lunes, 8 de diciembre de 2025

INMACULADA CONCEPCION DE MARIA

 

 


 

Categoiría-;  RELIGIÓN

 

PATRONA  DE  ESPAÑ

 

 

8  DE   DICIEMBRE

 

PATRONA  DE  ESPAÑA

 

La Inmaculada Concepción de María, conocida también como la Purísima Concepción, es un dogma de la Iglesia católica proclamado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo, recogiendo de esta manera el sentir de dos mil años de tradición cristiana al respecto.

 

Es uno de los cuatro dogmas marianos de la Iglesia católica

 

Debatido por teólogos medievales, no fue reconocido como dogma sino hasta 1854, por el papa Pío IX en la bula papal Ineffabilis Deus.

 

Si bien el dogma mariano de la Inmaculada concepción afirma la libertad de María del pecado original, el concilio de Trento (1545-1563) ya había afirmado previamente que era libre de pecado.

 

No debe confundirse este dogma con la doctrina del nacimiento virginal de Jesús, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón mientras que María permaneció virgen antes, durante y después del parto.

 

La Inmaculada Concepción se convirtió en un tema popular en la literatura, pero su naturaleza abstracta hizo que tardara en aparecer como tema en las obras de arte.

 

La iconografía de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción muestra a María de pie, con los brazos extendidos o las manos juntas en oración.

 

La festividad de la Inmaculada Concepción se celebra el 8 de diciembre.[4]

 

En Francia, en 1830, la vidente Catalina Labouré (2 de mayo de 1806 – 31 de diciembre de 1876) tuvo una visión de la virgen María de pie sobre un globo terráqueo mientras una voz le ordenaba que hiciera una medalla imitando lo que veía.

 

La medalla decía: «Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti»,[8]​ lo que era una confirmación de la propia María de que había sido concebida sin pecado, lo que confirmaba la Inmaculada Concepción.

 

Su visión marcó el comienzo de un gran renacimiento mariano del siglo XIX.

 

En 1858, la vidente Bernadette Soubirous dijo que la virgen María se le había aparecido en Lourdes, en el sur de Francia, para anunciarle que ella era la Inmaculada Concepción; la Iglesia Católica posteriormente aprobó la aparición como auténtica.[10]

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