También llamado damasco, chabacano o albérchigo,
es el fruto del albaricoquero (Prunus armeniaca).
El β-caroteno es el elemento que le otorga su
color anaranjado característico.[1]
Esta drupa es originaria de las zonas templadas
de Asia —en áreas como Corea del Norte o Manchuria—, y los romanos la
introdujeron en Europa a través de Armenia.[2]
El término albaricoque tiene su origen en
el árabe andalusí الْبَرْقُوق (al-barqūq, «las ciruelas»).
Este evolucionó
del griego bizantino βερικοκκίᾱ (berikokkíā, «árbol de albaricoque»),
derivado del griego posterior πραικόκιον (praikókion, «albaricoque») y del
mismo modo del latín persica praecocia con significado de «melocotón de maduración temprana»
o siguiendo el origen etimológico «melocotón precoz» (praecoquus, de prae- «antes»
y coquō «madurar»).[3][4][5] De igual manera se tiene malum praecocia, que literalmente significa
«manzana de maduración temprana».
El término «maduración
temprana» o «precoz» se debe a que estos frutos alcanzan la madurez antes que
los melocotones, siendo la maduración de los albaricoques por mayo o principios
de junio —de ahí que también tenga el nombre de mayuelo— a diferencia de los melocotones que maduran en pleno
verano.
El albaricoquero es un árbol pequeño, de 8 a 12 m de
altura, con un tronco de hasta 40 cm de diámetro y una copa densa y
extendida.
Las hojas son ovadas, de 5 a 9 cm de largo y de 4 a
8 cm de ancho, con una base redondeada, una punta puntiaguda y un margen
finamente dentado.
Las flores miden de 2 a 4,5 cm de diámetro, con cinco
pétalos de color blanco a rosado; se producen de forma individual o en parejas
a principios de la primavera antes de las hojas.
El fruto es una drupa (fruta de hueso) similar a un melocotón pequeño, de 1,5 a 2,5 cm de diámetro —aunque más
grande en algunas plantaciones modernas—, con un color desde amarillo hasta
naranja, a menudo teñido de rojo en el lado más expuesto al sol; su superficie
puede ser lisa (botánicamente descrita como glabra)
o aterciopelada con vellosidades cortas.
La pulpa suele ser empleada como alimento,
pero en algunas especies como P. sibirica es seca.
Su sabor puede variar de dulce a ácido.
La semilla única está encerrada en una cáscara dura, con una
textura granulosa y suave, excepto por tres crestas que corren por un lado.[8][9]
El albaricoque más comúnmente cultivado, P. armeniaca, se conocía en Armenia durante
la antigüedad y se ha cultivado allí durante tanto tiempo que anteriormente se
pensaba que se originó allí —de ahí el epíteto de su nombre científico—.[10]
Sin embargo, esto no está respaldado por estudios genéticos,
que en cambio confirman la hipótesis propuesta por Nikolai Vavilov de que la
domesticación de P. armeniaca ocurrió
en Asia Central y China
El albaricoque domesticado luego se difundió hacia el sur
hasta Asia meridional,[11] al oeste hasta el Asia Occidental (incluida Armenia), Europa y
el norte de África, y al este hasta Japón.
Categoría: FRUTA
FRUTA DE HUESO
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