(Apium graveolens)
Es
una especie perteneciente a la familia de las apiáceas,
de distribución cosmopolita.
El
apio tiene un tallo largo y fibroso que se estrecha en hojas.
Dependiendo
de la ubicación y el cultivar, sus tallos, hojas o hipocótilo se comen y utilizan para cocinar.
El
polvo de semillas de apio se utiliza como especia.
Posee tallos estriados que forman una gruesa
penca con hojas acuñadas.
Toda
la planta tiene un fuerte sabor acre, es decir, amargo.
Aunque
el blanqueo de los tallos en el cultivo hace que pierdan estas cualidades,
adquiriendo un sabor más dulce y el característico aroma que al probarlo tiene
un sabor diferente lo que lo convierte en un buen ingrediente de ensaladas y
sopas.
Daniel Zohary y Maria
Hopf[5] señalan que las hojas y inflorescencias de apio formaban parte de
las guirnaldas encontradas en la tumba del faraón Tutankamón (muerto en
1323 a. C.), y que se recuperaron mericarpos de
apio datados en el siglo VII a. C.
en el Heraion de Samos.
Sin embargo, señalan
que A. graveolens crece
de forma silvestre en estas zonas, es difícil decidir si estos restos
representan formas silvestres o cultivadas».
Sólo para la antigüedad clásica se
piensa que el apio era cultivado.[6]
M. Fragiska menciona
un hallazgo arqueológico de apio que data del siglo IX a. C., en Kastanas;
sin embargo, las pruebas literarias de la antigua Grecia son mucho más abundantes.
En la Ilíada] de Homero, los caballos de los mirmidones pastan apio silvestre que crece
en los pantanos de Troya, y en la Odisea, se mencionan los prados de
violeta y apio silvestre que rodean la
Cueva de Calipso. [7]>
n el Capitulario de Carlomagno, compilado hacia 800, apium' aparece, al
igual que olisatum,
o alexanders,
entre las hierbas medicinales y hortalizas que el emperador franco deseaba ver
cultivadas.[8]
En algún momento
posterior en Europa medieval,
el apio desplazó a las alejandras.[9]
El nombre «apio» sigue
la ruta de adopción sucesiva de la planta en la cocina europea, ya que el
inglés «celery» (1664) deriva del francés céleri procedente de la término
lombardo, seleri,
del latín selinon, tomado
del griego.[10]
La tardía llegada del
apio a la cocina inglesa es un producto final de la larga tradición de
selección de semillas necesaria para reducir el amargor de la savia y aumentar
sus azúcares.
En 1699, John Evelyn ya lo recomendaba en su Acetaria.
A Discourse of Sallets: «Sellery, apium Italicum, (y de la
Familia Petroseline) era antiguamente un extraño entre nosotros (ni hace mucho
tiempo en Italia) es una especie caliente y más generosa de Macedonian
Persley o Smallage.... y por su alto y agradecido sabor se
coloca siempre en el centro de la Gran Ensalada, en las mesas de nuestros
Grandes Hombres, y en los banquetes de los Pretores, como la Gracia de toda la
Junta".[11]
El apio hace una
aparición menor en los jardines coloniales americanos; sus limitaciones
culinarias se reflejan en la observación del autor de A Treatise on Gardening, by a Citizen of
Virginia de que es «una de las especies de perejil».[12] Su primer tratamiento extendido
impreso fue en el American
Gardener's Calendar (1806) de Bernard
M'Mahon. [13]
Después de mediados
del siglo XIX, las continuas
selecciones por su refinada textura crujiente y su sabor llevaron el apio a las
mesas estadounidenses, donde se servía en jarrones de apio para salarlo y
comerlo crudo. El apio fue tan popular en Estados Unidos durante el siglo XIX y principios del XX que el historical menu archive]
de la Biblioteca Pública
de Nueva York muestra que era el tercer plato más popular en
los menús de Nueva York durante esa época, sólo por detrás del café y el té.
En aquella época, el apio costaba más que el caviar, ya que era difícil de cultivar. También
había entonces muchas variedades de apio que ya no existen porque son difíciles
de cultivar y no se transportan bien.[14]
El uso medicinal del
apio es antiguo, como lo demuestra su presencia en la Capitulare
de villis vel curtis imperii, una orden emitida por Carlomagno que reclama a sus campos para que
cultiven una serie de hierbas y condimentos incluyendo "apium"
identificada actualmente como Apium
graveolens.
La raíz napiforme contiene, además del aceite etéreo, almidón, azúcares, colina, tirosina, glutamina, asparragina y vitamina B-1
y B-2 que son necesarios para la función nerviosa y muscular.
Por
sus componentes, el jugo de apio restituye al cuerpo después de jornadas
de ejercicio intenso o fiebres.
Porcion comestible
65 gr
agua
795,4 gr
calorias
12 kcal
proteinas
1,3 gr
lipidos
0,2 gr
hidratos de
carbo no
1,3 gr
almidon
tr
No hay comentarios:
Publicar un comentario