, de suerte que resplandezca con tu mismo resplandor y que mi
resplandor sirva de luz para los demás.
Que mí luz venga toda de Ti, oh Jesús: y que ni el rayo más leve sea mío.
Sé Tú el que iluminas a otros por mi medio.
Pon en mis labios la alabanza que más te agrada iluminando a otros a mí
alrededor.
Que, más que con palabras, te pregone con los hechos, con el
destello visible del amor que de Ti viene a mí corazón.
Amén.
ORACIÓN DE SAN
FRANCISCO DE ASÍS
Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz.
Que donde hay odio, ponga yo amor;
Donde hay ofensa, ponga yo perdón;
Donde hay discordia, ponga
yo armonía;
Donde hay error, ponga yo
verdad;
Donde hay duda, ponga yo fe;
Donde hay desesperación,
ponga yo esperanza;
Donde hay oscuridad, ponga
yo luz;
Donde hay tristeza, ponga
yo alegría.
Haz, Señor, que más busque yo dar que recibir consuelo;
Ofrecer, que recibir comprensión;
Amar, que ser amado:
Porque sólo olvidándose de sí se encuentra uno a sí mismo, sólo en
la muerte nos despertamos a la vida.
Amén.
ORACIÓN DE SAN
IGNACIO DE LOYOLA
Alma de Cristo, santifícame;
Cuerpo de Cristo, sálvame;
Sangre de Cristo, embriágame;
Agua del costado de Cristo, lávame;
Pasión de Cristo, confórtame;
Oh buen Jesús, óyeme;
Dentro de tus llagas escóndeme.
No permitas que me aparte de Tí.
Del maligno enemigo defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que con
tus santos te alabe por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN DE PABLO
VI
Haznos dignos, Señor, De servir a nuestros hermanos que viven y mueren en
hambre y pobreza. Dales hoy, por nuestras manos, el pan de cada día, y, por
nuestra caridad, la paz y la alegría.
IMMACULATE HEART OF MARY
Cause of our joy, Bless your own Missionaries of Charity Help us to do all the
good we can Keep us in your most puré Heart So that we may please Jesús Through
You, in You and with You.
OH MOST PURE AND LOVING HEART Of my Mother and my Queen! Grant that I may love
Thee, love Thee daily more and more; rant that I may love Thee, ve Thee daily
more and more.
ORACIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II
A LA VIRGEN DE LAS GRACIAS DE ALTÖTTING
¡Dios te salve, "Madre de las Gracias" de Altötting!
1. Desde hace algunos
días, como peregrino por estas tierras alemanas cargadas de historia, mis
caminos me conducen sobre las huellas de un cristianismo que se remonta ya al
tiempo de los romanos. San Bonifacio, apóstol de Alemania, extendió eficazmente
la fe cristiana entre los jóvenes pueblos de entonces, sellando con el martirio
su trabajo misionero.
Mi paso es rápido y el
programa del peregrinaje me impide visitar todos los lugares a los que su
importancia histórica y la inclinación del corazón quisieran conducirme. ¡Hay
tantos lugares tan importantes y distinguidos!
Hoy, día en que por
unas pocas horas puedo permanecer en Altötting, tomo conciencia una vez más de
la estrecha trabazón existente entre mi peregrinación y la confesión de la fe,
confesión que constituye la tarea fundamental de Pedro y de sus Sucesores.
Cuando yo proclamo a Cristo, el Hijo de Dios vivo, "Dios de Dios" y
"Luz de Luz", "de la misma naturaleza que el Padre", confieso también con toda la Iglesia que El
se ha hecho hombre por obra del Espíritu Santo y que ha nacido de la Virgen
María. Tu nombre, María, va unido inseparablemente al suyo. Tu llamada y
tu sí pertenecen para siempre, y de manera indisoluble, al misterio de la
Encarnación.
2. Junto con toda la
Iglesia, confieso y proclamo que Jesucristo es
en este misterio el único
mediador entre Dios y los hombres; pues su encarnación ha traído la
redención y justificación a los hijos de Adán, sometidos al poder del pecado y
de la muerte. Pero al mismo tiempo estoy plenamente convencido de que nadie ha
sido incorporado de una manera tan profunda como Tú, la Madre del Redentor, a
este misterio divino, misterio eficaz y soberano; igualmente estoy convencido
también de que nadie se encuentra en mejor situación que Tú, Tú sola, María, para
introducirnos en él a nosotros de un modo cada vez más sencillo y claro, a
nosotros que lo anunciamos y que participamos incluso de él
En esta convicción de
fe, vivo yo desde hace mucho. Con ella hago desde el principio esta
peregrinación como Obispo de esa Iglesia local fundada por el Apóstol Pedro en
Roma y cuya misión esencial ha sido y sigue siendo la de servir de communio, es decir, de unidad en el
amor entre las diversas Iglesias locales y todos los hermanos y hermanas en
Cristo.
Con esta misma
convicción vengo hoy también aquí, ante tu imagen milagrosa en Altötting, Madre
de las Gracias, rodeado de la veneración y del amor de tantos creyentes
alemanes, austríacos y de otras regiones de lengua alemana. Permíteme
corroborar una vez más esta convicción y dirigirme a Ti con esta oración:
3. Quisiera también aquí confiarte a ti, Madre
nuestra, la Iglesia entera, pues tú estabas presente en el Cenáculo
cuando, mediante la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, la Iglesia
se manifestó públicamente. Hoy te confío ante todo la Iglesia que desde hace muchos siglos vive en este país y
que forma una gran comunidad de creyentes entre los pueblos que hablan una
misma lengua. A ti, Madre, te encomiendo toda la historia de esta Iglesia y su
misión en el mundo actual: sus múltiples iniciativas y su incesante servicio en favor de todos los
hombres de este país y
en favor también de tantas comunidades e Iglesias del mundo entero, a quienes los cristianos de Alemania saben
ayudar tan generosa y cordialmente.
María, tú que eres
bienaventurada porque has creído (cf. Lc 1, 45), a ti te confío lo que parece ser más importante
en el ministerio de la Iglesia en este país: el testimonio vigoroso de la fe frente a la generación
actual de hombres y mujeres de este pueblo que vive ante un creciente
materialismo e indiferencia religiosa. Que este testimonio hable siempre el
claro lenguaje del Evangelio y que encuentre así una puerta de entrada ante
todo en el corazón de las jóvenes generaciones. Que él seduzca a la juventud y
la llene de ilusión por una vida según la imagen del "hombre nuevo" y
por los distintos servicios posibles en la viña del Señor.
4. Madre de Cristo, el
cual antes de su pasión rezó: "Padre... que todos sean uno" (Jn 17, 11. 21). Mi caminar por
estas tierras alemanas, precisamente en este año, estrechamente ligado al deseo ardiente y humilde de la unidad entre
los cristianos, separados desde el siglo XVI. ¿Puede tener alguien un
deseo más profundo que el que tú tienes de que se cumpla la oración de Cristo
en el Cenáculo? Debiendo reconocer nuestra parte de culpabilidad en esta
división, al pedir hoy por una nueva unidad en el amor y en la verdad, ¿no
podremos esperar que con nosotros reces también tú, Madre de Cristo? ¿No
podremos esperar que el fruto de esta oración sea una vez más en un momento
determinado el don de aquella "comunicación del Espíritu Santo" (2 Cor 13, 13), comunicación imprescindible
"para que el mundo crea" (Jn 17,
21)?
A ti, Madre, te confío
yo el futuro de la fe en
este país de vieja tradición cristiana; y, recordando los lamentables desastres
de la última guerra, que tan profundas heridas causaron sobre todo en los pueblos
de Europa, te confío también la paz
del mundo entero. Que entre estos pueblos surja un nuevo orden; un orden basado en el
respeto total de los derechos de cada nación y de cada hombre en su nación; un
verdadero orden moral, en el que los pueblos puedan convivir como en una
¡familia mediante esa armonía necesaria entre justicia y libertad.
A ti, Reina de la Paz y Espejo de la Justicia,
te dirijo esta oración yo, Juan Pablo II, Obispo de Roma y Sucesor de San
Pedro. En tu santuario de Altötting la dejo como recuerdo perpetuo. Amén.
PLEGARIA DE JUAN PABLO II
ANTE LA TUMBA DE SAN ALBERTO MAGNO
Iglesia de San Andrés, Colonia
Sábado 15 de noviembre de 1980
¡Oh Dios, eres
admirable en tus santos!
Constituido por Ti
Supremo Pastor de la Iglesia de Jesucristo, humildemente doblo la rodilla hoy
como peregrino ante la tumba de San Alberto, para enaltecerte con todos los
creyentes en la celebración del VII centenario de su muerte y agradecerte las
obras de su vida por las que Tú lo has erigido en maestro de la fe y ejemplo de
vida cristiana para tu Iglesia.
Oh Dios, creador
nuestro, autor y luz del espíritu humano, tú has enriquecido a San Alberto en
el fiel seguimiento de Jesucristo, nuestro Señor y Maestro, con un profundo
conocimiento de la fe. La creación misma era para él revelación de tu
omnipotente bondad, mientras iba aprendiendo a conocerte y a amarte más
profundamente en las criaturas. Asimismo investigó las obras de la sabiduría
humana, como también los escritos de los filósofos no cristianos, que le abrieron
paso hacia un encuentro con tu gozoso mensaje. Especialmente lo capacitaste con
el don del discernimiento para defenderse del error, profundizar en la verdad y
difundirla entre los hombres. Por eso, lo has constituido en maestro de la
Iglesia y de todos los hombres.
Hermanados en la
intercesión de San Alberto, imploramos tu misericordia:
— Envía a tu
Iglesia, también en nuestro tiempo, maestros de la verdad, capaces de
interpretar y anunciar oportunamente a los hombres tu alegre mensaje con la
palabra y el testimonio de una vida santa: Te rogamos, óyenos.
— Abre los
corazones de los hombres con la gracia de una fe viva, para que descubran la
presencia de Dios en la creación y en sus propias vidas, y correspondan
plenamente a su santa voluntad: Te
rogamos, óyenos.
— Acompaña e
ilumina con tu Santo Espíritu el servicio de los investigadores y profesores,
presérvalos del orgullo y vanidad, y da a los estudiosos de la naturaleza
responsabilidad en el contacto con los dones de tu creación: Te rogamos, óyenos.
— Da a los
responsables de los Estados y de la sociedad inteligencia y conciencia de
responsabilidad a fin de que utilicen las conquistas de la ciencia y de la
técnica para la paz y el progreso de los pueblos, y no para su perjuicio o
completa aniquilación: Te
rogamos, óyenos.
— Ayúdanos a todos
a encontrar siempre la verdad en medio de los múltiples peligros y errores de
nuestro tiempo y a servirte con fidelidad por medio de una atrayente vida de
fe: Te rogamos, óyenos.
— Bendice, por la
intercesión de San Alberto, a todos los ciudadanos de este país, da paz y
unidad al pueblo alemán y haz que siempre tenga presente su responsabilidad en
la comunidad internacional: Te
rogamos, óyenos.
Acompaña con especial
bendición y asistencia esta mi visita pastoral a la República Federal Alemana,
fortalece a todos los creyentes en su amor a Cristo y a su Iglesia, para que a
través de su testimonio de vida cristiana en la verdad sea también glorificado
tu nombre en el mundo de hoy: Te
rogamos, óyenos.
San Alberto, ruega por
nos, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: Oh Dios,
consuelo y fortaleza nuestra, Tú has dado a San Alberto, Obispo y Doctor de la
Iglesia, el coraje para subordinar el humano saber a la sabiduría eterna.
Fortalece y protege con su intercesión nuestra fe en la desorientación
espiritual de nuestros días. Danos la grandeza de su alma, para que el progreso
de las ciencias nos ayude también a nosotros a conocerte más profundamente y a
acercarnos más a ti. Haznos crecer en el conocimiento de la verdad, que eres Tú
mismo, para que un día en unión con todos los santos podamos contemplarte cara
a cara. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
ORACIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II
A SAN BENITO
Monasterio de Santa Escolástica
Domingo 20 de septiembre de 1980
Al final de esta
peregrinación que he realizado juntamente con los obispos de Europa a estos
lugares tan cargados de espiritualidad y consagrados por la presencia de San
Benito, deseo elevar al Santo Patrono de Europa una ferviente invocación:
1. ¡Oh San Benito
abad! El humilde Sucesor de Pedro y los obispos de Europa, a la que tú amaste
tanto, hemos venido a este lugar, en el que, de joven estudiante, buscaste y
encontraste el significado más verdadero de tu existencia; en este lugar, en el
cual, ayudado por el silencio, por la reflexión, por la oración, por la
penitencia, te preparaste a ser instrumento dócil de la misericordia de Dios,
que quería hacer de ti un guía y un maestro para Europa, para la Iglesia, para
el mundo.
Hemos venido en
peregrinación a fin de expresar, ante todo, nuestra inmensa gratitud a la
Trinidad Santísima por el don que hace XV siglos hizo a la Iglesia; y, además,
a fin de manifestarte, Santo Patrono de Europa, nuestra fervorosa admiración
por tu plena correspondencia a la gracia y escuchar ese mensaje que tú viviste
en ti y has transmitido además a las generaciones futuras, arraigado en la
fuerza liberadora del Evangelio, que es "poder de Dios para salud de todo
el que cree" (Rom 1,
16).
|Oh Santo Patriarca! Tú
que no enseñaste de manera distinta a como viviste (cf. Gregorio, Diál. II, 36), haznos
sentir a todos, en esta circunstancia singular, la actualidad perenne de tu
enseñanza, para que continúes siendo inspirador de bien para el hombre
contemporáneo.
2. Tú nos has
enseñado que Dios, Creador y Padre, debe ser el "primer servido",
mediante la fe viva, el culto digno, la adoración devota, la plegaria asidua,
la obediencia alegre a su santísima voluntad.
Tú nos has enseñado que
la vida del hombre es digna de ser vivida, sin superficial optimismo utópico ni
pesimismo desesperado, porque es don del amor de Dios y debe ser una continua,
perenne, constante búsqueda de Dios, el único verdadero y auténtico valor
absoluto.
Tú nos has enseñado que
el cristiano, para ser realmente tal, debe "servir en la milicia de Cristo
Señor, verdadero rey" (Regla, pról.),
haciendo de Cristo el centro de la propia vida y de los propios intereses.
Tú nos has enseñado que
juntamente con el alejamiento interior de los bienes caducos de la tierra,
debemos poseer una gozosa y activa apertura de espíritu y de corazón hacia
todos los hombres, hermanos en Cristo, hijos del mismo Padre celestial.
Tú nos has enseñado que
para el hombre, el trabajo —no sólo el de quien se inclina sobre los libros, sino
también el de quien se inclina con la frente empapada de sudor y con las manos
doloridas para roturar la tierra— no es humillación ni alienación, sino
elevación, exaltación, más aún, participación en la obra creadora de Dios; es
aportación consciente y meritoria a la construcción de la ciudad terrena, en
espera de la definitiva y eterna.
Tú nos has enseñado que
la fe cristiana, lejos de ser elemento de división o de disgregación, es matriz
de unidad, de solidaridad, de fusión también en el orden temporal, social,
cultural, y que, por lo tanto, la libertad religiosa es uno de los derechos
inalienables del hombre.
3. Por esto, oh Santo
Patriarca, te invocamos esta tarde: eleva tus amplios, paternales brazos a la
Trinidad Santísima y ruega por el mundo, por la Iglesia y, en particular, por
Europa, por tu Europa, de la cual eres celeste Patrono; que no olvide, no
rechace, no renuncie al extraordinario tesoro de la fe cristiana que, durante
siglos, ha animado y fecundado la historia y el progreso moral, civil,
cultural, artístico de cada una de sus naciones; que, en virtud de esta matriz
"cristiana", sea portadora y generadora de unidad y de paz entre los
pueblos del continente y de los de todo el mundo; garantice a todos sus
ciudadanos la serenidad, la paz, el trabajo, la seguridad, los derechos
fundamentales, como los que conciernen a la religión, a la vida, a la familia,
al matrimonio.
Con tu oración, oh
Santo Patrono de Europa, invocamos suplicantes la intercesión de tu querida
hermana.
Oh Santa Escolástica,
te confiamos en particular a las muchachas, a las jóvenes, a las religiosas, a
las madres, para que, mirando tu ejemplo, sepan vivir hoy su dignidad de ser
mujeres, según el designio de Dios.
San Benito y Santa
Escolástica, rogad por nosotros.
Amén.
PLEGARIA
COMPUESTA POR EL PAPA JUAN PABLO II
PARA REZAR POR LA VI ASAMBLEA SINODAL
LA MISIÓN DE LA FAMILIA CRISTIANA
Oh Dios,
de quien procede toda paternidad
en el cielo y en la tierra.
Padre, que eres Amor y Vida,
haz que cada familia humana sobre la tierra se convierta,
por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer",
y mediante el Espíritu Santo, fuente de caridad divina,
en verdadero santuario de la vida y del amor
para las generaciones que siempre se renuevan.
Haz que tu gracia
guíe los pensamientos y las obras
de los esposos hacia el bien de sus familias
y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes
generaciones
encuentren en la familia
un fuerte apoyo para su humanidad
y su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor
corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio,
se demuestre más fuerte que cualquier debilidad
y cualquier crisis,
por las que a veces pasan nuestras familias.
Haz finalmente, te lo
pedimos
por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret,
que la Iglesia en todas las naciones de la tierra
pueda cumplir fructíferamente su misión
en la familia y por medio de la familia.
Por Cristo nuestro
Señor
que es el camino, la verdad y la vida,
por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
EN LA FIESTA LITÚRGICA
DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA
¡Oh Virgen naciente,
esperanza y aurora de
salvación para todo el mundo, vuelve benigna tu mirada materna hacia todos
nosotros, reunidos aquí para celebrar y proclamar tus glorias!
¡Oh Virgen fiel,
que siempre estuviste
dispuesta y fuiste solícita para acoger, conservar y meditar la Palabra de
Dios, haz que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes de la
historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana, tesoro
precioso que nos han transmitido nuestros padres!
¡Oh Virgen potente,
que con tu pie
aplastaste la cabeza de la serpiente tentadora, haz que cumplamos, día tras
dÍa, nuestras promesas bautismales, con las cuales hemos renunciado a Satanás,
a sus obras y a sus seducciones, y que sepamos dar en el mundo un testimonio
alegre de esperanza cristiana!
¡Oh Virgen clemente,
que abriste siempre tu
corazón materno a las invocaciones de la humanidad, a veces dividida por el
desamor y también, desgraciadamente, por el odio y por la guerra, haz que
sepamos siempre crecer todos, según la enseñanza de tu Hijo, en la unidad y en
la paz, para ser dignos hijos del único Padre celestial!
Amén.
ORACIONES DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
DURANTE SU VISITA APOSTÓLICA
·
Bendición del túnel del Gran Sasso
·
Santuario de Nuestra Señora de la Cruz, de Roio
·
Plegaria en la Basílica de San Bernardino de Siena
Bendición del túnel del
Gran Sasso
Oh Dios creador, que
dominas en el cielo y la tierra, te damos gracias por la feliz conclusión de
este túnel grandioso del Gran Sasso de Italia y por haber ayudado en sus
fatigas a cuantos han trabajado en él. Con este túnel se abre el camino del progreso y la comunicación fraterna
entre todos los hombres. No falte tu protección paterna en el camino de la vida
a cuantos lo atraviesen. Te lo pedimos en el Nombre Santísimo de Jesús, camino,
verdad y vida, que vive y reina por los siglos de los siglos.
* * * * *
*
Santuario de Nuestra
Señora de la Cruz, de Roio
Virgen Santísima, que
elegisteis como lugar de predilección la colina de Roio de Aquila para vuestra
imagen, encontrada y traída devotamente a los Abruzos por vuestros pastores
emigrados de Pulla, y en este bello templo erigido por la piedad de nuestros
mayores abristeis un manantial de dones celestes: Acoged el homenaje que os
rinden vuestros hijos cercanos y lejanos, renovad vuestra providencial alianza
con ellos y confortadlos con vuestra bendición. Amén.
* * * * *
*
Plegaria en la Basílica
de San Bernardino de Siena
Oh Dios que nos has
dado en San Bernardino de Siena un modelo de predicador de tu Palabra: Concede
que en todos los lugares a donde va a volver renazca, con su presencia, la vida
cristiana, se aplaquen las violencias y sea acogido el «Evangelio de la paz».
Te lo pedimos en el Nombre Santísimo de Jesús, Redentor del hombre, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
ORACIONES DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
DURANTE SU VISITA APOSTÓLICA
·
Bendición del túnel del Gran Sasso
·
Santuario de Nuestra Señora de la Cruz, de Roio
·
Plegaria en la Basílica de San Bernardino de Siena
Bendición del túnel del Gran Sasso
Oh Dios creador, que
dominas en el cielo y la tierra, te damos gracias por la feliz conclusión de
este túnel grandioso del Gran Sasso de Italia y por haber ayudado en sus
fatigas a cuantos han trabajado en él. Con este túnel se abre el camino del progreso y la comunicación fraterna
entre todos los hombres. No falte tu protección paterna en el camino de la vida
a cuantos lo atraviesen. Te lo pedimos en el Nombre Santísimo de Jesús, camino,
verdad y vida, que vive y reina por los siglos de los siglos.
* * * * *
*
Santuario de Nuestra Señora de la Cruz, de Roio
Virgen Santísima, que
elegisteis como lugar de predilección la colina de Roio de Aquila para vuestra
imagen, encontrada y traída devotamente a los Abruzos por vuestros pastores
emigrados de Pulla, y en este bello templo erigido por la piedad de nuestros
mayores abristeis un manantial de dones celestes: Acoged el homenaje que os
rinden vuestros hijos cercanos y lejanos, renovad vuestra providencial alianza
con ellos y confortadlos con vuestra bendición. Amén.
* * * * *
*
Plegaria en la Basílica de San Bernardino de Siena
Oh Dios que nos has
dado en San Bernardino de Siena un modelo de predicador de tu Palabra: Concede
que en todos los lugares a donde va a volver renazca, con su presencia, la vida
cristiana, se aplaquen las violencias y sea acogido el «Evangelio de la paz».
Te lo pedimos en el Nombre Santísimo de Jesús, Redentor del hombre, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
EN LA LEPROSERÍA DE MARITUBA
¡Señor: con
la fe que nos disteis, os confesamos
Dios Todopoderoso, nuestro Creador y Padre providente,
Dios de esperanza, en Jesucristo, Nuestro Salvador,
Dios de amor, en el Espíritu Santo, nuestro consolador!
Señor: confiando en
vuestras promesas que no pasan,
queremos vivir siempre en Vos, buscar alivio en el dolor.
Con todo, discípulos de Jesús como somos; ¡no se haga lo que queremos,
hágase vuestra voluntad, en todo nuestro vivir!
Señor: agradecidos por
la predilección de Cristo,
por los leprosos que tuvieron la dicha de entrar en contacto con El,
viéndonos en ellos... os agradecemos también los favores
en todo lo que nos ayuda, alivia y conforta:
os damos gracias por la medicina y los médicos,
por la asistencia y los enfermeros, por las condiciones de vida,
por los que nos consuelan y por los que son consolados por nosotros,
por los que nos comprenden y aceptan, y por los demás.
Señor: concedednos
paciencia, serenidad y valor;
haced que vivamos una caridad alegre, por vuestro amor,
para con quien sufre más que nosotros y para con otros que,
aun no sufriendo, no tienen claro el sentido de la vida.
Señor: queremos que
nuestra vida pueda ser útil, servir:
para alabar, agradecer, reparar e impetrar, con Cristo,
por los que os adoran y por los que no os adoran, en el mundo,
y por vuestra Iglesia, extendida por toda la tierra.
Señor: por los méritos
infinitos de Cristo, en la cruz,
"siervo doliente" y hermano nuestro, al cual nos unimos,
os pedimos por nuestras familias, amigos y bienhechores,
por el buen resultado de la visita del Papa y por Brasil.
Amén.
PLEGARIA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A NUESTRA SEÑORA APARECIDA
Señora
Aparecida, un hijo vuestro
que os pertenece sin reserva —totus
tuus!—
llamado por misterioso designio de la Providencia
a ser Vicario de Vuestro Hijo en la tierra,
quiere dirigirse a Vos, en este momento.
El recuerda, con
emoción, por el color moreno
de esa vuestra imagen,
otra representación vuestra,
¡la Virgen Negra de Jasna Góra!
Madre de Dios y
nuestra,
proteged a la Iglesia, al Papa, a los obispos, a los sacerdotes
y a todo el pueblo fiel; ¡acoged bajo vuestro manto protector
a los religiosos, religiosas, a las familias,
a los niños, a los jóvenes y a sus educadores!
Salud de los enfermos y
Consoladora de los afligidos,
sed consuelo de los que sufren en el cuerpo o en el alma;
sed luz de los que buscan a Cristo,
Redentor del hombre; todos los hombres
mostradles que sois la Madre de nuestra confianza.
Reina de la paz y
Espejo de justicia,
¡alcanzad para el mundo la paz,
haced que Brasil tenga paz duradera,
que los hombres convivan siempre como hermanos,
como hijos de Dios!
Nuestra Señora
Aparecida
bendecid este vuestro santuario y a quienes en él trabajen,
bendecid a este pueblo que aquí reza y canta,
bendecid a todo vuestros hijos,
bendecid a Brasil.
Amén.
PLEGARIA DEL SANTO
PADRE JUAN PABLO II
A NUESTRA SEÑORA APARECIDA
Señora
Aparecida, un hijo vuestro
que os pertenece sin reserva —totus
tuus!—
llamado por misterioso designio de la Providencia
a ser Vicario de Vuestro Hijo en la tierra,
quiere dirigirse a Vos, en este momento.
El recuerda, con
emoción, por el color moreno
de esa vuestra imagen,
otra representación vuestra,
¡la Virgen Negra de Jasna Góra!
Madre de Dios y
nuestra,
proteged a la Iglesia, al Papa, a los obispos, a los sacerdotes
y a todo el pueblo fiel; ¡acoged bajo vuestro manto protector
a los religiosos, religiosas, a las familias,
a los niños, a los jóvenes y a sus educadores!
Salud de los enfermos y
Consoladora de los afligidos,
sed consuelo de los que sufren en el cuerpo o en el alma;
sed luz de los que buscan a Cristo,
Redentor del hombre; todos los hombres
mostradles que sois la Madre de nuestra confianza.
Reina de la paz y
Espejo de justicia,
¡alcanzad para el mundo la paz,
haced que Brasil tenga paz duradera,
que los hombres convivan siempre como hermanos,
como hijos de Dios!
Nuestra Señora
Aparecida
bendecid este vuestro santuario y a quienes en él trabajen,
bendecid a este pueblo que aquí reza y canta,
bendecid a todo vuestros hijos,
bendecid a Brasil.
Amén.
PLEGARIA A LA VIRGEN MARÍA
¡Santa
María, Virgen y Madre!
El Señor te ha bendecido
más que a todas las mujeres de la tierra:
nuestro pueblo, lleno de alegría, celebra tu gloría.
Tú has concebido primero en tu
corazón, por medio de la fe
y luego en tu seno virginal, al Hijo del Altísimo
y lo has dado a luz por obra del Espíritu Santo,
convirtiéndote en Madre de Dios.
Tú, al pie de la cruz de tu
Hijo,
mientras el dolor traspasaba tu alma,
mostrando tu esperanza inquebrantable,
has cooperado en nuestra restauración en la gracia,
y eres Madre nuestra.
Tú, que nos has dado ejemplo
en tu hogar de Nazaret,
haz que en el santuario de nuestras familias
sea siempre bendecida y respetada la vida concebida
y que reine en ellas la concordia y el amor cristiano.
Tú, que eres signo de
esperanza y consuelo para todos,
ayúdanos a renovar espiritualmente nuestro país,
amando y respetando a nuestros hermanos,
haciéndonos promotores de verdad, de justicia, de libertad y de paz.
Tú, a quien todas las
generaciones llaman bienaventurada,
concede a todos los hombres caminar juntos,
sin desfallecer y superando obstáculos,
hasta encontrarnos unidos en la casa del Padre.
Santa María, Virgen y Madre,
recibe la alabanza y el agradecimiento
de este pueblo argentino que a lo largo de su historia
ha experimentado eficazmente tu valiosa intercesión.
Amén.
Oración por la Canonización de la Madre Teresa y
para pedirle un favor
Jesús, tú hiciste de
la Madre Teresa un ejemplo inspirador de Fe firme y Caridad ardiente, un
testigo extraordinario del camino de la infancia espiritual y una gran maestra
del valor y dignidad de toda vida humana.
Concédenos que ella
sea venerada e imitada como uno de los santos canonizados de la Iglesia.
Escucha las súplicas
de todos aquellos que buscan su intercesión, especialmente la petición que en
este momento imploro...
(mencione aquí la
gracia que desea obtener con la intercesión de la beata Madre Teresa de
Calcuta).
Haz que sigamos su
ejemplo atendiendo a tu grito de sed desde la cruz y te amemos bajo las
apariencias
de los más pobres de los pobres, especialmente los menos amados y menos
aceptados.
Te pedimos esto por la
intercesión de María, tu Madre y Madre de todos nosotros.
Amén.
Oración a
la Beata Madre Teresa de Calcuta
Beata Teresa de
Calcuta, deseando ardientemente amar a Jesús como nunca antes había sido amado,
te entregaste completamente a Él, sin negarle nada.
En unión con el
Corazón Inmaculado de María, aceptaste la llamada de Jesús para saciar su
infinita sed de amor y de almas y así ser portadora de su amor por los más
pobres entre los pobres.
Con confianza llena de
amor y abandono total cumpliste su voluntad, testimoniando la alegría de
pertenecerle a Él totalmente.
Te uniste tan
íntimamente a Jesús, tu Esposo crucificado, que Él, suspendido en la Cruz, se
dignó compartir contigo la agonía de su Corazón.
Beata Teresa, tu que
prometiste traer continuamente la luz del amor a aquellos que viven en la
tierra, intercede para que también nosotros deseemos saciar la ardiente sed de
Jesús amándole apasionadamente, compartiendo sus sufrimientos con alegría y
sirviéndole de todo corazón en nuestros hermanos y hermanas, especialmente en
aquellos que, más de todos, son “no amados” y “no deseados.”
Amén.
Madre de
los Pobres (de Alejandra Darú)
Capullo de Albania,
niña bendecida,
madre de los pobres por Dios elegida.
Regalo del cielo envuelta en un sari,
sandalias de Pablo, incansable viajera.
Madre de los pobres entre los más pobres,
multiplicando amor desde una moneda,
para repartirlo entre seres hambrientos,
enfermos y solos, en unas literas.
Madre de Calcuta, ejemplo de todos,
¿Qué calle no conoció
tu amor y fortaleza?
¿Qué niño no sintió tu
ternura al recibirlo?
¿Quién no aprendió tu
oración de Misionera?
Beata en el Cielo que amaste en la Tierra
a cada mendigo que diste la mano,
Madre de los pobres entre los más pobres,
hazme descubrir a Jesús en cada hermano.
Amén.
Se ruega comuniquen
las gracias recibidas por medio de la intercesión de la beata Teresa de Calcuta
a una de estas direcciones:
The Postulator
54A
Postulation of Mother Teresa
2498 Roll Drive
PMB 733
Oración por la Familia
Padre Celestial, nos
has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret. Ayúdanos, Padre
amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine amor, la paz y la
alegría.
Que sea profundamente
contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría. Ayúdanos a
permanecer unidos por la oración en familia en los momentos de gozo y de dolor.
Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia especialmente
en los momentos de angustia.
Haz que el corazón de
Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo y
ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiares de una manera santa.
Haz que nos amemos más
y más unos a otros cada día como Dios nos ama a cada uno de nosotros y a
perdonarnos mutuamente nuestras faltas como Tú perdonas nuestros pecados.
Ayúdanos, oh Padre
amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir con
una gran sonrisa. Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría, ruega
por nosotros.
Santos Angeles de la
Guarda permaneced a nuestro lado, guiadnos y protegednos. Amén
-Madre Teresa de Calcuta M.C.
Oración
para Aprender a Amar
Señor, cuando tenga
hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté
desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi
comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda
atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor,
de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro
amor misericordioso, imagen del tuyo.
-Madre Teresa de Calcuta M.C.
Oración
para Sonreír
Señor, renueva mi
espíritu y dibuja en mi rostro
sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición.
Que mis ojos sonrían
diariamente
por el cuidado y compañerismo
de mi familia y de mi comunidad.
Que mi corazón sonría
diariamente
por las alegrías y dolores que compartimos.
Que mi boca sonría
diariamente
con la alegría y regocijo de tus trabajos.
Que mi rostro dé
testimonio diariamente
de la alegría que tú me brindas.
Gracias por este
regalo de mi sonrisa, Señor.
Amén.
-Madre Teresa de Calcuta M.C.
De todas
maneras
Las personas son
irrazonables, ilógicas y centradas en si mismas,
AMALAS DE TODAS MANERAS
Si haces el bien, te
acusarán de tener motivos egoístas,
HAZ EL BIEN DE TODAS MANERAS
Si tienes éxito
ganarás falsos y verdaderos enemigos,
TEN EXITO DE TODAS MANERAS
El bien que hagas se
olvidará mañana,
HAZ EL BIEN DE TODAS MANERAS
La honestidad y la
franqueza te hacen vulnerable,
SE HONESTO Y FRANCO DE TODAS MANERAS
Lo que te tomó años en
construir puede ser destruido en una noche,
CONSTRUYE DE TODAS MANERAS
La gente de verdad
necesita ayuda pero te podrían atacar si lo haces,
AYUDALES DE TODAS MANERAS
Dale al mundo lo mejor
que tienes y te patearán en los dientes,
DALE AL MUNDO LO MEJOR QUE TIENES DE TODAS MANERAS
Amén
-Madre Teresa de Calcuta M.C.
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