miércoles, 17 de mayo de 2023

17 MAYO

 





ETA

LA

ASESINA


Categoría: NO DEBEMOS OLVIDAR

 

17  mayo 1979

44º ANIVERSARIO

 

Es  asesinado por ETA en Lemona-Vizcaya-PAÍS VASCO-ESPAÑA

 

vigilante de seguridad

ANTONIO PÉREZ GARCÍA






Tiroteado por dos terroristas encapuchados mientras procedía a aparcar su coche.

Antonio Pérez trabajaba como vigilante en la empresa Cementos Portland de Lemona, al tiempo que gestionaba el Bar La Herradura en esa localidad vizcaína.

El 17 de mayo por la noche Antonio salió de su trabajo en la cementera y se dirigió con un compañero al bar de su propiedad.

Dejó a su acompañante en la puerta del local y se dirigió a un aparcamiento cercano.

Cuando se disponía a entrar en el mismo, dos etarras encapuchados le salieron al paso.

Uno de ellos disparó una ráfaga con un subfusil a través de la ventanilla del conductor.

Antonio fue alcanzado mortalmente en el tórax por tres balas y falleció en el acto.

 

El asesinato de Antonio fue cometido por miembros del grupo Kioto de ETA.

En 1979 fue condenado el primero de los integrantes del grupo

  Juan José Larrinaga Echevarría.

En 1987 fueron condenados el resto de etarras integrantes del grupo Kioto: Juan  

  José Legorburu Guerediaga

  Ernesto María Alberdi Olano

  Juan Antonio Urrutia Aurteneche

  Fernando Iraculis Albizu.

El caso de Urrutia Aurteneche es uno más de los casos escandalosos en relación a los asesinos de la banda terrorista.

Se acogió a medidas de reinserción y se ahorró 18 años de cárcel, saliendo de prisión en 1992.

Hace vida absolutamente normal en Amorebieta, y montó en el año 2000 una empresa inmobiliaria con su compañera sentimental y su hija.

Como ha ocurrido otras veces, ninguna de las participaciones de la empresa está a su nombre, para así no tener que responder a las indemnizaciones que las sentencias condenatorias de la Audiencia Nacional le han impuesto por los asesinatos cometidos.

Entre otras, 48.000 euros que debería satisfacer a los herederos de Antonio Pérez.

Un día después del asesinato en Basauri del policía nacional Luis Navarro Izquierdo

 

 

17  mayo  1985

 

38º aniversrio

 

 

ETA acababa con la vida del

 

 

taxista 

 

JUAN JOSÉ URIARTE ORÚE






 

 

En Bermeo-Vizcaya-país vasco-españa,

 

Juan José era primo carnal del por entonces obispo auxiliar de Bilbao, Juan María Uriarte.

 

Su asesinato fue anunciado por un comunicante anónimo que dijo pertenecer a ETA y que llamó dos veces a la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA) en Bilbao para señalar el lugar donde se encontraba el cuerpo sin vida del taxista.

La veracidad del aviso se comprobó la madrugada del sábado, cuando agentes de la Guardia Civil, tras adoptar las precauciones necesarias para evitar una posible trampa de la banda, encontraron el cuerpo sin vida de Juan José en el lugar indicado por el comunicante anónimo.

El cadáver apareció en un camino vecinal próximo a la ermita de San Juan de Gaztelugache y presentaba cuatro impactos de bala, uno de ellos en la cabeza.

En la misma llamada la banda terrorista acusó a la víctima de ser "confidente de la Policía", diciendo textualmente: "hemos dejado tieso a un chivato".

Un compañero de la víctima dijo que sobre las ocho de la tarde estaba sentado con Uriarte en el vehículo de éste cuando cuatro personas, tres hombres y una mujer, requirieron sus servicios.

 

La hija mayor del asesinado se encontró con su padre sobre esa misma hora, cuando circulaba por Bermeo con el taxi ocupado por un número de personas que no pudo precisar.

 

La banda terrorista utilizó con Juan José el mismo modus operandi que ya había utilizado en anteriores atentados contra taxistas: solicitar sus servicios y obligarle posteriormente a desviarse hacia algún lugar recóndito para asesinarle.

 

A Juan José Uriarte le ha asesinado ETA porque sí, porque no les gustaba, como en tantas otras ocasiones".

Poco después de conocerse la noticia, un grupo de familiares y vecinos de Juan José hizo pública, a través de una emisora local de radio, una declaración en la que negaban cualquier actividad del taxista ajena a su profesión y desmentían rotundamente que fuese un chivato: "Ni ha sido nunca chivato, ni ha traficado con drogas, ni ha tenido jamás nada que ocultar.

Esto es un asesinato total.

Quienes le han matado se han equivocado, pero ahora ¿quién repone el error, quién le devolverá la vida?".

El funeral fue oficiado por Juan María Uriarte y otros doce sacerdotes en la Iglesia de San Salvador de Frúniz.

El propio Uriarte consideró "un error" haber acusado a su primo de confidente policial y afirmó: "No es lícito a nadie erigirse en juez, y menos en vengador".

Florencio Domínguez narró en Dentro de ETA.

 

La vida diaria de los terroristas (Aguilar, 2002), y recogió en Vidas rotas (Espasa, 2010)

 

Que  los miembros del grupo Orbaiceta de ETA, autores del asesinato de Juan José Uriarte, no se dieron cuenta de que habían asesinado a un primo del obispo auxiliar de Bilbao hasta después de cometer el atentado.

 

Entonces "se encontraron con una patata caliente entre las manos", porque "aquel atentado rozaba a la Iglesia, la única institución que ha permanecido a salvo de las acciones de ETA a lo largo del tiempo".

 

Por este motivo la dirección de ETA no sólo negó la autoría, sino que retiró las armas con las que había sido cometido para que no pudiera probarse la autoría.

 

Pero no les valió de nada.

En 1988 fueron condenados por el asesinato de Uriarte los etarras

  Elías Fernández Castañares

  Josefa Koldobika Artola Ibarreche

  Francisco Javier Echevarría González

A  penas, cada uno de ellos, de 29 años de prisión.

En 1992 fue condenado a la misma pena un cuarto terrorista

  Fernando Vicente Luis Astarloa, tras haber sido extraditado desde Francia.

Según quedó determinado en la investigación del atentado, los etarras llevaron al taxista hasta un camino vecinal y allí le obligaron a ponerse de rodillas.

Esperaron a que llegara Fernando Vicente Luis Astarloa, quien se encargó de cerciorarse de que la víctima era el presunto confidente policial al que buscaban asesinar.

Fue el propio Astarloa el que le pegó el primer tiro en la nuca y, cuando su cuerpo cayó al suelo, lo remataron con otros tres disparos.

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