Categoría: NUTRICIÓN
Concepto y descripción
Palabra utilizada por
Mulder en 1839 para denominar el material constituyente principal de las
células de los tejidos orgánicos.
Presentan la
particularidad, con respecto de glúcidos y lípidos, de estar compuestas también
por nitrógeno además de carbono, hidrógeno y oxígeno.
Pueden contener
asimismo azufre y en algunos casos fósforo, hierro, zinc y cobre.
Los vegetales las
fabrican del nitrógeno y el agua captados del suelo, el anhídrido carbónico del
aire y la energía sintetizada a partir de las radiaciones del Sol; de estas
proteínas vegetales se alimentan los animales herbívoros que las transforman en
proteína animal apta para la dieta de los animales carnívoros.
Están integradas por
compuestos más sencillos llamados aminoácidos en los que se descompone al
hidrolizarse; estos a su vez los forman la unión de un radical hidrocarbono,
distinto en cada caso y por tanto diferenciador, con un grupo carboxilo de
carácter ácido (COOH) y uno amino y carboxilo y se denominan uniones
peptídicas, al producirse se libera una molécula de agua.
Se conocen en la
actualidad unos doscientos aminoácidos de los cuales unos veinticinco componen
proteínas, pero son veinte los considerados importantes nutricionalmente.
Entre estos últimos hay
un grupo conocido como aminoácidos esenciales que al no poder sintetizarse en
el organismo deben ser ingeridos en la dieta; estos son:
Triptófano, lisina,
metionina, treonina, fenilanina, leucina, isoleucina, valina, y en los
lactantes la histidina.
En un ejemplo, ya clásico, si consideramos que los aminoácidos son
las letras, y las proteínas las palabras; necesitamos disponer de todas las
letras-aminoácidos que se precisen para poder componer la palabra-proteína,
sino esta no podrá ser formada.
Por esto no todas las proteínas son iguales en calidad, no tienen
el mismo valor biológico, en relación con la nutrición humana.
El valor biológico de una proteína lo establecen dos factores:
1. Número
de aminoácidos esenciales que contiene.
2. Cantidad
de cada uno de llos.
Será considerada de
alto valor biológico aquella proteína que contenga todos los aminoácidos
esenciales en proporción suficiente para nuestras necesidades.
Caso de carecer de
algún aminoácido esencial o tenerlo en menor cantidad de la precisa se conoce
por aminoácido limitante a aquel que limita el valor biológico de esta
proteína.
Las proteínas de mayor
valor biológico son, en general, las de origen animal con las de la leche y el
huevo a la cabeza, seguidas de las de hígado, riñón y corazón, y terminando por
las de carnes en general y pescados.
El resto de las
proteínas y genéricamente las de origen vegetal, tienen menor valor al estar
limitadas, en menor o mayor medida, en contenido de algún aminoácido esencial.
Se puede, sin embargo,
por ingestión simultánea de varias proteínas vegetales que se complementen en
composición de aminoácidos, obtener un valor de sustitución equivalente a una
proteína de alto valor biológico al que se denomina valor suplementario de las
proteínas.
Ejemplos de suplementación
proteica son:
1. Legumbres
ricas en lisina pero pobres en metionina que es aportada por cereales pobres en
lisina.
2. Leche
excedentaria en lisina complementa cereales deficitarios de ella.
Digestión, absorción y
utilización.
Comienza la digestión
de las proteínas en el estomago, con la acción de un fermento producido por la
mucosa gástrica, la pepsina, que tiene el efecto de romper las primeras uniones
peptídicas; a excepción de la proteína de la leche, que precisa del ataque
previo de la quimosina y la presencia de calcio, antes de poder ser degradada
por la pepsina.
Ya en el duodeno
intervienen los fermentos procedentes del páncreas (tripsina, quimotripsina y
carboxipeptidasas), que continúan desdoblando proteínas.
Siguen la acción
desintegradora los fermentos intestinales (aminopeptidasas), pasando a
aminoácidos libres los polipéptidos que le es posible.
Los aminoácidos
liberados son absorbidos en los tramos finales del intestino delgado, ya sea
por difusión o por fosforilización, pasando al riego sanguíneo y por este al
hígado que, empleando de nuevo la vía sanguínea, las envía a los tejidos, donde
pueden sufrir las transformaciones que siguen:
Formar proteínas de
los tejidos, el plasma, fermentos, hormonas, etc...
Lo cual constituye su
misión esencial.
Si por haber
excedentes o faltar algún aminoácido esencial no pudieran seguir ese camino,
los aminoácidos restantes se desdoblan en amoniaco y cetoácidos:
1. El
amoniaco resultante puede seguir dos vías:
1.1.
Pasar a urea en el hígado para ser
eliminada en la orina.
1.2.
Fusionarse con un cetoácido para
constituir otro aminoácido no esencial.
2. El
cetoácido, a su vez, puede seguir dos caminos:
2.1.
Transformarse en otros principios
inmediatos o quemarse.
2.2.
Para ello los fiversos cetoácidos
siguen diferentes vías para llegar a algún punto del ciclo de Krebs, a partir
de aquí serán las necesidades del organismo las que decidan alguna de las
posibilidades que siguen:
-
Quemarse en el mencionado ciclo
para obtener energía a razón de cuatro calorías por gramo de proteína.
-
Formar ácidos grasos que seguirán
las vías que le son propias.
-
Transformarse en glucosa, si esta
es necesaria.
-
Siguiendo el camino inverso,
retornar a cetoácidos y de estos a aminoácidos no esenciales.
2.3. Fusionarse con un
grupo –NH2 y formar de nuevo el aminoácido original.
En nuestro organismo,
a excepción de las neuronas, se está produciendo una constante renovación
celular.
Células muertas son
sustituidas por células recién formadas a partir de los aminoácidos de las
proteínas de la dieta.
Renovación que en el
caso de niños, madres lactantes y embarazadas, precisa ser suplementada a fin
de participar en la formación de una cantidad extra de proteínas que permitan,
bien el desarrollo normal del organismo, bien la formación del feto o bien el
aporte proteíco de la leche materna.
Si bien no existe un
deposito que almacene proteínas, hay en nuestro organismo unos dos kilos de
próteidos no esenciales de fácil transformación, susceptibles de uso.
No es este el caso de los aminoácidos esenciales que una vez destruidos el organismo es incapaz de reconstituir; cuestión esta que magnifica la importancia de la ingestión simultanea en el caso de suplementación proteíca o el consumo de proteínas de alto valor biológico.
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